Cádiz

Muere Gonzalo Córdoba, de El Faro, la persona que levantó todo un altar gastronómico en el barrio gaditano de la Viña

Muy cerca de La Caleta, en la calle San Félix, sigue iluminando El Faro de Cádiz, ya con más de 60 años

El entierro de Gonzalo Córdoba será este martes en la Iglesia de Santa Cruz

Las imágenes de Gonzalo Córdoba, el alma de El Faro

Los Córdoba que dan luz a El Faro

Imagen de Gonzalo Córdoba, con la familia en El Faro/ Video del funeral en Cádiz. L. V.

J. M. A.

Cádiz

Gonzalo Córdoba Gutiérrez (Jerez de la Frontera, 1934) ha fallecido este lunes a muy pocos días de cumplir 91 años de edad. Cádiz pierde así a una eminencia de la gastronomía, que levantó todo un templo del buen yantar en pleno barrio de la Viña. Muy cerca de La Caleta, en la calle San Félix, sigue iluminando El Faro de Cádiz, ya con más de 60 años. Y lo hace radiante y vigoroso gracias al talento, esfuerzo y sacrificio de Gonzalo, quien depositó todo su saber en sus hijos y nietos para mantener el negocio.

Gonzalo, gaditano del barrio viñero pese a su apellido, es el origen de El Faro, que también cuenta en su expansión con el Ventorrillo del Chato y su homólogo en El Puerto de Santa María. Una triste noticia para el sector que ha visto marcharse en un corto periodo de tiempo a muchas de sus referencias culinarias.

El Faro, pese a todo, sigue en buenas manos. Y en gran parte gracias al propio Gonzalo Córdoba, Premio Nacional de hostelería y fundador de uno de los restaurantes más prestigiosos de Andalucía.

«Todos los que quieran darle un último adiós lo podrán hacer desde esta noche en el Tanatorio Virgen del Rosario de Cádiz. El funeral tendrá lugar mañana, 25 de marzo de 2025, a las 17 horas en la Parroquia de Santa Cruz, en Cádiz«, informan sus familiares. «Gracias por todo abuelo, padre, tío, jefe, sigue cuidando de nosotros desde arriba. Descansa en paz».

El restaurador llevaba varios días ingresado en un hospital en Sevilla a causa de una neumonía que se complicaba en las últimas horas, lo que ha provocado su fallecimiento.

Es el final de una vida dedicada en gran parte al trabajo. Y es que desde muy joven, con apenas 12 años, ya operaba como botones en un hotel gaditano. Estuvo en una tienda de ultramarinos (como 'chicuco' de Cádiz), hasta que a mitad del siglo pasado compró esos bajos en la calle San Félix porque su sueño era dedicarse a la hostelería.

«Este tío está loco. En medio del barrio de la viña, donde no va nadie», recordaba en una entrevista. Y ahora es referencia internacional.

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