Empleo
Los salarios de los gaditanos que se van a otras provincias suben el 17%
La mano de obra se marcha de Cádiz como antes de la pandemia, pero aumentan las llegadas y se reduce considerablemente el saldo negativo
Progresar, conseguir un puesto de trabajo con mejores condiciones y mayor sueldo. Eso, junto con la falta de oportunidades en el lugar de origen, es lo que lleva a muchas personas a mudarse a otra comunidad autónoma para comenzar una nueva andadura profesional y también vital. Los 396.148 asalariados que permanecieron en Cádiz tuvieron en 2021 un sueldo medio anual de 20.612 euros, lo que supone un incremento del 8% con respecto al año anterior. Los 5.775 trabajadores que llegaron a la provincia en 2021 declararon a Hacienda un salario de 25.692 euros, esto es un 12% mayor al que tenían al año anterior en su provincia de origen. No obstante, el incremento mayor se da en los gaditanos que se marcharon a trabajar a otras provincias de España. Los 24.681 euros de media que cobraron estos 6.387 trabajadores suponen un incremento anual del 17,2%.
La diferencia entre el número de personas que se marcharon y las que vinieron arroja en la última estadística de Movilidad del Mercado de Trabajo de la Agencia Tributaria el menor saldo negativo de la serie histórica desde 2018-2019.
Ir y venir más igualado
Asimismo, cabe señalar que en esta última estadística se puede observar el cambio en la marcha del volumen de asalariados en relación a lo que ocurría antes de la pandemia. Es decir, si antes de la pandemia el saldo entre las personas que se iban desde Cádiz a trabajar en otras provincias era de 2.016 asalariados más que se iban de los que llegaban (según la estadística que abarca el periodo 2018-2019, en la que frente a las 6.325 salidas se produjeron 4.309 llegadas) en 2021 esta diferencia se redujo quedándose en 612 personas más que se fueron a trabajar a otras provincias en relación con las que llegaron a Cádiz (6.387 salieron y 5.775 llegaron).
Hay que observar que la pandemia se refleja en los números de la estadística de movilidad del mercado de trabajo, con un aumento de cifras. En el periodo 2019-2020, 10.210 trabajadores salieron de Cádiz y 8.564 llegaron, una cifra claramente mayor que el resto de años, debido a las idas y venidas laborales de esos años. Aunque la diferencia entre unos y otros no fue excesivamente diferente al año anterior, 1.646 asalariados más se fueron en relación a los que llegaron.
El balance final del año 2021 arroja un resultado de 13.553 trabajadores más, lo que supone un repunte en relación al año anterior, en el que se perdieron 20.050 asalariados. Y situándose en cifras similares a antes de la pandemia, ya que en 2018 había 456.283 asalariados en la provincia de Cádiz, tan solo 2.635 más que en 2021.
El perfil de lo sucedido en el mercado laboral de Cádiz en 2021, según la Agencia Tributaria se resume en que de los 440.095 asalariados que había en 2020, causaron baja por diferentes motivos 37.560; otros 6.387 se mudaron a otra provincia andaluza (2.684) o de diferente comunidad autónoma (3.703).
Además, 5.775 trabajadores más experimentaron un traslado desde una provincia de Andalucía (2.531) o de otra comunidad autónoma (3.244). Se dieron de alta como nuevos trabajadores 51.725 y hubo además 396.148 personas que permanecieron sin cambios de domicilio fiscal. Con lo que 2021 registró un resultado de 453.648 asalariados, es decir, 13.553 más que un año antes.
Esta ganancia, del 3% en tasa, se sitúa ligeramente por encima de la que se produjo en el conjunto del país, que fue del 2,6%.
Más trabajadores que vienen
Es destacable que aumenta la captación de mano de obra en Cádiz de otras zonas del país (de los 4.309 de 2019 a los 5.775 de 2021), lo que trae a colación las declaraciones del presidente de la patronal de la hostelería de la provincia de Cádiz, Horeca, Antonio de María, anunciando durante la celebración del VII Foro Provincial De Turismo de Chiclana que ha mantenido reuniones con la Subdelegación del Gobierno y el director general de Migraciones para estudiar la posibilidad de contratar trabajadores procedentes de Marruecos para suplir la falta de camareros españoles en el sector gaditano. De María señaló que «en ver de venir en patera», que estos ciudadanos marroquíes entraran en el país «con un contrato en condiciones y cumpliendo el convenio». Para el responsable de la patronal hostelera, esta mano de obra «cualificada», procedente de las escuelas de hostelería de Marruecos, dispondría de alojamiento, alimentación y su pago «conforme a la normativa vigente». «Todos dicen que aquí hay muchos parados pero uno va a buscar trabajadores y no aparecen», afirmaba. Por lo que cabe preguntarse si, ya que al parecer la patronal pretende así encontrar una solución a las dificultades que atraviesa a la hora de contratar a profesionales de la hostelería en la provincia gaditana, no sería posible conseguir esos profesionales en otras provincias de España.
