Playas de Cádiz

Al paraíso gaditano del surf «le falta espacio y le sobra postureo»

La playa de El Palmar ha visto como los negocios relacionados con esta práctica deportiva han pasado de abrir solo en verano a mantenerse durante todo el año

C. González González

El Palmar

El surf está más de moda que nunca. La foto del brasileño Gabriel Medina, tricampeón del mundo, levitando sobre el agua en los Juegos Olímpicos de París 2024 ha dado la vuelta al mundo. 'El Jesucristo del surf', como han bautizado la instantánea capturada por Jerome Brouillet, se ha colado en las conversaciones de las playas de Cádiz.

Porque el litoral gaditano recibe cada año millares de amantes de este deporte, concretamente en la zona que abarca de Conil a Tarifa. En esos casi 50 kilómetros de costa se encuentra lo que muchos consideran el paraíso del surf: la playa de El Palmar. Eso sí, la masificación turística y el crecimiento de esta pedanía de Vejer de la Frontera han supuesto también un drástico cambio en esta modalidad deportiva que ha permitido la proliferación de negocios que, cuando antes solo abrían en temporada estival, ahora pueden mantenerse operativos durante los 365 días del año.

Bien lo sabe Gwendal Coquemont. Llegó a los 9 años a El Palmar y comenzó practicando 'bodyboard' antes de engancharse a la tabla.

«Esa evolución ha sido un poco general, no solo aquí, sino en el mundo del surfing en España y el mundo. Antes no había tanto conocimiento, no tenía tanta atracción, había más miedo… Pero hubo un momento en el que llegó un 'boom' enorme a raíz de las escuelas y los surfcamp». Y es que, actualmente, hay una veintena de negocios de surf —clases, alquiler de tablas, venta de material, etc.— en esta playa. «Ahora se surfea durante todo el año gracias al buen clima, ya no solo la gente que viene en verano a iniciarse, sino que atrae a surferos de nivel medio que vienen en invierno a seguir practicando», revela Gwendal.

Para él, lo más especial que tiene esta playa son «los regalos que brinda el agua», capaz de «sorprender» aunque el pronóstico «sea feo». «Y luego ver caer el sol desde la tabla es algo maravilloso, de mis momentos favoritos. Además el paisaje, que a pesar de que ha cambiado mucho, sigue siendo salvaje entre campo y playa, y verlo desde el mar es muy bonito», declara.

Un susto a los 13 años no evitó que prosiguiera entrando al agua a pesar de los miedos y seguir con la afición. Justo antes de cumplir la mayoría de edad decidió formarse profesionalmente de la mano de la escuela Pata Negra, donde aprendió unos «valores increíbles» que preserva y comparte a sus alumnos en cada clase.

Monitor de surf

Con esos mismos 17 años, Fernando Rodríguez iba de Jerez a Conil de la Frontera para, tabla a cuestas, llegar andando hasta la torre de El Palmar y practicar surf. «Para saber si había olas veíamos el teletexto», recuerda entre risas. Han pasado veinte años de esas primeras aventuras en las que, si tenía suerte, Fernando y sus colegas volvían a dedo. «Como paraíso del surf siempre hemos tenido una costa privilegiada, pero la evolución de todo lo que conlleva los negocios relacionados con el surf están haciendo que deje de serlo. Más que paraíso, muchas veces haría falta evolucionar con valores y respeto en el agua», asegura.

Trabaja como monitor en La Luz Surfcamp de octubre a mayo. «Tenemos mejor invierno que verano, porque el turismo que viene buscando ese tipo de servicios es completamente diferente. En invierno hay mucho más alemán, suizo, o austríaco que españoles, por así decirlo; y clientes del norte de España. A medida que va avanzando la primavera y el verano, va viniendo un tipo de gente un poco diferente, más de iniciación y buscando las fotitos y el postureo, el tema de coger una tabla por primera vez y decir que ya saben surfear, sin tener en cuenta ese tipo de valores que se tienen en este deporte», critica.

