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El retinto, ante el otoño más incierto

ganadería

Después de meses muy complicados ante la subida generalizada de precios, la falta de lluvia puede golpear de lleno al sector

Las imponentes reses retintas son un elemento más de belleza en el paisaje de La Janda y el Campo de Gibraltar fRANCIS JIMÉNEZ

Álvaro Mogollo

Cádiz

La carne de retinto es un exponente de la gastronomía gaditana. Utilizada especialmente en la hostelería, su fama goza de buena salud y es muy apreciada por los consumidores. Sin embargo, detrás de este producto hay un sector tensionado que mira al futuro con ... incertidumbre.

Al igual que en otras ramas productivas, la subida generalizada de precios hace que el margen sea cada vez más estrecho con todas las implicaciones que ello supone. Y en este caso, además, la sequía pone en jaque una cadena que podría entrar en crisis en otoño si las lluvias no lo remedian.

Y eso que, afortunadamente, la vaca retinta, al ser autóctona, se adapta a zonas secas con clima cálido y aprovecha lo que encuentra a su paso. Pero la ausencia de precipitaciones lleva al extremo la pervivencia de ganaderos que pueden optar por rendirse.

Luis Felipe Cervera, presidente de la Asociación de Raza Retinta, considera la falta de agua el principal problema que afronta el sector: «Una vaca puede consumir unos 50 litros de agua al día de media. Si hace calor, quizá unos 70. Si el día es fresco, unos 40. Pero si tienes 100 vacas, estamos hablando de 5.000 litros de agua al día. Y no llueve».

«No vamos a tener ni siquiera para la limpieza pero tampoco para las cosechas, que se nos pueden secar si no llueve. Nos estamos terminando las aguas de los pozos», explica con preocupación. «Venimos ya de años muy secos y un próximo otoño malo en cuanto a lluvias puede ser la puñalada para bastantes explotaciones».

Por supuesto, el retinto no es ajeno a la inflación y la subida de precios, especialmente el de los piensos: «Eso ha sido ya el remate, porque se ha comido gran parte de la rentabilidad. A eso hay que sumar el encarecimiento del gasoil, que aumenta aún más el precio».

La luz en este caso no es tan relevante porque no dependen de ella de la misma manera que en otros ámbitos, pero aún así Cervera reconoce que la situación actual está haciendo mella entre las personas que se dedican al retinto: «Cunde el desánimo porque está siendo una época difícil no, lo siguiente».

La prueba de fuego para el retinto llegará con el otoño, cuando además de mirar al cielo, los turistas se marchan de la provincia de Cádiz: «El retinto tiene su mayor salida en la hostelería, así que cuando descienda el turismo veremos qué sucede. Probablemente la demanda caiga» .

Paola Del Castillo es ganadera de retinto en Tarifa y reconoce que aunque la carne de esta vaca es apreciada, aún queda mucho recorrido en cuanto a su vis comercial: «Tradicionalmente no ha sido muy valorada por los intermediarios porque los machos no dan los kilos que suelen dar los de razas cruzadas y no le dan ese valor añadido. Las hembras ahora se venden un poco mejor».

Por sus características, su negocio tiene mayores dificultades de acceso al mercado: «Nos dedicamos a la ganadería extensiva y los animales que producimos los destinamos directamente al destete. No cebamos, los vendemos directamente al cebadero. Es un poco más complicada la venta».

«Es verdad que el retinto ahora es un poco más conocido por el público, cada vez se aprecia más la raza. Pero aún es muy complicado llevarla al consumidor final. Aquí en la provincia, Cárnicas El Alcázar es el distribuidor autorizado y es el que vende el sello con la marca SAT Carne de Retinto, pero para un productor sigue siendo bastante difícil de vender».

En el caso de la venta de becerros, Paola afirma que pese al alza de los costes, no ha aumentado el precio de venta: «Se venden, sin exagerar, al mismo precio desde hace 20 años. Yo llevo en el sector desde que falleció mi padre en el año 2005 y por aquel entonces se vendía a un precio similar, por no decir el mismo».