Con respecto a los gaditanos que se marcharon a trabajar a otras provincias de España en 2021, 2.684 lo hicieron dentro de Andalucía. 1.175 se fueron a Sevilla, 816 a Málaga, 203 a Granada, 163 a Huelva, 144 a Córdoba, 95 a Almería y 88 a Jaén. Y 3.703 a otras comunidades autónomas españolas. La mayoría de ellos, 1.192, se fue a trabajar a Madrid y 462 a Cataluña. Respecto al resto de destinos, 75 gaditanos marcharon a Zaragoza, 38 a Asturias, 292 a Islas Baleares, 195 a Las Palmas, 96 a Santa Cruz de Tenerife, 35 a Cantabria, 8 a Ávila, 24 a Burgos, 29 a León, 20 a Salamanca, 13 a Segovia, otros tantos a Soria, 38 a Valladolid, 8 a Zamora, 9 a Albacete, 32 Ciudad Real, 10 a Cuenca, 40 a Guadalajara, 53 a Toledo, 86 a Alicante, 56 a Castellón, 143 a Valencia, 78 a Badajoz, 47 a Cáceres, 120 a La Coruña, 18 a Lugo, 9 a Orense, 44 a Pontevedra, 153 a Murcia y 24 a La Rioja.
«Nos gustaría vivir en Cádiz pero no hay buenas condiciones laborales»
Marta fue la primera en hacer las maletas y dejar San Fernando, donde estaban su familia y amigos, para buscar un futuro laboral a cientos de kilómetros. Fue en el verano de 2014, tras dos años intentando conseguir empleo en la provincia. Se licenció en Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad de Cádiz (UCA) en 2012 y después trabajó sin descanso para conseguir su primera experiencia laboral. No fue posible. «Primero me centré en buscar puestos de la rama de Recursos Humanos, después abrí el espectro a todo ADE. Agoté todas las posibilidades. Mientras buscaba trabajo sin parar hice un posgrado. Pero nada, lo que encontraba era para trabajar gratis o con condiciones muy precarias», cuenta la joven. Por eso decidió irse a Madrid. Allí tuvo su oportunidad en una consultora que trabajaba para el Banco Santander, donde fue progresando. «Ahora estoy en un puesto fijo para el Grupo Santander dentro del departamento de tecnología», cuenta esta isleña de 34 años.
Su caso no es la excepción. Explica Marta que, de su grupo de amigos, los que quedan en Cádiz son trabajadores autónomos o funcionarios o se están preparando una oposición. El resto, todos los que tienen trabajo por cuenta ajena, están fuera de la provincia.
Aunque no sabe lo que será de su futuro, Marta afirma que, de momento, se queda en Madrid. «Me veo viviendo aquí y yendo a Cádiz en vacaciones a estar con los amigos y la familia», confiesa. Y es que en Madrid cuenta con oportunidades laborales. «Echo de menos la playa y el estilo de vida de Cádiz, pero la realidad es que no encaja conmigo ahora, porque necesito una ciudad con este ritmo de trabajo», explica. Es consciente de que la calidad de vida en Cádiz es mayor que en Madrid, pero le «da pena» que su tierra no ofrezca oportunidades de trabajo en su sector y, si lo hace, sea en puestos precarios.
«Mi sueldo en Madrid me permite hacer la vida que quiero, salir todos los fines de semana, viajar. Vivo cómoda», admite Marta, aunque señala que «la mitad de la nómina se me va en gastos fijos, ya que el alquiler es alto. Pero lo voy llevando».
Seis años después de Marta fue su hermana pequeña, Aurora, la que decidió dejar Cádiz en busca de un futuro mejor. En plena pandemia de covid, esta enfermera de 27 años trabajaba en una residencia de ancianos, «supuestamente a media jornada, aunque siempre hacíamos horas extra que no nos pagaban». Jornadas de 12 horas cotizando por cuatro.
«Una amiga me dijo que se iba a venir a Zaragoza, a trabajar en el Hospital Clínico Lozano Blesa, donde había estado el verano antes haciendo prácticas y no me lo pensé. Le dije que me iba con ella», narra. «Hice el papeleo y en cuatro días me vine a Zaragoza. Buscamos el piso corriendo por internet. Vine con un contrato y buenas condiciones», cuenta Aurora. Fue en el verano de 2020. En Zaragoza encontró lo que estaba buscando, «buen ambiente laboral (lejos de la rivalidad que había en la residencia) y unas condiciones salariales justas. Aquí me sentí muy apoyada, empecé desde cero y me enseñaron todo». Su sueldo pasó de los 700 euros que cobraba en la residencia de ancianos en la que trabajaba en San Fernando a 2.200 euros en el hospital de Zaragoza.
En octubre de 2021 se acabó su contrato e intentó volver. Lo hizo con su pareja, aragonés, pero sin éxito. «Estuvimos en San Fernando desde noviembre a enero y él no encontró nada de empleo. Yo estuve trabajando en un centro de salud en Arcos», cuenta Aurora. En febrero la llamaron del hospital para ofrecerle otro contrato. Y no se lo pensaron, volvieron a hacer las maletas y a instalarse en Zaragoza. «Nos gustaría vivir en Cádiz, pero no hay buenas condiciones laborales», admite. «Ahora no nos planteamos nada de cara al futuro. Al menos aquí tenemos empleo».