Y, ¿dónde se puede surfear en verano en El Palmar? Por el momento y hasta que entre en vigor el nuevo Plan de Gestión de Playas del Ayuntamiento de Vejer, existen solo dos zonas. «Si hay veinte escuelas, se tienen que organizar en esa zona, independientemente de que hayan salido piedras en el fondo, haya más o menos corrientes... Harían falta por lo menos dos zonas más para aliviar esta concentración y evitar accidentes», reconoce. Ante la falta de espacio, Dolores de Melo, Delegada Especial para el Desarrollo de El Palmar del Ayuntamiento de Vejer de la Frontera, admite que van a incorporar dos nuevas zonas que no se han inaugurado este verano «por retrasos en el procedimiento». «Lo hemos presentado y necesita el visto bueno de Medio Ambiente, que ya lo tiene; y Demarcación de Costas de Andalucía-Atlántico, que nos han pedido más información», confirma. Por ello no han podido ampliar «cien metros en cada lateral de la torre», con los que se conseguirían «otros doscientos metros a los que ya tienen y tres entradas para surfear». «El problema es que la mayor parte de las escuelas de surf se han acumulado en la misma zona y ese problema es suyo», insiste la edil.

A parte del espacio, Iñigo Jiménez, empleado de Nueve Pies, la escuela de surf más veterana con trece años de actividad, señala cómo «las propias escuelas se han visto limitadas por la proliferación de negocios de ocio nocturno y hostelería». «Tenemos una herramienta de desarrollo sostenible brutal que, en los últimos años, se ha visto mermada por el tipo de turismo que está atrayendo El Palmar. Cada vez tenemos menos espacio y la gente de borrachera y la música tan alta hacen que la experiencia pierda calidad», apunta.

Deporte adaptado

La última escuela en abrir ha sido inaugurada en julio de 2024. Supone una nueva visión al ser la primera en apostar por el deporte adaptado. Alejandro San Martín llegó de Madrid hace veinte años y se enamoró de la comarca de La Janda. Él es uno de los artífices de La Troupe que, precisamente, está destinada a romper barreras. «Nunca contemplé una escuela que no fuera inclusiva. He estado muchos años dando clases en otras escuelas y tenía a Toni, un chaval de cuarenta años con Síndrome Down, que miraba todo el tiempo a su familia con ojos de 'yo también quiero'. Poner limitaciones a la gente con discapacidad es una lacra social y yo no voy a hacer eso», reivindica.

El apoyo de la empresa francesa Zeus, especializada en surfing, ha sido providencial para la puesta en marcha del proyecto. De hecho, ya están trabajando en el diseño de diferentes 'gadgets' específicos para incorporar a las tablas que harían más cómoda la experiencia, además de aprovechar al máximo el potencial de estos surferos según el grado y tipo de discapacidad. «Así conseguiríamos una accesibilidad muy rápida y lo más cercana a la calidad absoluta», aclara Alejandro.

«Cuanto más grave sea la discapacidad, más tiempo necesitaremos para coordinarlo. Yo he estado en su lugar y sé lo que sienten». Un accidente le incapacitó al poder utilizar solamente un brazo y la empatía de este apasionado del surf con el colectivo es poderosa. «Así que les voy a adaptar y, si hace falta, me meto al agua con tres voluntarios. Aquí intentamos no decirle que no a nadie», celebra.

Lo que más complace a los monitores de esta recién creada escuela es la satisfacción de ayudar, y es que, como bien matiza Alejandro, «quienes surfean con nosotros enfrentan más retos desde que se levantan hasta que salen de casa de los que va a enfrentar una persona cualquiera en un mes». «Son almas puras, niños eternos… Mientras que los adultos somos niños estropeados con mochilas cargadas de vicios, complejos, miedos, penas y dramas», sentencia.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación