CIENCIA

Peces como herramienta contra el cáncer

Francisco García Cozar, catedrático de Inmunolugía de la Universidad en Cádiz, busca un tratamiento efectivo contra la leucemia mieloide aguda usando pintarrojas

Francisco García Cozar en su laboratorio ANTONIO VÁZQUEZ
Macarena García

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La pintarroja es un pequeño tiburón que, normalmente, se pesca por error y, al no tener interés para el consumo, se tira. No se consumen habitualmente, pero desde la Universidad de Cádiz y el INIBICA se están aprovechando para un proyecto que puede salvar vidas.

Francisco García Cozar, Curro como le gusta que le llamen, dirige esta investigación que pretende usar estos peces para crear anticuerpos que ofrezcan una alternativa terapéutica a los pacientes con leucemia mieloide aguda, un tipo de cáncer que, si bien responde inicialmente bien a la quimioterapia, tiene una alta tasa de recidiva.

Y, ¿por qué utilizar peces? Curro explica que, actualmente “el 99,9% de anticuerpos que se utilizan provienen de ratones y también de humanos, que tienen anticuerpos de dos cadenas”, lo que dificulta todo el proceso de su creación en un laboratorio. En cambio, los camélidos y los tiburones tienen anticuerpos de una sola cadena, “con lo cual nos facilita muchísimo el procedimiento. Aparte, esos anticuerpos tienen unas características de mayor estabilidad que los hacen muy atractivos”. De hecho, ya existen algunas plataformas para hacer anticuerpos en camellos. En cambio, hay muy pocas para crearlos en peces, “y aquí en Cádiz tenemos las condiciones idóneas para hacerlo, porque tenemos un sistema de cultivos marinos que no hay casi en ninguna otra parte de España y en pocos sitios de Europa”.

Para aquellos menos expertos en ciencia, el inmunólogo explica que “necesitamos un animal al que inmunizamos, o sea, lo vacunamos, con el antígeno contra el que queremos desarrollar el anticuerpo, por ejemplo antígenos tumorales para que el animal fabrique o aumente el número de células que reconocen este antígeno. Y nos quedamos con esas células”.

Aquí es donde entran en juego las pintarrojas, que son los animales que reciben esta inmunización. Tras eso, se les saca sangre y se aíslan las células que están produciendo los anticuerpos que se buscan. “Y a partir de ahí, pues ya la ensamblamos con el resto del rompecabezas para hacer las moléculas que nos interesan. O bien para generar anticuerpos directamente o bien para introducirlas en nuestros receptores quiméricos de antígeno que son los que se utilizan para tratar el tumor”, cuenta Curro.

Vía abierta a otros tratamientos

En un principio, este proyecto está diseñado para el tratamiento de la leucemia mieloide aguda. Para ello, se trabaja de forma coordinada con el servicio de Hematología del Hospital de Jerez, para la selección de pacientes que puedan resultar aptos para recibir este tratamiento.

La idea es poder desarrollar la inmunoterapia desde que se diagnostica a un paciente y se le empieza a dar el tratamiento aceptado ahora mismo, que es la quimioterapia. En el caso de recaída, muy frecuente en este tipo de tumores, y cuando no haya otras opciones terapéuticas, estarían preparados estos receptores, que pueden aprobarse para uso compasivo, es decir, que son tratamientos con los que no ha dado tiempo a hacer ensayo clínico, pero que son una nueva oportunidad para estos pacientes que no tienen otra alternativa y que les pueden salvar la vida.

Pero, más allá de esta enfermedad, la idea es que esta se convierta en una plataforma general de producción de anticuerpos para diagnosticar y tratar diferentes enfermedades.

Potencial de las inmunoterapias

Curro explica que “ahora mismo la inmunoterapia, a pesar de que tienen el potencial de que sea personalizada, no se está usando como personalizada. Porque, por ejemplo, los receptores quiméricos de antígenos que se están utilizando hoy en día, la mayoría comerciales y muy caros, no se hacen frente a una estructura única del tumor sino que destruyen también células normales dejando afectadas las defensas del paciente”.

Aunque el desarrollo personalizado de inmunoterapias es menos lucrativo y, por eso, quizás no ha sido el primer foco de desarrollo para las empresas, concluye que, desde la investigación biomédica, “estamos para salvar vidas. Y si nuestro trabajo salva una vida, pues ya eso lo paga todo”.

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