San Fernando
Cayetana O´Dogherty, la historia de una mujer centenaria
Natural de San Fernando, la «tía Tany», como la conocen cariñosamente en su familia, cumple este viernes cien años y ha dedicado su vida a la enseñanza
Una mujer moderna de cien años
Cuando Cayetana O'Dogherty nació, España vivía bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera, faltaban aún doce años para el inicio de la Guerra Civil, y Europa se recuperaba de la Primera Guerra Mundial. La «tía Tany», como la conocen cariñosamente en su familia, cumple este viernes cien años, una mujer a la que su propia familia define como «excepcional, generosa y de fuertes convicciones religiosas y éticas».
Nacida en San Fernando el 17 de mayo de 1924, Cayetana O'Dogherty fue la cuarta de los siete hijos de Pascual O'Dogherty y Cayetana Sánchez Carmona. Su padre, aparte de desempeñar su trabajo en la Marina en el Arsenal de La Carraca, tenía una academia en San Fernando, la Academia O'Dogherty en la calle Real 110, en la que enseñaba Matemáticas y otras disciplinas a los alumnos que se preparaban para ingresar en la Armada o el ejército.
Una vida dedicada a la enseñanza
La «tía Tany» siempre tuvo «una vida muy feliz». Le gustaba coser, y de joven acudía al Casino en La Alameda con los guardiamarinas. Hasta no hace mucho conducía y recogía a sus amigas para ir a jugar a las cartas, incluso las llevaba a otros pueblos a comer los sábados. Aún juega a las cartas con sus sobrinas, y hace sudokus y crucigramas.
Uno de los recuerdos que tiene grabado en su memoria fue «cuando tenía doce años y durante la feria, Moisés, el padre de una amiga, nos dijo que fuéramos a casa corriendo, y nosotras no sabíamos que pasaba, y nos dijo que había empezado la guerra».
Comenzó muy pronto a interesarse por el mundo de la enseñanza. En aquellos tiempos, el papel de la mujer era muy diferente al actual, «más difícil», como ella mismo reconoce, y los estudios superiores estaban reservados para los hombres. Su hermano Ramón estudió Medicina, Pascual alcanzó el grado de Contralmirante Ingeniero Naval y Ángel se marchó a México donde acabaría siendo Agregado Cultural en la embajada española. Las cuatro hermanas, Concha, Cayetana, Mamen y Bely asistían al colegio pero no cursaban estudios superiores. Concha y «Tany» comenzaron pronto a ayudar en la academia de su padre, Concha daba clases de Matemáticas, Física y Química, mientras que Cayetana abarcaba asignaturas como Historia, Geografía o Lengua, entre otras. Bely hizo estudios superiores de profesor mercantil.
En el momento en el que su padre tuvo que dejar la academia por motivos de salud, Cayetana junto a sus hermanas transformaron la institución académica en un colegio para alumnos entre los tres y los catorce años, que posteriormente se examinaban por libre en el instituto Columela en Cádiz, donde solían sacar calificaciones bastante altas. A sus clases acudieron unas alumnas que se iban a examinar en la Escuela de Comercio de Cádiz, y al percatarse que dominaban el programa, tanto Cayetana como Concha decidieron acceder a dicha titulación.
Una mujer referente
«Siempre me gustó dar clases», comenta. Las normas para los centros educativos se fueron endureciendo y poco a poco la academia fue cerrando, y lo hizo de manera gradual, eliminando un curso todos los años. Cayetana decidió obtener la titulación de Magisterio en el año 1962 y también daría clases de Formación Profesional, y dio clases en la Escuela de Maestría Industrial a alumnos de la rama administrativa. Aún conserva su título y sus calificaciones, y en todas las asignaturas sacó sobresaliente o matrícula de honor. «A mí me ha gustado estudiar toda la vida», afirma. «Mi vocación ha sido siempre le enseñanza y la familia». Sus notas fueron tan buenas que en las oposiciones a nivel estatal sacó la mejor calificación de todo el país con 56 años.
La «tía Tany» obtuvo su plaza en el instituto Las Salinas, institución académica en la que trabajó hasta que se jubiló a los 65 años tras nueve años como empleada. Durante su amplia trayectoria laboral en el mundo de la enseñanza dio clases a alumnos como a los periodistas Pepe Oneto y Enrique Montiel, el escultor Alfonso Berranquero, al almirante José Enrique de Benito o el cardiólogo José Revuelta Soba.
A escasas horas de cumplir cien años, la «tía Tany» se muestra «feliz» y «muy satisfecha de que me traten así». Celebrará su cumpleaños el sábado junto a su familia, un día especial al que incluso acudirán familiares residentes en México. Aún no sabe el deseo que pedirá cuando sople las velas de la tarta, pero «yo no quiero exigir nada, lo que Dios quiera».