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Paco Pérez Valencia, la pintura como arma para encarar la vida
cultura
El pintor sanluqueño ingresa en la Real Academia de las Bellas Artes de Cádiz con un discurso a la altura
Uno de los grandes valores que se suelen destacar de los artistas, en muchas ocasiones como un tópico que encaja bien de forma genérica, es la sensibilidad. Algo debe de haber de ello, sin embargo, en aquellos que dedican su vida a expresarse ante lo que ven a su alrededor y regalando así cultura a los demás. Porque de Francisco Pérez Valencia, que rápidamente fue tratado en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz como Paco, tal y como lo conocen todos sus allegados, se sabe su capacidad con la paleta, que es lo que le ha llevado a labrarse un prestigio en el ingobernable mundo del arte. Pero en el acto que suponía su entrada en la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz demostró que su delicadeza con la palabra no le va a la zaga.
'No moriré sin lucha. Agradeceré cada instante' es el título del discurso que ofreció en el corazón de San Juan de Dios, rodeado de su familia, buenos amigos, colegas y gente del mundo de la cultura, sanluqueños en su mayoría para gloria del agraciado, que hace patria del rincón entre bodegas y playas que le viene dando inspiración desde su niñez.
Pérez Valencia, que cuenta con una extensa obra y que además es un reputado montador de exposiciones de otros artistas que consiguen que sus muestras se vean enriquecidas por el contexto que predispone, habló de las contradicciones que aborda en su día a día. Se encierra a solas en su despacho para abrir ante él una ventana al mundo que no es otra cosa que el lienzo en blanco. Es ahí donde verdaderamente se siente libre, egoísta incluso, por ser capaz de afrontar lo posible y lo imposible. Otro balcón, el que los medios de comunicación le ponen al alcance, le llevan al dolor mismo, ese que ve con atrocidad en Gaza, Járkov, Alepo o Sarajevo. ¿Cómo ser feliz ante la tragedia que azarosamente podría haber sido para él y no para el que desde un confortable sillón de la Europa occidental resulta muy lejano: «Dolor en las extrañas para siempre, generaciones perdidas, todos los sueños rotos desparramados por las estrellas».
El arte es para el pintor la respuesta, la salvación que permite mitigar lo que como humano no puede detener, por eso aporta lo que está a su alcance: «Debo dar cuanto soy a un mundo que necesita de aquello que yo tengo y debo hacerlo en cada excusa, en cada obra».
A la pintura se entregó en todas sus formas «sin esperar premios ni bendiciones» como alimento para seguir creciendo y como «sustituto de la pistola y la bala», dijo ante la atenta mirada del presidente de la Real Academia Pablo Juliá, el académico Bernardo Palomo y la concejala de Cultura del consistorio gaditano Mayte González, que ocupaban el estrado.
Se considera a sí mismo un náufrago que lucha por mantenerse a flote, por eso celebra la vida a pesar de todo. Y dan buena fe de ello los que le conocen y celebran la vitalidad de quien no necesita de ocasiones especiales para hacer festivo cualquier acto cotidiano.
Expresó que su labor docente en la Universidad Loyola le hace creer en la inmortalidad cuando ve que el que fue alumno ahora transmite sus conocimientos a los más jóvenes, a los entusiastas que aún tienen los ideales intactos. En esa cuestión quiso el homenajeado revisar la labor que se ejerce desde los órganos directores de las entidades educativas superiores: «Es la universidad la que debe cambiar el mundo, no cambiar para adaptarse a él».
Poco antes de empezar el acto, al que entró en compañía del fotógrafo Joaquín Hernández 'Quiqui' y la pintora Carmen Bustamante, ya sus compañeros en la Academia, confesaba que está acostumbrado a hablar en público por su trabajo en la enseñanza, pero que el recuerdo de los que ya no están le embargaba de emoción. No se le apreció desde luego nervioso en su exposición, más allá de algún que otro prolongado silencio cuando hacía referencia a sus padres: «Y si esto era vivir, lo hice con alma». Los asistentes aplaudieron en pie cuando Pérez Valencia concluyó, entre ellos otros ilustres artistas como el cantautor Javier Ruibal.
El presidente de la entidad que ahora lo acoge, Pablo Juliá, afirmó que con el pintor se asienta la intención de que la Real Academia hable del compromiso y de la fuerza de las ideas, mientras que la edil Mayte González ensalzó la trayectoria del sanluqueño, «una persona que humaniza el arte, enamorada del mundo».
«No vayan nunca a pasear con Paco por Sanlúcar»
Bernardo Palomo, académico, destacó de Pérez Valencia el «universo de posibilidades» del arte distinto y evocador que ejerce: «Pellizca el alma, que es de lo que se trata en un mundo en el que hay demasiadas cosas iguales». Y el amor por su tierra: «No vayan nunca a pasear con Paco por Sanlúcar, es una odisea interminable».
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