Obituario
Muere en Trebujena John Baker, creador de efectos especiales del Imperio del Sol o Star Wars
El inglés, ganador de un Oscar por En busca del arca perdida, ha fallecido a los 82 años
La anécdota de John Baker al llegar a Trebujena: «Pidió 150 cajas de condones...»
Conmoción en Trebujena por la muerte de uno de sus vecinos más ilustres. El técnico de efectos especiales John Baker, fallecía este 1 de mayo, a los 82 años de edad, según comunicaba el propio alcalde, Ramón Galán.
John Baker fue el autor de los efectos especiales de Indiana Jones, consiguió un Oscar con En busca del Arca Perdida, o el Retorno del Jedi, de la saga de Star Wars. Entre sus méritos está haber hecho historia en el cine tras filmar la escena de una gran roca rodando por un túnel tras Harrison Ford.
Llegó a Trebujena a mediados de los años 80 junto a Steven Spilberg para rodar El Imperio del Sol. Además de con Spielberg, Baker rodó con cineastas como George Lucas, Brian de Palma y Jean Jaques Annaud. En 1987 decidió quedarse ya en la localidad de la provincia de Cádiz donde se enamoró de Isabel Galán. Desde entonces se convirtió en un trebujenero más.
Muestra del cariño que le tenían, el Ayuntamiento lo nombró Hijo Adoptivo en el año 2008 por sus méritos artísticos.
Baker vino a Trebujena como responsable -junto con Kit West- de los efectos especiales de El Imperio del Sol. «Steven vio un vídeo que habían grabado los de localización, en el que aparecía una puesta de sol en las marismas, y se enamoró de esa luz. Descartó Israel y Suráfrica, avisó a los de preproducción y nos encargó el desembarco en Cádiz, afortunadamente para mí», recuerda en una entrevista en LA VOZ.
El primer día de rodaje, después de enterrar kilómetros de cable bajo un sol de infarto, John entró en una de las tabernas del pueblo para saciar su sed y se topó con Isabel, detrás de la barra. «Steven encontró su sol, y yo encontré el mío», explica. Se casó con ella al año siguiente, en Tailandia, mientras rodaba con Brian de Palma Corazones de Hierro. «Ella no quería salir del pueblo, y yo enseguida me acostumbré al mosto, al calor de la gente y al ajo guerto», afirma, con un guiño cómplice a la concurrencia. En su currículum brillan con luz propia las tres entregas de La guerra de las Galaxias. «Entonces estábamos probando, todo era nuevo, experimental: maquetas, artefactos, movimientos de cámara: no había ordenadores, ni retoques en posproducción». George Lucas era un visionario y lo que aprendió durante La Guerra le sirvió para hacerse luego un nombre propio en el mundillo.