«Tenemos que controlar las colonias felinas. Es una responsabilidad también de los ayuntamientos»

Con la entrada en vigor de la Ley 7/2023, de 28 de marzo, sobre la protección de los derechos y el bienestar de los animales, España finalmente reguló la gestión de las poblaciones felinas, especialmente en lo que se refiere a los gatos comunitarios y las colonias, que se han convertido en un creciente desafío para muchos habitantes en Cádiz.

En el coloquio organizado por LA VOZ en el Colegio Oficial de Veterinarios de Cádiz se pone sobre la mesa esta realidad. Pues estos animales sin dueño son alimentados y cuidados por grupos de voluntarios. Sin embargo, las condiciones de vida de un animal doméstico en la calle no suelen ser las correctas. Además, estas colonias felinas pueden ser un foco de infecciones y generar problemas sanitarios.

Alberto Méndez comenta que se está admitiendo, pero que se está empezando a gestionar bien. «Desde el mismo colegio estamos haciendo campañas que consiste en que si quiero eliminar una colonia, no puedo eliminar al individuo. El educador tiene que saber qué cantidad de comida tiene que ponerle para que no aparezcan otros. Al limitar los recursos, limitas el número de animales. No podemos llegar a una ciudad y ver cinco, diez colonias. Tenemos caso de rabia en Melilla. Tenemos que controlar esas colonias felinas. Es una responsabilidad también de los ayuntamientos», alerta.

Luis Díaz, que lleva 42 años en la profesión, ha experimentado en su propia piel mucho cambio. «Quien de principio ha empezado a utilizar el término de bienestar animal ha sido el profesional veterinario. Limpieza dental, higiene de oídos, etc. Y eso lo hemos introducido nosotros sin que hiciera falta una ley. La ley de Bienestar Animal se confunde muchísimo. Al que no le gusta el perro y el gato, utiliza el término bienestar animal para ir en contra. El animal tiene que ser para el humano útil. Si no lo es, que se crie en el campo», insiste el veterinario.

Al hilo, Luis señala que «la norma ha definido lo que es una colonia, que es una población de gatos donde se tienen controladas la reproducción, donde hay un planteamiento de vacunación de enfermedades preventivas y donde hay responsable de esa colonia. Lo que no es colonia son unas serie de gatos incontrolables. Pueden ser focos de enfermedades de una forma descontrolada. Se están admitiendo y reconociendo poblaciones de animales donde no se están cumpliendo la normativa de que sean colonias y el riesgo es evidente». «Sin embargo, tienen el amparo de la sociedad por un mal concepto de bienestar animal que siempre hemos sido nosotros, tanto en el medio rural como urbano, quienes hemos empezado a decir se educa, pero no se pega», razona.