Además de todo ello, vienen de dos años complicados por la pandemia: «También fue una época dura porque la demanda cayó mucho con el cierre de la hostelería. Pero los distribuidores hicieron un esfuerzo congelando carne y se le dio salida paliando la falta de consumo», expone Luis Felipe Cervera.

El precio de la carne de retinto ha subido alrededor de un tercio de lo que costaba habitualmente, en gran medida porque la falta de lluvias y, por ende, de pasto, tiene que ser suplida con una suplementación de la alimentación de los animales: «A los becerros hay que cebarlos y pese a ello, el incremento del precio de la carne no es equiparable al resto de subidas».

Este encarecimiento tiene su reflejo también en la hostelería, aunque no es un caso aislado, como confirman en El Retinto Tapas de Barbate: «El retinto ha subido, claro. Pero también todo lo demás. El aceite, los ibéricos, la mayonesa, todo. Una locura». «No hemos subido los precios de venta porque llegaba el verano y nos cogía el toro, pero en invierno tendré que subirlos seguro».

En la Carnicería Hermanos Sánchez, en Sanlúcar, el retinto es ahora más caro: «¿Pero qué no ha subido? Es una cosa generalizada», indica uno de los propietarios confirmando que ha tenido que incrementar el precio de cara al público.

Una carne que precisamente tiene todo lo necesario para calar entre los consumidores, argumenta Del Castillo: «Tiene una calidad estupenda con una propiedades organolépticas que son óptimas para el consumo humano».

Las reses necesitan una gran cantidad de alimento Francis Jiménez

Las ayudas, imprescindibles

Ante esta coyuntura, el apoyo de las administraciones se presenta más relevante que en cualquier otra ocasión: «Si no mejora la situación, para tener una ganadería de calidad y sostenible, las autoridades van a tener que inventar algo. Porque si no, tienes que matar las vacas para hacer dinero», dice Cervera.

«Si yo hago eso, me quedo con 50 vacas en lugar de con 100. Pero eso es un bucle y al final acabaría afectando a todos, porque yo pasaría a comprar menos pienso, necesito menos mano de obra y terminaría habiendo desabastecimiento».

Paola Del Castillo incide en la misma línea: «Las ayudas, que antes eran un apoyo, cada vez son menores y con unas condiciones muy complicadas de seguir. No se adaptan a la realidad del campo y los costes se siguen incrementando y encima el tiempo no acompaña».

«Esto tiene como resultado que no solo va a haber menos retinto, sino menos ganadería y menos agricultores. Y España es un país que tradicionalmente ha sido agrario y nos lo estamos cargando. No paramos de decirlo, pero no sé qué va a pasar cuando sea una realidad, porque cada vez hay más abandono».

Cervera habla del impacto en el empleo: «Tengo a dos personas trabajando y luego contrato a una empresa o más personal cuando hay que sembrar o recolectar. Las dos personas se manejan bien con las 98 vacas que tengo, pero las necesito a las dos porque si no se complica mucho el trabajo y sobre todo el cuadrar los descansos y las vacaciones porque el campo no para. Si tengo que prescindir de uno de ellos, a ver cómo se hace».

«El sector agrario da empleo. Hay un estudio que indica que por cada persona que se incorpora al campo, da una media de 10 puestos de trabajo indirecto y directo. Y en un país cuyo paro yo no sé ya por dónde van las cifras, imaginaos lo importante que es que no se pierda esto», expone Paola.

Por ello ve indispensable las ayudas para mantener a flote el sector: «Son necesarias si no queremos que ver una ganadería extensiva sea una fantasía. Sobre todo el retinto, que es una raza nuestra y que tradicionalmente ha estado aquí por algo».

Mientras tanto, miran al cielo esperando que llegue una lluvia que se antoja más necesaria que nunca: «Esperemos que no se dé una tormenta perfecta en otoño, porque en la anterior temporada no hubo precipitaciones hasta marzo. Y si no hay agua, ahora no te puedes arriesgar a sembrar y menos sin saber si hay seguros o ayudas para cubrirse las espaldas».

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