Provincia de Cádiz
«Con mi pensión podemos vivir bien, pero sin lujos»
Pedro se jubiló en 2003 tras haber trabajado en el Ramón de Carranza, Gran Teatro Falla o Teatro José María Pemán, entre otros lugares icónicos de Cádiz
Foto de Pedro (izquierda) trabajando en Carranza en 1974
La historia de Pedro es una de las muchas historias de hombres y mujeres que llegaron a la gran ciudad, en este caso Cádiz, procedentes de un mundo rural en la segunda mitad del Siglo XX.
Nacido en Conil hace 81 años, con 23 años abandona su pueblo natal para marcharse a Cádiz. «Empecé a trabajar a los once años en el campo», relata, pero aquello apenas daba para sobrevivir.
En el año 1964 «recibo una llamada de teléfono para ser guardia municipal» pero «tuve que decir que no porque no sabía ni leer ni escribir», por lo que finalmente entró en el equipo de jardinería del Ayuntamiento de Cádiz.
En el año 1969, con el Cádiz Club de Fútbol en Tercera División, Pedro entró a trabajar en el Ramón de Carranza como jardinero. Cinco años después pudo conocer a Pelé. «Después de un entrenamiento antes de jugar el Trofeo Carranza con el Santos se me acercó y me dijo que le echara agua con la manguera por encima de la cabeza».
Dice del astro brasileño que «era simpático».
En 1977 vivió el primer ascenso a Primera división y estaría trabajando hasta 1983, año en el que club y Ayuntamiento llegan a un acuerdo para la cesión del estado, y por lo tanto, el club buscaría sus propios trabajadores.
Pasó a ser conserje en Teatro José María Pemán y en 1990 entró en el Gran Teatro Falla, donde «pude conocer a la Reina Sofía».
En 2003, y como trabajador del colegio Adolfo de Castro, se jubilaba y ponía fin a una vida laboral que, por reveses del destino, tuvo que comenzar demasiado pronto.
Ahora es uno de los miles de jubilados españoles que buscan llegar a final de mes. «Con mi pensión vivimos mi señora y yo sin problemas», aunque «tampoco podemos pegarnos grandes lujos».
No está muy enterado de cuestiones como el IPC, IRPF o retenciones. «Yo voy a primeros de mes al banco, y veo que me han pagado, así que ya me quedo tranquilo».
«Yo me entero de que me han subido la pensión cuando cobro y a lo mejor me han pagado diez euros más», pero «no es algo que mire mucho».
Pedro, junto a su mujer, tienen la fortuna de tener pagada la hipoteca de su casa, por lo que no tienen el gasto de un alquiler. «Vivimos solos los dos, así que no tenemos muchos gastos».
«Muchas veces nos vamos al Hogar (Asociación Local de Pensionistas y Jubilados) y pedimos el menú para comer y nos lo llevamos a casa». «Pagamos trece euros entre los dos y nos trae un primer plato, segundo plato, pan y postre para cada uno», por lo que «al mediodía nos comemos el primer plato que suele ser una sopa o potaje y por la noche el segundo plato que es algo más ligero», señala.
Pedro cobra el 100% de la pensión. «Tengo dos hijas y tres nietos, y una ayudita les doy».
«Mientras tenga para comer, a mí me da igual lo demás», comenta.
Su día a día es sencillo. «Yo me levanto por las mañanas, y me voy al Hogar, leo la prensa, echo alguna partida (en referencia al Dominó) y a lo mejor me tomo una copita con los amigos». Después, «voy a casa a comer con mi señora» y por la tarde «ya me quedo en casa tranquilo» y a la noche «si hay algún partido de fútbol que quiera ver me voy a casa de mi hijo para verlo».
«Al principio era raro no tener que ir a trabajar, yo llevo desde los once años sin parar, ahora que me paguen por no hacer nada se me sigue haciendo un poco raro», aunque bromea diciendo que «si me están pagando ahora es por todos los años que he trabajado»
Solidaridad con otros jubilados
«Yo tengo la suerte de que tengo pocos gastos y mi pensión no es baja», pero «hay otros jubilados que apenas tienen para llegar a final de mes», y «eso no puede ser».
«No puede ser que tú te lleves trabajando toda la vida, levantándote a las siete o a las seis de la mañana y que ahora tengas que seguir mirando la cartera todos los días».
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