SUCESOS
Explotaciones acuícolas de Cádiz alertan de nuevos robos
Empresarios del sector denuncian que llevan un mes soportando los asaltos de ladrones que se llevan kilos de pescado y destrozan sus instalaciones
Una carretilla con pescado robado
Desde hace tiempo las explotaciones acuícolas de la provincia y de toda Andalucía vienen denunciando el continuo robo de pescado que se produce en sus instalaciones y que les causa «un gran perjuicio económico». Trabajadores y empresarios se ven «con las manos atadas» para poder frenar a los ladrones que «casi a diario» entran en sus negocios y en pocos minutos se hacen con un botín que en el mercado puede alcanzar los 3.000 euros en una atacada.
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Si ya denunciaron el caso hace unos meses , de nuevo el sector lanza un grito de auxilio. Según aseguran desde hace tres o cuatro semanas han detectado nuevos robos. El último caso que se ha denunciado ha sido en Trebujena , donde se ha conseguido detener a dos miembros de una banda compuesta supuestamente por cinco ladrones. Los delincuentes fueron sorprendidos cuando remontaban el Guadalquivir después de haber actuado. Tras ser localizados tres de ellos lograron escapar pero dos fueron interceptados. En la operación se les intervino dos trasmallos con cerca de 200 kilos de lubinas de entre 1kg y 1,5kg de peso, que hubiera alcanzado en el mercado un precio en primera venta de unos 2.500 euros.
El último caso se ha dado en Trebujena donde se llevaron pescado por valor de 2.500 euros
Pero, la empresa advierte de que éste no se ha tratado de un caso aislado sino que han detectado como desde hace ya casi un mes están entrando en su propiedad entre dos y tres veces por semana, lo que, como advierten, supone «unas pérdidas aproximadas de 6.000 euros semanales, inasumible para cualquier empresa pero, menos aún, para una del sector primario que, además, observa cómo los mercados se encuentran saturados de sus propios productos sustraídos y los clientes no compran», alertan desde la Asociación de Empresas de Acuicultura Marina de Andalucía.
Ante tales hechos, los empresarios intentan avisarse unos a otros pero «no es suficiente». Y aunque valoran «el esfuerzo» que hacen Policía y Guardia Civil se sienten «indefensos». Avisan de que no son meros furtivos que pueden robar lo justo para comer sino que detrás de estos asaltos hay organizaciones bien estructuradas . Saben lo que hacen, qué tienen que coger y qué cantidades. Actúan en grupo. Uno solo no podría con los kilos que llegan a robar. Y, la mayoría de las veces, como sospechan, actúan por encargo. «Estos robos no se producen por necesidad. Se realizan porque es su medio de vida; su trabajo. Como prueba de este hecho basta comprobar los archivos y ver cómo se han desarticulado verdaderas bandas profesionales dedicadas a robar y posteriormente comercializar este pescado», lamentan.
Y es justo aquí donde se encuentran con otro «caballo de batalla»:la comercialización y distribución de este pescado 'ilegal'. Las cantidades sustraídas -entre 400 y 500 kg semanales- y la especificidad del producto -lubina de gran tamaño- indica la necesaria existencia de una red de distribución que le dé salida al producto. «Como les sale gratis, cualquier precio de venta por muy bajo que sea es un buen precio, pues todo son beneficios. Además, es importante recordar que este pescado llega a los consumidores sin los controles sanitarios y la obligada trazabilidad a los que sí someten las empresas a sus productos».
Los empresarios avisan que de seguir así el futuro de sus negocios no está asegurado ya que no pueden hacer frente a esta lucha que les ocasiona tantas pérdidas a una inversión ya de por sí costosa.
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