Entrevista
«Quiero que la gente sepa que soy inocente, algo así te fastidia la vida»
Absuelto de manera definitiva por el 'caso Quality Food', José Manuel Fedriani, cuenta el «calvario» que pasó por estar imputado y el coste personal y profesional que le supuso
José Manuel Fedriani ha llegado a contar hasta 600 titulares que contenían su nombre (uno a uno) y en todos ellos los medios trasladaban lo mismo: su supuesta implicación en uno de los escándalos más sonados que se han vivido sobre la Zona Franca de Cádiz, el caso 'Quality Food'. Pasó de ser testigo a que se le acusara de malversar. Le pedían hasta ocho años de prisión.
Pero tras una larga instrucción y un duro banquillo, a principios de este año el Supremo le absolvía de manera definitiva. Los hechos ocurrieron cuando él era jefe de gabinete del delegado del Estado en la Zona Franca, Miguel Osuna, y su imputación llegó cuando era director general de la institución, cargo del que cesó y al que no volvió. Ahora, tras todo este periplo quiere hablar. Contar cómo ha vivido todo ese proceso para que, como recalca, que la gente sepa que es inocente y que nunca ocultó nada.
-¿Qué significó para usted ese 24 de enero cuando el Supremo le absolvió de forma definitiva?
- Una tranquilidad muy grande aunque, y sin ánimo de altanería, tengo que decir que tampoco fue una sorpresa. Cuando te enfrentas a algo así una cosa es lo que pasa durante el procedimiento y otra tu conciencia. Y yo tenía la certeza más absoluta de que no había hecho nada. Pero sí es cierto que, aunque lo esperes, es una alegría ver como al final se constata lo que ya había dicho la Audiencia de Cádiz. Sobre todo para mi familia y mis amigos, más que para mí.
-Pero si cree realmente en su inocencia, ¿por qué considera que se le imputó, que se vio envuelto en algo así? Le pedían ocho años de cárcel...
-El procedimiento comenzó en 2005 por la imposición de una querella de Zona Franca por las cuestiones que consideraba que eran delictivas y colaboré activamente con la Abogacía del Estado porque además era la persona que había vivido desde noviembre de 2003 todo el asunto de Quality. Pero en 2012 se produce un giro sorprendente. La misma Abogacía del Estado se inventa siete años después un relato que no tiene ningún fundamento y se imputa a Miguel Osuna (también absuelto) y a continuación voy yo. No tenía ningún sentido.
- En un procedimiento tan largo además, que aún continúa porque el Supremo ha pedido la repetición del juicio para los condenados... casi veinte años ya... ¿Considera que ha sido víctima de la pena de banquillo?
- Por supuesto. Soy victima de la pena de banquillo absolutamente. Yo no soy ni era una persona pública. No soy político. Tener más de 600 impactos de noticias negativas claro que supone una pena de banquillo porque al final, ocurra lo que ocurra, los ciudadanos forman una opinión sobre lo que sale en la prensa, aunque seáis lo que trasladáis pero ahí queda.
- ¿Y se sintió una marioneta política? PSOE y PP se personaron como acusación popular.
- Nunca entendí la personación del PP y del PSOE. Si se juzgaba cuestiones técnicas. No tenía sentido. Además se me acusaron de los mismos delitos que a Miguel Osuna y yo no tenía responsabilidad jurídica alguna. Sin embargo se argumentaba lo mismo. La base de la acusación son por hechos que pasaron antes de 2003... no me podían preguntar por cosas que no sabía, no tenía poder ejecutivo. Incluso algunos abogados no hacían referencia a mí. Dijeron que no estaba presente en esas reuniones. Ya quedó de manifiesto que mi participación en esa historia había sido nula. Y en cambio la mayoría de los testigos confirmaron que siempre defendí los intereses de la Zona Franca y que mi intención siempre fue defender esos intereses.
-Cuando se conoció su imputación fue cesado como director general de la Zona Franca. Entonces se dijo que si resultaba absuelto podría volver a ese cargo pero no ha sucedido...
- No ha ocurrido porque después ordenaron mi cese definitivo y son puestos de libre designación. Pero está claro que tras una dilatada y buena carrera profesional en el que estuve con representantes de uno y otro lado político otra explicación para no volver a mi cargo no había.
- ¿Nunca dudó de Miguel Osuna?
- Jamás. Ni en Quality ni en Rilco. Es una persona absolutamente honrada.
- ¿Y de García Gallardo?
- No me corresponde a mí juzgar a García Gallardo. Lo que no es justo es que una persona esté veinte años inmersa en un procedimiento judicial.
-Después de todo lo pasado, ¿cree en la justicia y en la presunción de inocencia?
- En la teoría, sí. En la práctica, en la presunción de inocencia, no. Creo que lo estamos cambiando por presunción de culpabilidad. Ya simplemente por lo que dicen, ya eres menos honrado. Yo no era político y se centró demasiado la atención en mí. No he visto un caso igual.
- Durante todo el procedimiento, desde su imputación hasta su absolución ha estado callado, mientras otros investigados no. ¿Por qué habla ahora?
- He intentado abstraerme de todo ese procedimiento. Jamás he querido hacer declaraciones de nada. No consideré que era una persona pública y he querido actuar siempre en ese sentido. Pero ahora agradezco poder contar lo que sentí. Quiero que la gente sepa que soy inocente y quiero que no le pase a nadie. Que quien tenga cualquier función pública tenga muchísimo cuidado porque le puede ocurrir a cualquiera. Y una cosa así te fastidia la vida.
- ¿Ha podido volver con normalidad a su trabajo?
- Bueno, profesionalmente, y aún absuelto, algo así te deja para siempre marcado a pesar de que hayas demostrado tantos años tu valía. Claro que me ha afectado profesionalmente. Es indudable que no dejo de pensar en ello.
- Cuando llegó la noticia de la absolución definitiva, ¿tuvo alguna llamada de alguien que le sorprendiera o emocionara especialmente?
- He echado de menos alguna llamada pidiendo disculpas. Pero hoy en día estar en momentos tan delicados y comprometidos es complicado. Pero bueno, de quien tenía que tener el apoyo y estar a mi lado, mi mujer, mis hijos, mi padre, mi hermana, los he tenido de sobra. Además, también agradecí que la noticia de la absolución definitiva llegara poco antes de que mi madre falleciera y ella se pudiera enterar de que todo había terminado. Eso sí que fue una satisfacción enorme.