INDUSTRIA
Un precedente de guerrilla urbana que marcó a la Bahía de Cádiz
La negociación en noviembre de 2021 del convenio del Metal derivó en dos semanas de huelga salvaje, que aprovecharon los más radicales para exportar la peor imagen de la Bahía

Ninguna de las partes que se sienta este jueves a negociar la actualización del convenio del Metal de Cádiz desea que se repitan los trágicos sucesos de noviembre de 2021, cuando se negociaba el convenio vigente. La inflación galopante que sufría el país, superando el 5%, y las condiciones de trabajo que imponían algunas empresas, según los sindicatos minoritarios, fueron la mecha que prendió el fuego. Mientras que UGT y CC OO trataban de ponerse de acuerdo con la patronal, en la calle, la Coordinadora de Trabajadores del Metal, que empezó como colectivo y ha terminado como sindicato, iniciaba una cruzada en las puertas del astillero de Cádiz en favor del trabajo digno. Esta protesta derivó finalmente en dos semanas de huelga salvaje en Cádiz, donde las unidades de la polícia UPR y UIP se tuvieron que emplear a fondo para restablecer el orden.. De hecho, los antidisturbios utilizaron una tanqueta en la barriada del Río San Pedro, en Puerto Real, para reducir a los más radicales.Está Coordinadora se ha caracterizado en los tres últimos años por tensar la cuerda laboral en Cadiz. De hecho, en 2017, por ejemplo, presentaron unas 400 demandas ante la Inspección de Trabajo por múltiples motivos: por trabajar 60 horas a la semana, a una media de 11 horas al día, a veces sin descansar ni en domingos cuando hay que acabar como sea la reparación de un barco; por el incumplimiento de los límites de empleo eventual en las plantillas o por sufrir represalias tras haberse negado a hacer más horas extras, una de las cuales puede ser la amenaza de no volver a ser contratado en un sector aquejado de una enorme volatilidad.La negociación del convenio en 2021 fue la gota que colmó el vaso y un punto de inflexión. La movilización de noviembre de 2021 se fue de las manos justo cuando los piquetes que estaban en los accesos a los astilleros, concretamente en el de Cádiz, se convirtieron en feudo de los radicales que la emprendieron a pedradas contra la Policía nacional, que trataba sin éxito de restablecer la circulación en las calles. El objetivo era provocar el casos en el tráfico de la Bahía. Las cargas policiales, con bolas de goma y uso de gases, fueron contestadas con el lanzamiento de piedras, tornillos y cualquier objeto contundente. Los radicales habían convertido Cádiz en una zona de guerra.
Los sindicatos mayoritarios UGT y CC OO, que se encontraban en el foro negociador del nuevo convenio, se desmarcaron de las acciones violentas de protesta y, sobre todo, de los disturbios que impedían la actividad industrial en las plantas gaditanas de Navantia.
El convenio vigente del Metal se firmó el 25 de noviembre y con ello se puso fin a dos semanas de guerrilla urbana en la capital y en el barrio del Río San Pedro, en Puerto Real. La patronal señaló en más de una ocasión que el convenio gaditano era de los mejores de España con 12 pagas, más cuatro extras y, según los cálculos, el acuerdo de actualización suponía un abono medio de 1.600 euros por trabajador para cubrir con el atraso del IPC de 2022 y cumplir con el convenio.