Cádiz

Nitratos, urbanización ilegal y pozos alegales protagonizan la mala salud acuífera de Cádiz

La importancia de las aguas subterráneas en épocas de sequía deja entrever las problemáticas que afectan a las masas de agua de la provincia, de las cuales solo 6 de 16 se encuentran en un estado óptimo

El principal problema es «la contaminación por nitratos, ligada a la actividad agrícola. C.G.G.

C. González González

En 2023, el Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana señalaba la sequía que afectó a la provincia como «la más intensa y duradera desde que se tienen registros históricos, acumulando más de cinco años con déficit de precipitaciones y una distribución de intensidad anormalmente irregular y desfavorable para los sistemas de captación superficial».

La crisis climática y la preocupación por la escasez de agua han provocado que hasta el Ayuntamiento de Cádiz se planteara rescatar sus pozos hídricos para garantizar el abastecimiento a la ciudad. Como reconoce Santiago García López, profesor de la Universidad de Cádiz y coordinador del Departamento de Ciencias de la Tierra, «las aguas subterráneas son unas grandes desconocidas».

«Se trata de un recurso hídrico único y fundamental que cuenta con poca visibilidad, que está oculto a nuestros ojos y que ni siquiera es correctamente comprendido por parte de los propios usuarios. La sociedad en general no es muy consciente de cómo funcionan las aguas subterráneas, de la importancia de su uso y de la necesidad de su protección y explotación sostenible», reivindica.

Los acuíferos gaditanos están divididos por zonas: la cuenca del Guadelete-Barbate y las cuencas de la Comarca del Campo de Gibraltar. Ambas son competencia de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía. La administración autonómica ejerce el control de estas aguas mediante los Planes Hidrológicos del tercer ciclo de planificación 2022-27, documentos oficiales que establecen el estado de las masas de agua. «Una masa de agua subterránea es una entidad que se define con fines administrativos y que puede integrar uno o varios acuíferos. En la cuenca del Guadalete-Barbate se identifican 14 masas de agua subterránea de las que cinco están catalogadas en buen estado tanto cuantitativo como químico, nueve están en buen estado cuantitativo pero mal estado químico y una está catalogada en mal estado en ambos aspectos. Respecto a la Comarca del Campo de Gibraltar, se identifican dos masas de agua subterránea, una en buen estado cuantitativo pero mal estado químico y la otra, compartida por las provincias de Cádiz y Málaga, está catalogada en buen estado en ambos aspectos», revela Santiago García.

Contaminación de las aguas

Pero, ¿por qué se encuentran en 'mal estado'? El principal problema es «la contaminación por nitratos, ligada a la actividad agrícola. Pero no es el único», admite García. «Existe también contaminación por el uso de fitosanitarios tales como el glifosato, que es un herbicida de uso muy extendido y que termina incorporándose tanto al agua superficial como subterránea; otra fuente de contaminación importante está relacionada con las aguas residuales urbanas, especialmente en las zonas costeras con un desarrollo importante de la urbanización ilegal que no cuenta con los sistemas de saneamiento y depuración necesarios para salvaguardar la calidad del recurso subterráneo. También en algunas zonas costeras se registran o se han registrado en el pasado fenómenos de intrusión marina por bombeos excesivos junto a la línea de costa, lo que supone una salinización del recurso subterráneo local».

Aunque valora como «importante» la explotación ilegal y sin control de las aguas subterráneas, que se lleva a cabo en muchas comarcas gaditanas a través de «perforaciones ilegales sin autorización». «Esto hace que la administración esté sobrepasada y no se realice una gestión y planificación adecuada del recurso», denuncia.

No malgastamos el agua

Por su parte, Antonio León Bohórquez, secretario de la Comunidad de Usuarios-Regantes «Ingeniero Eugenio Olid» Cuenca del Barbate, habla de una sequía «severa pero no grave». Garantiza que el agua de regadío que utilizan «está regularizada por la Junta de Andalucía» y coincide con el profesor García al señalar la merma que producen en los acuíferos «los pozos alegales, que no ilegales, ya que estos últimos son los que han pinchado con autorización y les han dicho que no», explica.

De los casi once hectómetros de capacidad del acuífero de Barbate, las aguas de riego no suelen ocupar más de tres hectómetros de los cuales casi todo se emplea en hortícolas e invernaderos. «Nosotros producimos alimentos, no malgastamos el agua, la agricultura aprovecha una semilla, que es una materia feca, germina y termina en un kilo de zanahorias o tres kilos de tomates», concluye Bohórquez.

Desde el Servicio Municipal de Aguas del Ayuntamiento de Barbate consideran que existe una «situación grave de sequía en la que tanto los embalses como los acuíferos están en unos niveles de agua escasos». En su caso, son dos pozos los que «han sustentado el abastecimiento históricamente»: el 'Pozo Picazo' y el 'Pozo Cantera'. Además, desde hace ocho años se ejecutó una toma de agua directa del Consorcio de Aguas de Cádiz, con lo que además del agua propia tienen una red externa de los embalses de la provincia a través de la Red de Distribución Alta.

«Debemos cuidar los acuíferos y los embalses ya que registran unos niveles de almacenamiento muy por debajo de la media de los últimos años», insisten desde el Ayuntamiento de Barbate. De hecho, el propio consistorio acaba de invertir, a fecha 23 de julio de 2024, 5.220 euros en un sistema de regulación automática de presiones para evitar pérdidas de agua producidas por fugas y averías.

«Las mejoras se han centrado en actuar sobre la presión para evitar el exceso de la misma en determinadas zonas. Para ello, se ha instalado un controlador que automáticamente disminuye la misma en horario nocturno, concretamente desde las 00 horas hasta las 07 horas, intervalo donde se registra el menor consumo», detallan.

Problemas a corto y largo plazo

En periodos de sequía es cuando más provechosas pueden resultar las aguas subterráneas. «Permiten amortiguar los déficits de suministro, siempre y cuando en los periodos húmedos disminuyamos la explotación y dejemos recuperar a los acuíferos. En todo caso, una parte significativa del agua urbana, del agua de riego o del agua que se utiliza en la industria en este país procede de los acuíferos, aunque en las noticias y en la prensa solo se mencione el nivel de los embalses», reivindica el profesor Santiago García López.

En escenarios futuros, habla de problema «a corto, medio y largo plazo» la propia gestión de los recursos subterráneos. «En Cádiz la gestión de recursos hídricos superficiales, de ríos y embalses, es razonablemente buena, se gestionan con criterios racionales y de eficiencia. Prueba de ello es que tras varios años de escasez de lluvias la sociedad ha tardado en percibir el problema de la sequía. En este sentido, hay que reconocer que las distintas administraciones han puesto a punto medidas oportunas para minimizar su impacto. Las aguas subterráneas, sin embargo, escapan en gran medida a la gestión de la administración y eso hace que exista un gran descontrol y una explotación del recurso poco planificada, que conduce inevitablemente a graves problemas sobre todo en momentos de carestía».

Por todo ello destaca el papel pedagógico a realizar con la sociedad en general para mejorar el conocimiento de los acuíferos, cómo se recargan, su geometría, características y cómo se ven afectados por los procesos de contaminación.

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