El Tiempo en Cádiz
La relación entre la DANA y el cambio climático
Javier Benavente, decano de la facultad de Ciencias del Mar y Ambientales de la UCA, señala que la subida de la temperatura del mar «hace a este fenómeno más peligroso»
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La provincia de Cádiz aprende la lección y capea la DANA sin lamentar daños personales
La provincia de Cádiz ha sufrido el azote de una segunda DANA en apenas dos semanas. Este fenómeno climatológico, una Depresión Aislada en Niveles Altos, se produce cuando una porción de aire frío en capas medias y altas queda aislada de la circulación atmosférica general, lo que provoca un comportamiento errático y una tendencia a desencadenar intensas lluvias. Los políticos y los ciudadanos aprendieron la lección tras lo acontecido en Valencia hace quince días y la precaución y la cautela fueron las notas predominantes tanto en la jornada del miércoles por la noche como el jueves, con la suspensión de las clases en una veintena de municipios, la suspensión de toda actividad académica en los cuatro campus de la Universidad de Cádiz, el cierre de todas las estaciones de ITV de la provincia, así como la decisión propia de muchos comerciantes de cerrar ante la alerta naranja declarada en la región gaditana para la jornada del jueves.
El término DANA ha pasado a ser una de las palabras más conocidas por los españoles, un fenómeno que solía ser aislado, pero que en apenas dos semanas ha sacudido a España, y las lluvias más intensas se han vuelto a producir en las mismas provincias: Valencia, Cádiz, Málaga y Huelva. Los expertos anuncian que estos sucesos pueden repetirse con mayor regularidad, con mayor intensidad, y ser más destructivos.
La provincia de Cádiz es «una zona en la que no estábamos habituados a la aparición de estas DANAS, ni siquiera a lo que antes se denominaba gota fría, que sí solía ocurrir por la zona del Mediterráneo», afirma Javier Benavente, decano de la facultad de Ciencias del Mar y Ambientales de la Universidad de Cádiz. «En estos casos, lo que podemos estar achacando a la aparición de estas DANAS en la zona del Golfo de Cádiz o a la llegada con esta frecuencia inusual, es posiblemente debido a la temperatura a la que se encuentra el océano, y esto fundamentalmente está relacionado con el cambio climático«.
«Por un lado hemos visto que en la zona del Mediterráneo parece que han aumentado la frecuencia de este fenómeno, y sobre todo la intensidad debido a esas temperaturas inusuales que ha alcanzado el mar Mediterráneo en los últimos años, sobre todo este verano, donde se ha acercado casi a los 30 grados», sostiene.
Esta situación vivida en la zona del Mediterráneo es lo que «nos encontramos ahora» en el Golfo de Cádiz, pero «con una situación no igual, pero similar» y «las DANAS provenientes del Mediterráneo, que tenderían a desaparecer en el momento en el que tocaran tierra, comportándose como un pequeño huracán, cuando llegan al Golfo de Cádiz la temperatura del océano hace que todavía permanezcan activas».
La subida de la temperatura del mar «hace a este fenómeno más peligroso», ya que «el hecho de un incremento de las temperatura del océano provoca el mismo efecto que los huracanes, es decir, es como si le estuviéramos dando más energía a estos eventos», comenta, y agrega que «fundamentalmente porque simplemente aumenta la intensidad, porque hay una mayor evaporación, la temperatura del océano es mucho mayor, hay una mayor carga de agua y por tanto las precipitaciones son más copiosas».
La urbanización «desaforada»
Valencia fue la provincia española que más sufrió los efectos de la primera DANA en dos semanas, que en menor medida también afectaron a otras regiones como Cádiz o Málaga. Curiosamente, estos tres territorios se han visto afectados por las fuertes lluvias esta semana. En palabras de Javier Benavente, «en el caso de la costa mediterránea, tanto en Málaga como en Valencia, existe un problema añadido y es el urbanismo desaforado que ha habido a lo largo de las últimas décadas», en estas dos provincias «Hemos visto que no dio tiempo a evacuar, pero en Málaga el miércoles estuvieron evacuando determinadas zonas».
