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El narcotráfico mata en Cádiz: una fatal cuenta que no deja de sumar

Narcotráfico

Las muertes relacionadas con el tráfico de drogas no dejan de producirse en la provincia: de uno y otro lado y siempre de forma violenta

Los agentes Víctor Sánchez, Fermín Cabezas, Agustín Cárdenas, José Luis Domínguez Iborra, Miguel Ángel Gómez, David Pérez, Eneko Lira y Juan Jesús López... todos ellos han muerto en acto de servicio persiguiendo este delito

Compañeros del agente del GEAS fallecido en Barbate cargan su féretro en el funeral oficiado en Cádiz. EFE
María Almagro

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Cuentan los que llevan mucho bregando con los narcos que cuando cogían a uno de ellos metiendo paquetes de hachís en barcas por la orilla por ejemplo de Barbate, allá por los años 80, el ínclito en cuestión se resignaba al verse rodeado y se quedaba quieto manteniendo sus manos arriba o dejándose engrilletar. «Bueno... forma parte de esto... yo lo intento, vosotros me pilláis y ya está. Así es». Sucedía con el clásico Antón padre, o con los más antiguos de Sanlúcar. Pero todo cambió. Según fue creciendo el negocio -extendiéndose a Europa-, y por tanto, la competencia, la presión y las duras exigencias de los proveedores marroquíes, la violencia de los traficantes fue también recrudeciéndose al tiempo que las 'gomas' que cargan los fardos eran cada vez más potentes, más caras, más fuertes. El delito se multiplicó. Y con ello, se fue volviendo todavía más enrarecido, peligroso. Para todos.

Y así se puede comprobar nada más que revisando hemeroteca. Repasando hechos y fechas y coincidencias en tiempos y maneras se demuestra que en la última década el delito del tráfico de drogas ha dejado en la provincia de Cádiz una veintena de muertes a su paso. De un lado y de otro; porque la muerte no entiende de bandos ni decide donde apuntar.

El último se daba hace apenas unos días. Un supuesto narco, un marroquí, fallecía tras sufrir una colisión con una patrullera de Aduanas cuando le perseguían frente a la costa de los Caños de Meca. Según la versión oficial, éste y su acompañante, que iban en una pequeña recreativa de unos 60 caballos, hicieron peligrosas maniobras al intentar huir hasta que terminaron por impactar.

En acto de servicio

En frente tenían a uno de tantos efectivos que persiguen y combaten este delito. De ellos, de los que se ponen del lado de la ley y las reglas, han sido muchas y dolorosas las pérdidas. Una de las más impactantes -que fue casi retransmitida en directo y que además ha ocasionado una gran conmoción debido a la violencia y falta de escrúpulos empleada-, fue sin duda la cometida este mismo año, el 9 de febrero, cuando unos narcos -aún por detener- embestían con una semirrígida de catorce metros contra la patrullera de los guardias civiles que intentaban controlar la media docena de narcolanchas que se habían metido a refugiarse del temporal en el puerto de Barbate. La escena ha sido suficientemente repetida y contada ya. La bestialidad empleada por esos delincuentes costó la vida de dos agentes, Miguel Ángel Gómez y David Pérez, miembros del GEAS y del GAR.

Pero desgraciadamente ya estaba avisado. No fueron los primeros. Ese fatal desenlace ya lo han sufrido otros compañeros y familias en estos tiempos de los 'nuevos modos'. En 2017, Víctor Sánchez. Un agente de la Policía Local de La Línea, «un hombre entregado, de vocación absoluta», era atropellado cuando estaba persiguiendo a unos contrabandistas de tabaco, el 'germen' de ese submundo del narco. Era oficial de la Unidad de Respuesta Inmediata (URI), 46 años, casado y dos hijos y uno de los grandes valores de este cuerpo.

Pasaron dos años y en 2019 fallecía el guardia civil Fermín Cabezas. El agente del destacamento de Tráfico, de 45 años, moría pasadas las cuatro de la tarde tras sufrir un accidente en la A-7 , en el término de Los Barrios, en el transcurso de una persecución. Fermín le había intentado dar el alto al vehículo sospechoso, un Peugeot de color blanco con matrícula francesa, que previamente se había dado a la fuga en un control. La conmoción fue de nuevo total y desde el Gobierno se insistió que no se volvería «a permitir».

