NAVANTIA
La crisis naval obligó a diversificar el negocio hace cinco años
Las dificultades que presentaba el mercado militar en 2009 obligaron a la compañía española a buscar nuevos horizontes
Navantia cambió el rumbo en 2010. La ausencia de contratos navales llevó a la compañía a inspeccionar otro tipo de negocios para poder diversificar su oferta. El entonces presidente de la compañía, Aurelio Martínez, participó en Cádiz en octubre de aquel año en unas jornadas denominadas 'Retos de Futuro ' y fue en ellas donde anunció la apuesta de Navantia por el sector eólico. Desde entonces, la participación de los astilleros en proyectos eólicos-marinos ha sido una de las prioridades que figura en la agenda de trabajo de la empresa naval. Martínez confirmó en aquella conferencia ante los empresarios gaditanos que la apuesta firme por las plataformas offshore podría garantizar hasta 15 años de trabajo en los astilleros de la Bahía. No se equivocó. Las expectativas que se abren ahora con Iberdrola respaldan aquel pronóstico.
Las dificultades que presentaba el mercado militar en 2009 obligaron a la compañía española a buscar nuevos horizontes. Con el paso del tiempo, Navantia ha logrado conquistar dos nuevos nichos de mercado que le permiten, de momento, abrigar esperanzas de futuro. Por un lado, la reparación de cruceros y, por otro, su participación en la actividad offshore. Esta última área de negocio ha tenido en los últimos meses un importante desarrollo.
Los ingenieros han trabajado en el diseño y construcción de las plataformas necesarias para soportar los molinos eólicos, así como en las subestaciones de alimentación. Los primeros frutos de esta investigación se recogieron el pasado año cuando Iberdrola encargó a Navantia parte de la logística necesaria para el parque eólico-marino que promueve en aguas alemanas del Mar Báltico. Se trata del complejo ' Wikinger '.
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