«Por un lado tenemos la intensificación de algunos de estos eventos y por otro lado la ocupación de zonas en riesgo que anteriormente no estaban ocupadas y la modificación de todas nuestras cuencas fluviales». Si lo extrapolamos a la provincia de Cádiz, «si vamos a la hemeroteca, podemos ver que las últimas inundaciones que se produjeron en la provincia fueron en la misma zona dónde se produjeron la pasada semana, es decir, zona de Las Pachecas, zona del Portal, zonas que pertenecen al área de inundación del río Guadalete», estas zonas «no se inundan evidentemente todos los años ni todos los días, pero cuando se producen picos de pluviométricos o picos de caudal del río Guadalete, pues esas zonas, el río por así decirlo reclama esas zonas. De hecho, son zonas que tradicionalmente se dedicaban a la agricultura, porque eran zonas más fértiles precisamente por esas inundaciones periódicas del Guadalete».
En el sur de España «vamos a tener, por un lado, sequías más largas y más secas, más intensas, pero por otro lado, cuando se produzcan lluvias, van a ser más concentradas y más intensas», una «mezcla explosiva», porque «muchas veces nuestros gestores o administradores se acostumbran a que a lo mejor en cinco o seis años, como nos ha ocurrido recientemente, no ha llovido, porque prácticamente no ha llovido en el sur de la Península Ibérica, y por tanto los planes urbanísticos invitan a considerar que esas zonas desde un punto de vista fluvial no son activas. Y por otro lado, ¿Qué ocurre? que en muchos de nuestros ríos los cauces permanecen sin limpiar durante los años de sequía, los cauces están secos, sobre todo en la cuenca mediterránea, tiene que crecer vegetación y esa propia vegetación también está generando problemas a la hora de tener el cauce del río limpio y que pueda circular sin ningún problema», aunque «me gustaría diferenciar la vegetación que crece dentro del propio cauce de la vegetación de la ribera, que es así que ayuda a paliar las inundaciones».
La adaptación del ser humano a fenómenos extremos
¿Está el ser humano preparado para convivir a día de hoy con este tipo de fenómenos extremos? «Yo creo que el ser humano sí, las administraciones creo que no», sostiene, ya que «hemos visto como actuaron las administraciones en Valencia y como han actuado las administraciones posteriormente en Andalucía. Yo creo que es fundamental que desde la academia, como queráis llamarlo, desde la universidad o el mundo científico, ya no estamos en la discusión de si existe un nuevo cambio climático o si debemos disminuir nuestros niveles de CO2 en la atmósfera, estamos hablando ya de la adaptación a ellos».
«La adaptación pasa por empezar a convivir con este tipo de eventos y estar, por un lado preparados y tener nuestro territorio también, por así decirlo, ordenado de acuerdo a estas situaciones», es decir, «hay que tener en cuenta las zonas inundables, a pesar de que estas zonas sean inundables solo cada cinco o diez años, hay que tenerlas en cuenta».
Además, «hay que tener unos sistemas de alerta bien engrasados, hemos visto como nuestros sistemas de predicción, en este caso fundamentados en la Agencia Española de Meteorología, funcionan perfectamente«, por lo que «hay que predecir la intensidad y saber exactamente dónde se va a producir la mayor precipitación, porque son fenómenos muy concentrados, es muy complicado».
«No se sabe como va a actuar una DANA»
En el Golfo de Cádiz «estamos acostumbrados a que normalmente las lluvias vengan con las borrascas, que vienen del Atlántico», y «por así decirlo, a las borrascas se las ve venir», mientras que «no se sabe como va a actuar una DANA».
En el caso concreto de una borrasca, «nosotros vemos una baja presión que va llegando normalmente con dirección suroeste, que proviene de dirección suroeste, y vamos viendo cómo va evolucionando. Puede desplazarse un poco más hacia el norte, un poco más hacia el sur, pero es muy previsible», sin embargo, una DANA, «por así decirlo, son anomalías mucho más concentradas, que dependen básicamente de las diferencias de temperatura entre masas de aire frío en la atmósfera y temperaturas altas, en este caso en el mar y en tierra», por lo que es mucho más complicado de predecir la evolución que va a tener estas pequeñas bajas presiones o alteraciones«.