Sucesos

El Lute de Cádiz, el regreso del violento y reincidente delincuente de la Sierra

Tras sus conocidos años de fuga por los montes, ahora, cuando peina ya los 50, Manolín Sánchez ha vuelto a ser protagonista de otro episodio de agresión a agentes y vandalismo

Sin trabajo fijo y recién casado vive en una casa ocupada en la ribera del río

Manuel Sánchez Corral, en su detención de 2011 en un amplio dispositivo. La Voz

M. Almagro

El Lute no era El Lute hasta que la misma gente de su pueblo empezó a llamarle así inspirándose en Eluterio Sánchez, el mítico prófugo del postfranquismo que precisamente escapó del antiguo penal de El Puerto, también en Cádiz. Pero les separaban años de distancia y también modos, motivos y temple. Lo que les asemejaba quizá en algo era que ambos se encontraban huidos de la justicia y que caminaban los montes escapando de ella.

Pues El Lute de Cádiz es Manolín Sánchez Corral, un corpulento delincuente habitual y multirreincidente nacido en Sevilla que se trasladó con su madre a vivir o pasar temporadas a Benamahoma y que ya joven empezó a marcar su historial delictivo trazado por su adicción a la heroína y otras drogas. Hurtos, robos y violencia que le hicieron pasar más de una vez por prisión. Y también a escaparse de ella. Una vida a la sombra que no le valió para cambiar la dirección de su camino sino en el que parece que quiso seguir insistiendo.

Y empezó a sumar requisitorias y órdenes judiciales. Nada de inventadas sino reales. Como su último arresto que lo ha traído otra vez a la actualidad. El Lute, ese 'último bandolero' -como le han llamado de forma reiterada algunos medios idealizándolo, mitificándolo- ha vuelto a actuar, a mostrarse desafiante o, al menos, a meterse en otro lío. Y lo ha hecho, según informan fuentes oficiales de la Guardia Civil, de manera «extremadamente violenta». No solo golpeando con un palo a dos agentes forestales sino también esgrimiendo un machete, amenazándoles de muerte con él y quemándoles un coche. O de ello se le acusa.

Sin embargo su gente cercana, su madre y fiel defensora, asegura que con su hijo 'todo se magnifica', que Manolín está reinsertado, casado (hace un mes), que vive plácidamente en una casa (de okupa) sin molestar a nadie, y que la imagen violenta que de él se da no es tal y como se expone. Pero los agentes de Medio Ambiente que sí se las han visto con él (no solo esta vez sino en varias ocasiones) prefieren no encontrárselo. Como ha ocurrido esta última en la que dos de ellos resultaron heridos graves debido a sus garrotazos. Y en la que se le ha vuelto a detener. «Por suerte iban en pareja, lo que pudo evitar una tragedia», cuentan compañeros de estos agentes de Medio Ambiente.

Fue un miércoles de hace ahora dos semanas por la tarde. Estos efectivos estaban por la zona del arroyo de Benamahoma cuando comprobaban como Manuel Sánchez había hecho una serie de irregularidades en la parte de la orilla del río donde ahora reside en una casa como okupa. Estaba bloqueando el curso natural del agua, lo que supone un verdadero peligro ante las abundantes lluvias que están cayendo.

Pero cuando estaban tomando prueba de dicha ilegalidad fueron sorprendidos por el propio Lute quien salió de la casa golpeándoles con un palo para que se marcharan. Además, y según la versión oficial, esgrimía un machete de grandes dimensiones mientras les amenazaba de muerte gritando. Ante esta situación y viendo peligrar su integridad, los agentes optaron por irse y fue entonces cuando aprovechando que se habían marchado, Manolín prendió supuestamente fuego al coche que llevaban. Los agentes dieron aviso al cuartel de El Bosque y la Guardia Civil puso en marcha un dispositivo para dar con él y detenerlo.

Y así Manuel Sánchez, que peina ya más de 50, era otra vez engrilletado y llevado a un calabozo y ante un juez. Como en 2011 cuando se le capturó cuando se descubrió que se escondía en una tienda de campaña en la zona de El Pontón. Más de 70 agentes de la Guardia Civil se emplearon entonces en la detención de este fugitivo que vivía con varios perros y que tenía una plantación de marihuana con 23 plantas.

En esta ocasión el motivo no era un robo como cuando se le buscó por los montes por un atraco en Oviedo u otro posterior en El Bosque. Sino por agredir a unos agentes, golpearles, amenazarles y quemar su coche. Por usar presuntamente la violencia.

Una acción supuestamente delictiva que le venía además de otra infracción. También repetida: ocupación del dominio público hidráulico. Es decir, hacer obras o modificaciones en zonas donde está terminantemente prohibido por el bien común. En plena ribera del río Majaceite donde ya hace muchos años se advirtió a él y a su familia que no podían hacerlo. Y donde tras ser desalojados volvieron a instalarse arrancando vegetación y haciendo chamizos para gallinas y enseres.

Por todo ello, por sus propios actos, se ha contado que Manolín, 'El Lute de la Sierra de Cádiz', ha sido puesto de nuevo frente a un juez quien, a la espera de otro juicio más en su vida, ha decretado que, de momento, se mantenga cien metros alejado de los agentes forestales.

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