En los últimos ocho años se han producido 17 fallecimientos entre agentes y traficantes

Dos años después, 2021, las lágrimas se derramaban otra vez en la Guardia Civil. En esta ocasión la víctima era el guardia Agustín Cárdenas. El siniestro se producía el 29 de mayo en torno a las tres de la mañana cuando este agente de 52 años se encontraba apostado en el kilómetro 0 de la autovía de Los Barrios, la A-381, a su paso por Jerez para dar el alto a un vehículo que venía huyendo de otra patrulla por la citada autovía desde Alcalá de los Gazules. Los ocupantes de un Renault Megane, cuyo conductor tenía 22 años y que iba junto a un copiloto menor de edad, 17, al ver el control no paraban y arrollaban al agente mortalmente a más de 180 kilómetros hora. El suceso no tuvo que ver directamente con el narcotráfico en sí. Pero el arrestado dio positivo en consumo de drogas y circulaba por una de las principales vías de carretera que existen para este contrabando.

Tras esta nueva pérdida y sin tiempo para recuperarse, las fuerzas policiales volvían a vestirse de luto a los pocos meses. El operador de Vigilancia Aduanera, José Luis Domínguez Iborra, moría en julio tras caer al mar el helicóptero del DAVA que ocupaba junto a piloto y copiloto, cerca de Sotogrande en San Roque. Había sido una madrugada complicada. A lo largo de todo el litoral de la zona, desde Estepona hasta Algeciras, se llegaron a contabilizar al menos cinco narcolanchas y siete 'petaqueras'. De esta forma, en una de estas persecuciones se producía la caída mortal del helicóptero, según informaban entonces fuentes de la Delegación del Gobierno en Andalucía, sobre las 2.00 horas. Entonces, y de nuevo en la más absoluta conmoción, el presidente del Gobierno manifestaba su pesar y cariño a la familia. Además aseguraba: «Gracias a todos los efectivos y FCS que veláis cada día por nuestra seguridad, contra el crimen».

Y justo después del terrible episodio de Barbate, en marzo, también fallecían los guardias civiles del GAR Eneko Lira y Juan Jesús López, en el accidente que se registró en la AP4 a la altura de Los Palacios cuando un camión los atropelló en el control antidroga que estaban efectuando. El siniestro se saldó además con otros cuatro fallecidos civiles, entre ellos y según confirmó la Subdelegación del Gobierno de Cádiz, un vecino de 50 años de Barbate.

Además de estos tristes recuerdos, queda también el que en 2018 fue tan cruel como el arrebatarle la vida a un niño de 8 años. El menor moría arrollado por una narcolancha en la playa algecireña de Getares. Dos personas que iban a bordo de una lancha pasaron por encima de la embarcación de recreo en la que se encontraba el fallecido junto a su padre. Entonces, la Policía atribuyó el accidente a la «temeridad» del piloto de la lancha, que estaba haciendo maniobras peligrosas, y lo desvinculó del tráfico de drogas, pero esa misma embarcación había sido interceptada dos semanas antes por la Guardia Civil cargada de combustible, presumiblemente, para abastecer al narco. Este fatal suceso provocó un cambio en la normativa y que, desde entonces, se prohibiera el uso y la navegabilidad de las grandes semirrígidas, conocidas como 'gomas'.

Meses más tarde, el padre del niño apuñaló en las inmediaciones de la Sección de Algeciras de la Audiencia Provincial al dueño de la narcolancha. Hace un año ese piloto se suicidó.

Y también de ese 'otro lado' ha habido muertes. El accidente que tuvo más víctimas mortales fue el que ocurrió en noviembre de 2016 cuando cuatro supuestos narcos fallecieron al chocar contra una planeadora de la Agencia Tributaria que les seguía por Punta Europa. Este hecho ocasionó tumultos y altercados contra las fuerzas policiales durante días en el Estrecho.

En enero de 2021 volvía a ocurrir. En esta ocasión era un vecino de La Línea quien a mandos de otra narcolancha moría después de colisionar con un patrullero de Aduanas que le perseguía. Pocos después, en mayo, otros dos vecinos de la misma localidad fallecían cuando su lancha naufragaba mientras iban por el Estrecho, supuestamente después de llevar gasolina a alguna 'goma'.

 

En el río y en Medina

Y en estos últimos meses también se han producido varias muertes de supuestos traficantes. Uno de ellos, en la desembocadura del río Guadalquivir cuando la embarcación en la que iba -una 'petaquera'- colisionaba contra la patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil que se dirigía hacia ellos. Según la investigación, los ocupantes de la lancha se encontraban dormidos pero uno de ellos se despertó y de manera súbita, aceleró y lanzó la embarcación contra la de los agentes. Los otros dos tripulantes resultaron heridos.

Además también fallecía otro presunto narco en el marco de un operativo antidroga contra una red dedicada a introducir en España importantes cantidades de hachís a bordo de helicópteros. Durante la explotación de esta investigación de meses, uno de los máximos responsables de la organización, un ciudadano marroquí, sufrió un accidente de tráfico falleciendo en una zona próxima a Medina Sidonia, cerca del lugar de la incautación de la nave. Se sospecha que minutos antes había huido con un vehículo a gran velocidad hasta que tuvo el siniestro al salirse de la carretera.

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