SUCESOS
Continúa la lucha por encontrar a todas las víctimas del naufragio del 'Domenech de Varo'
Tras identificar a cuatro de ellos, y detectar errores sobre los nichos donde se suponen que estaban enterrados, han solicitado al juzgado poder seguir con las exhumaciones
Barbate recuerda a Tomás y José Antonio, marineros fallecidos en el naufragio del buque 'Domenech de Varo' en aguas de Lanzarote
Los nichos sin nombre del 'Domenech de Varo', el barco gaditano que naufragó en Canarias

La lucha por poder identificar y devolver a sus familiares a todos los marineros gaditanos que viajaban en el 'Domenech de Varo' continúa un año después. Estas personas descubrieron hace este tiempo que sus seres queridos podían estar enterrados en Arrecife cuando había pasado medio siglo desde que el arrastrero con base en El Puerto naufragara en aguas canarias en febrero de 1973. Nadie les había dicho nada y durante tantos años jamás pudieron despedir a los suyos.
Hasta que les llegó la noticia de que cinco de los diez marineros que viajaban en la tripulación pudieron ser sepultados entonces al ser encontrados sus cuerpos y comenzaron por su propia voluntad, con la asociación que crearon, a buscarlos. A ver si los fallecidos que estaban en esos nichos eran realmente ellos.
Fueron recogiendo toda la poca información de la que disponían y pidieron la autorización judicial para poder desenterrar esos cadáveres y poderles hacer las muestras de ADN. Así lograron exhumarlos y su identificación arrojó dos positivos: Antonio López Gallardo y Tomás Ladrón de Guevera, cuyos restos fueron entregados a sus familiares. Recientemente recibían un homenaje a su memoria en el puerto de Barbate, de donde eran originarios.
También se ha podido dar con otros dos: se trata de Francisco Roselló Zaragoza, que era natural de El Puerto y de Antonio Rodríguez Rivera, de Sanlúcar, cuyo cotejo destapó los errores iniciales en la identificación y su posterior ubicación en el cementerio canario.
El resto han resultado negativos, confirmando dichos fallos en las identificaciones de origen. Es decir, que las personas que se habían enterrado en dichos nichos no eran quienes se habían registrado como tales. Como explica el portavoz de la asociación e hijo de una de las víctimas, José Manuel Pose, estos fallos se pudieron deber a muchos factores: «la tripulación era nueva, no se conocían, el estado de los cuerpos era muy malo y además pusieron a identificarlos a dos marineros -los dos únicos supervivientes- que estaban en estado de shock».
Así que la batalla por encontrar a los que faltan continúa y es como si hubieran comenzado otra vez de nuevo aunque ya con la esperanza de haber hallado al menos a dos de ellos. En este momento ya se ha presentado un nuevo expediente de jurisdicción voluntaria para obtener la autorización judicial y poder exhumar los restos de los cuatro nichos. Los marineros que aún no han podido ser identificados son Julio Pose Cantos, natural de Malpica, afincado en Cádiz; Juan Rodríguez Coronel, de Sanlúcar; José Rivero Cortés, de Sanlúcar; y Manuel Oliva Barber, de Sanlúcar.
El naufragio del 'Domenech de Varo' ocurrió el 6 de febrero de 1973 cuando el pesquero se dirigía a los caladeros de la costa Atlántica norteafricana tras haber salido de El Puerto. De los doce marineros que iban a bordo, sólo dos sobrevivieron y de los otros diez, dos cuerpos fueron identificados y ocho se dieron por perdidos en el mar, como se indicó en un primer momento.
Un fallo de motor y un terrible temporal de viento les llevó a pique. Encallaban en la costa de Mala en torno a la una de la madrugada. El patrón Vicente Pérez (uno de los supervivientes) pudo arrojar la lancha salvavidas pero lo alcanzó una ola que lo tiró junto a la balsa y limpió por completo la cubierta arrojando a su paso a los pescadores. No pudo llegar hasta ellos. Sobrevivió junto a José Manga, otro de los peones que pudo llegar a la costa a nado.
A partir del día siguiente se encontraron algunos de los cadáveres, otros fueron arrastrados hasta la orilla. Y poco más. Al tiempo, acabó la historia. El tiempo se paró y nadie avisó de nada.
José Manuel Pose resalta la solidaridad y colaboración que están encontrando por parte de las administraciones a las que han acudido y de las que han recibido ayuda de forma «desinteresada». Este ha sido el caso de la Diputación de Cádiz, la Dirección General de Pesca y Acuicultura de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sanlúcar o el de Barbate, así como de la Fundación Unicaja y la Cofradía de Pescadores de Sanlúcar.
Y de esta forma continúan en la lucha por recuperar a sus seres queridos y «poder dignificar su memoria». «Ya no queremos buscar a los culpables o responsables de que ocurriera algo así, lo que queremos es poder encontrar de una vez a los nuestros».