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Absuelto el acusado de asesinar a una compañera de una residencia de San Fernando: «Nadie lo vio ir al cuarto de la víctima»
El jurado ya lo absolvió al considerar que no estaba probado que el procesado provocara un incendio para acabar con la vida de la mujer
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La Audiencia Provincial de Cádiz ha absuelto de un delito de asesinato al acusado de haber acabado en el verano de 2017 con la vida de una mujer en una residencia de San Fernando provocando un incendio en la habitación que esta usuaria ocupaba. Ya en octubre pasado, tras la celebración del juicio, el jurado popular lo declaraba inocente al no ver elementos probatorios suficientes en su contra. La Fiscalía solicitaba que fuera condenado a 25 años de prisión por asesinato con alevosía en concurso con un delito de incendio con peligro para la vida e integridad física de las personas. La acusación particular, la hija de la víctima, pidió prisión permanente revisable, mientras que la defensa insistió en que el fuego pudo ser accidental y por ello requirió la libre absolución.
La sentencia, facilitada por el TSJA, da como hechos probados que J. , sin antecedentes penales y diagnosticado de trastorno bipolar tipo 11 y trastorno mixto de la personalidad. se encontraba desde 2015 ingresado en la residencia para personas con enfermedades mentales Faisem de San Fernando.
El 15 de mayo de 2017 se decide su traslado a la Casa Hogar en Buen Pastor, siendo ésta una casa hogar de puertas abiertas que funciona como red de apoyo social para este colectivo. Desde su llegada a dicho centro o poco tiempo después, el acusado empezó a tener episodios de enfrentamiento con M., usuaria de este centro, que se encontraba incapacitada siendo persona especialmente vulnerable. En esos incidentes J. la «insultaba y menospreciaba», relata el fallo.
Así, días antes del 17 de junio de 2017, los incidentes fueron agravándose y el procesado llegó a amenazar a la víctima. Entre las 1.30 y 2.00 horas de la madrugada se produjo un incendio en la mencionada casa hogar cuyo origen era la habitación de la mujer, lo que provocó una gran humareda que se extendió a toda la vivienda, «sin que se sepa quién lo provocó, ni que pudiera descartarse que se debiera a un descuido de la usuaria de dicha estancia, que hubiera fumado en la cama pese a que estaba prohibido como ya había sucedido otras veces».
El fuego propagó un denso humo, que provocó que varios usuarios y trabajadores fueran afectados. En concreto, tuvieron que ser atendidas por intoxicación varias personas. Entre ellas la víctima que sufrió heridas muy graves y falleció días después por una insuficiencia respiratoria severa y quemaduras en el 72 por ciento de su cuerpo.
La sentencia establece que los trabajadores de la casa hogar cumplieron con todos los protocolos y normativas adecuadas teniendo en cuenta el tipo de usuarios del centro, su evolución y su además su intervención el día de los hechos evitó mayores daños personales y víctimas.
Como relata el presidente de la Sala en la sentencia, el jurado hizo en su veredicto alguna matización sobre la actuación del acusado con la víctima entendiendo que solo se ha acreditado que le amenazó días antes y no otros hechos de la acusación como arrojar cenizas a la cama de la víctima, «lo que no tiene trascendencia practica». También en la versión de las acusaciones ha entendido como acreditado la falta de participación de acusado pero entienden probado por unanimidad que «en los resultados lesivos influyó que el sistema de alarma antiincendio estuviera desconectado por error y que no se hubieran extremado por dichos trabajadores las precauciones suficientes para evitar que los usuarios no utilizaran mecheros en el interior del centro», pero no por ello les inculpa en esta causa.
Como indicio de cargo se expuso durante el juicio que en la noche del incendio, como una media hora antes, el procesado había acudido al lugar donde se encontraban las monitoras donde, les solicitó una pastilla para dormir. Dichas trabajadoras señalaron que eso sucedía con cierta frecuencia. También señalaron que regresó a su habitación por donde había venido, justo el ala de la casa hogar donde se encuentran lo hombres separados del ala de mujeres, donde se produjo el incendio entre 20 y 30 minutos después. «Nadie presenció a J. dirigirse al cuarto de la víctima».
Otro indicio leve era que la tarde anterior el acusado había sido visto entrando en el centro, dirigiéndose de forma apresurada a su cuarto desde con una bolsa, desconociéndose su contenido. Un testigo presenció ese hecho y se le revisó de forma superficial su habitación sin encontrarle nada extraño. También señaló que su comportamiento no difería mucho del resto de usuarios, «aunque era un poco más cerrado, no comunicativo y tenía una actitud algo sospechosa después del incendio hasta que fue trasladado a otro centro».
Por último y como prueba principal que se empleó para comenzar una investigación fue la aparición de una sustancia acelerante en el suelo del dormitorio de la fallecida, recogido por la policía científica tras el incendio. Se trataba de parafina, pero según los peritos que elaboraron el informe se usa de forma principal en la fabricación de velas.
Por todos estos motivos, el jurado no consideró suficientemente probado la autoría del acusado y por tanto lo exculpó de cometer dicho asesinato. Y así lo recoge el tribunal en dicha sentencia. El fallo puede ser recurrido ante el TSJA.