Cádiz
«La planificación es clave en la vuelta al trabajo y al colegio»
Gonzalo Jiménez, graduado en psicología, analiza como afrontar el mes de septiembre con la vuelta a la rutina, el inicio de las clases y el final del periodo vacacional
Aunque el 1 de enero es el día en el que oficialmente empieza el año, para muchos, la fecha con la que arranca el nuevo curso es el 1 de septiembre. El final del mes de agosto, y sin motivo alguno, parece ser el final del verano. Llega septiembre, los días empiezan a ser más cortos, paulatinamente las temperaturas van bajando, las precipitaciones van asomándose. Adiós verano, hola otoño. Septiembre es el mes en el que los niños vuelven a clase, es el mes en el que muchos trabajadores se reincorporan a su puesto de trabajo. Una vuelta a la rutina que puede llegar a provocar un desánimo, ya que tras disfrutar de unas vacaciones en la playa, con suculentas cenas en un paseo marítimo, comidas copiosas en los chiringuitos y sin apenas preocupaciones, la rutina vuelve y la diversión se sustituye por obligaciones.
Según las cifras de Adecco, en torno a un 37% de la población española sufrirá lo que se conoce como 'síndrome postvacacional', que se define como «ansiedad o presión emocional que debemos afrontar al readaptarnos a las tareas laborales después de un período vacacional», y que se puede traducir en estrés, tristeza, trastornos del sueño, cansancio o nerviosismo, entre otros síntomas.
Gonzalo Jiménez, natural de Puerto Real es graduado en psicología por la Universidad de Sevilla, reconoce que «la vuelta al trabajo o al colegio siempre es complicada, volvemos de un periodo vacacional, que por norma general, sobre todo en los niños es bastante extenso, y tras un largo periodo de disfrute y sin esas obligaciones del día a día, muchas veces no sabemos afrontarlo».
La teoría es muy sencillo. «Si le dices a una persona un lunes a las seis y media de la mañana el primer día que vuelve tras las vacaciones que no exagere, y que ya volverá a tener vacaciones en el futuro, probablemente te insulte y te diga de todo», pero «son muchos los factores que entran en juego».
«Hay que entender que no se trata solo de volver al trabajo o al colegio, sino que existen un número de factores en nuestro entorno que nos afectan. Por ejemplo, si tienes a un jefe que es muy pesado, o un profesor muy exigente que manda muchos deberes, es normal que vayas desmotivado, a nadie le gusta tener que hacer dos folios enteros de ejercicios de matemáticas, lengua o ingles«, asegura.
Por otro lado, «si el ambiente laboral es positivo, hay un buen clima con los compañeros de trabajo, tus superiores son flexibles y empáticos, y si tu profesor no manda muchos deberes y hace las clases amenas», esa vuelta a la rutina «va a ser menos dura».
Destaca que «la vida es un movimiento cíclico, siempre se repite, en verano los niños no van al colegio, vuelven en septiembre, en navidades tienen dos semanas sin clase, en Semana Santa tampoco acuden a la escuela... y así año a año». En definitiva, «tenemos que comprender y entender que al igual que hemos disfrutado de un periodo de vacaciones, ahora tenemos que tener unas responsabilidades, y si queremos volver a tener esas vacaciones, comer en ese chiringuito o irnos de vacaciones a Tailandia o Bali, vamos a tener que apretar los puños los próximos meses«.
Reconoce que «hay trabajos y trabajos, si a tu puesto de trabajo acudes motivado, con ganas de crecer vitalmente, te sientes realizado y te estimulas, va a ser mucho más sencillo que si tienes un trabajo 'pro obligación', para generar ingresos económicos, y que no te guste».
«A lo bueno todo el mundo se adapta muy rápido, si a ti te dan mañana un jamón 5-J que no has comido nunca o el mejor vino del mundo, te adaptas rápido, pero imagínate ahora que te despiertan todos los días tirándote un vaso de agua con hielo, a eso no se acostumbra nunca nadie», sostiene.
La planificación «es clave»
Como ante cualquier situación complicada de afrontar, la preparación puede ayudarnos para afrontar el regreso al trabajo y al colegio. «Es aconsejable que tres o cuatro días antes vayamos teniendo una rutina para ir adaptando poco a poco el cuerpo».
«Por ejemplo, en vez de levantarte un día a las diez, otro a las doce y otro a las once y cuarto, me voy a poner la alarma a las nueve de la mañana, voy a ir al gimnasio, voy a ir a comprar al supermercado... poco a poco ir haciendo las mismas actividades que hacemos en invierno u otoño pero sin trabajar todavía«. La razón no es otra que »si vuelves un lunes a trabajar, y es el domingo por la tarde cuando llegas a tu casa, el lunes vas a pasarlo mal«. Por el contrario, «si anticipamos a casa el regreso de las vacaciones, vamos teniendo una rutina, deshacemos las maletas, llenamos la nevera y vamos habituándonos de nuevo, va a ser todo mucho más sencillo».
«La planificación es clave en la vuelta al trabajo y al colegio», al final «se trata de un estado de ánimo, si lo afrontas con optimismo todo va a ser mucho más ameno que si no lo afrontas de la manera correcta».