san fernando

Las castañas de Francisco Gómez que «dan vida»: más de 40 otoños al fogón y la espera de un merecido homenaje

Tras el fallecimiento de su mujer Salvadora Vega en 2020, la familia del castañero solicitó al Ayuntamiento de San Fernando un «grupo escultórico» en reconocimiento a su labor y oficio durante más de 40 años

«Por lo menos que lo vea en vida, si ya lo prometió», reivindica su hijo Paco Gómez

Francisco Gómez, castañero de San Fernando pepe ortega
Pepe Ortega

Pepe Ortega

San Fernando

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Son las siete de la tarde y ya es noche cerrada en San Fernando. Noviembre agota sus últimos cartuchos sin que el frío haga acto de presencia y la calle Real está cargada de un aroma que delata que la Navidad está a la vuelta de la esquina. «¡Vamos, que están calentitas, María!», se escucha a lo lejos. Con cada paso hacia la plaza del Rey, el olor se intensifica hasta dar con el responsable. Francisco Gómez remueve con fuerza la olla repleta de castañas y la vacía en la cesta. Son más de 40 otoños en el mismo lugar, con las manos manchadas de carbón. Toda una vida compartida con su mujer Salvadora Vega, fallecida hace 4 años, y con la que formaba un equipo que se convirtió en un emblema de la ciudad.

En cuestión de escasos minutos, una pequeña cola se forma delante de la mesa portátil en la que está apoyada la cesta. «A mí me encantan las castañas y estoy harto de probarlas por todos lados; pero como las vuestras, ninguna», confiesa un joven isleño a Paco Gómez, quien ayuda a su padre a despachar todas las tardes. Los clientes se marchan contentos con su cartucho de castañas y algunos aprovechan para hablar con Francisco. «Me gusta ver a la gente y que me digan 'Adiós, Francisco' y me saluden», afirma el castañero. El sonido del carbón ha sido la banda sonora desde su vida. «Cogí una olla y con palos de leña, ni carbón ni nada, empecé a hacer las castañas. Iba vendiendo y vendiendo, ganaba 4 pesetillas y ya empecé a venir todos los días. Aquí es donde me he criado. Yo tenía 8 o 10 años y ya estaba liado en este lugar», recuerda mientras señala el suelo de 'su' esquinita de la Plaza del Rey. Fue el primero de su familia en dedicarse a asar y vender castañas, un fruto que empezó a traer a San Fernando desde Cádiz en tren. «Hace muchos años, había un hombre que vendía castañas con un burro por la calle Real, y él lo vio y decidió hacerlo también», añade su hijo.

Francisco es el encargado de inaugurar el otoño. Sin embargo, hace un mes ha sufrido un problema de salud que lo ha mantenido apartado durante un tiempo. Nada más salir del hospital, tenía claro qué quería hacer. «Salió del hospital y se vino aquí conmigo a vender. No tenía fuerzas ni para hablar, pero estando aquí ha ido subiendo, subiendo y subiendo hasta ahora. Vender castañas le ha dado la vida«, relata su hijo, quien asegura que va a continuar con la tradición familiar. El castañero le echa sal a las castañas y al carbón, que empieza a ahumar con fuerza. «Esto no lo puedo dejar mientras me encuentre así», sostiene con contundencia.

Ha sido una mala temporada para las castañas. Las inclemencias meteorológicas han afectado la producción de este fruto en los campos gallegos, de donde los castañeros isleños importan el producto. «Para nosotros, la mejor castaña es la gallega», afirma Paco. El estallido de alguna que otra castaña le obliga a recordar a sus ayudantes que han de cortarlas. Francisco aviva el fuego con un ventilador conectado a una batería y recuerda aquellos tiempos en los que el carbón era de mayor calidad. «Antiguamente, utilizábamos el carbón de los trenes y te duraba todo el día». De vez en cuando, alguna castaña explota y obliga a recordarles a sus ayudantes que deber cortarlas para que no suceda. Cuando están listas, vierte otra tanda en la cesta. «Es el mejor castañero que hay, él y su mujer. Las hace que no veas», afirma una vecina que mira atentamente cómo Francisco remueve las castañas en el fogón mientras espera su cartucho.

El olor a castañas que llena las calles de San Fernando, gracias a Francisco, reparte la misma vida que él encuentra al estar con las manos negras en su esquinita de siempre.

La ilusión por una estatua en su recuerdo

Salvadora y Francisco eran un equipo. Mientras ella despachaba al público, él se encargaba del fogón. Tras el fallecimiento de Salvadora, a principios de octubre 2020, la familia de los castañeros llevó a cabo una recogida de firmas para solicitar un monumento conmemorativo a la tradición de los castañeros de San Fernando que estuviera personificado en ella y en su marido.

«Desde hace más de 40 años, la figura de Los Castañeros en nuestra ciudad ha sido un referente de la llegada al otoño, las Navidades y una figura que ha abarcado tanto a los ciudadanos como a las personas que venían de paso sentimientos marcados, desde la tradición, el esfuerzo y la constancia, hasta la unión inseparable, el amor y la humildad de su trabajo y legado», reza la petición que suma más de 600 firmas.

La solicitud llegó incluso al Pleno Municipal. El 29 de octubre de 2020, tanto AxSí como el PP San Fernando hicieron referencia en el punto de ruegos a la petición de colocar, en la Plaza del Rey, un grupo escultórico en reconocimiento a Los Castañeros. «El ruego va en relación al interés de toda la familia de Salvadora Vega y Francisco Sánchez Gómez, los castañeros, de que cuenten con un grupo escultórico a imagen y semejanza. Creo que se lo merecen y le rogamos que le den el debido trámite«, afirmó Francisco J. Romero, portavoz del Grupo Municipal AxSí.

Por su parte, durante esa misma sesión, José Loaiza García, presidente del PP San Fernando, también hizo hincapié en la misma línea. «Rogamos que el gobierno municipal adopte las medidas administrativas oportunas para la ejecución de una escultura dedicada al oficio de castañero como homenaje a las personas que desempeñan este tradicional trabajo, en la que se represente al matrimonio de la isleña Salvadora Vega recientemente fallecida y que durante más de cuarenta años desempeñó tal labor, llegado a formar parte del paisaje urbano de San Fernando«, declaró.

Según la familia, el Ayuntamiento de San Fernando les «prometió» la ejecución del monumento una vez las obras del consistorio estuvieran finalizadas. Sin embargo, cuatro años después de que la reclamaran, aún no tienen noticias al respecto y continúan a la espera. «Por lo menos que lo vea en vida, si ya lo prometió. Una estatua con ellos dos juntitos con sus mesitas, que llevan toda la vida aquí, desde niños. Para nosotros sería un orgullo», reivindica Paco.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación