Provincia

La lluvia augura una mejor vendimia, con adelanto otra vez, en el Marco de Jerez

Vendimia

La cosecha, como ha sucedido en los años anteriores, comienza antes debido al aumento de la temperatura media

La vendimia francesa ya no es de Cádiz

Los viñedos viven su momento álgido, justo antes de que comience la recolección de la uva. L. V.
Álvaro Mogollo

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Las altas temperaturas vuelven a adelantar el reloj de la vendimia en el Marco de Jerez. Tanto que algunas uvas han empezado a recogerse en los últimos días de julio, una fecha muy tempranera teniendo en cuenta los precedentes históricos.

Hablar de la vendimia es hacerlo de algo muy relevante a nivel empresarial y también social. Por el número de empresas y trabajadores que participan en esta actividad anual, y por el peso histórico de un proceso clave para la posterior elaboración del vino, se trata de una tradición con un fuerte arraigo en las localidades vinícolas de la provincia. Hay quienes se quejan de que en el pasado era un acontecimiento más potente por todo lo que llevaba aparejado a nivel de festividades, pero desde el sector se pelea para que eso no decaiga y recupere su esplendor.

En cuanto a la recogida de la uva, Bodegas Fundador ha sido la primera en iniciar este proceso esta misma semana, aunque la actividad de momento avanza con prudencia y cabe esperar que el grueso de la recogida en los viñedos no esté a pleno rendimiento hasta mediados de este mes de agosto.

En función de las condiciones en las que esté cada viñedo, más cercanos a la costa o en mayor o menor altitud, el grado de maduración de la uva llega antes o después, de ahí que algunas casas hayan comenzado ya la recolección de los racimos y otras aún tengan que esperar algunas semanas más.

Las previsiones estimadas por el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez, Xéres, Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda son positivas para este año, puesto que calculan que la producción aumentará en torno a un 10 o un 15 por ciento respecto al año anterior, en el que se recolectaron unos 50 millones de kilos. En buena medida, esto se debe a las lluvias caídas, que indudablemente ayudan al desarrollo de la fruta.

En cuanto a extensión, según los registros con los que cuenta este órgano de control, este año se explotará una superficie de 6.873 hectáreas, más o menos similar a la de ocasiones anteriores, con 33 lagares en los que se recibirá y procesará la uva.

Las precipitaciones han estado por debajo de la media histórica, algo que ya es habitual debido al agravado contexto de sequía que tiene en tensión a sectores productivos como la agricultura y la ganadería. Sin embargo, la primavera ha sido especialmente lluviosa, con chubascos abundantes, sobre todo en Semana Santa, que permitieron además que la tierra albariza acumulase esa humedad tan necesaria.

El calor ha sido menos acuciante que en otras temporadas, pero dentro de un rango importante encuadrado en la subida paulatina de temperaturas de las últimas décadas, lo que ha traído como resultado, junto al agua, una pronta maduración en los pagos.

Precisamente eso puede determinar también la cantidad de uva que se recoja, pues aquellos pagos que están más cerca del mar suelen ser más frescos que los de interior, por lo que el aumento de producción tiende a ser más limitado que en los demás, donde es normal que haya más frutos en caso de que las condiciones sean propicias.

El dispositivo de recolección y transporte ya está activo, para lo que los casi 1.500 titulares y las 2.000 explotaciones han recibido una guía con las pautas a seguir para garantizar la autenticidad de los vinos y vinagres de las denominaciones del Marco. Para vigilar ese cumplimiento, el Consejo cuenta con la ayuda de la Fundación OECCA (Organismo de Evaluación de la Conformidad y Certificación Agroalimentaria) y también con la Guardia Civil.

Una uva de calidad

Según los datos que maneja el Consejo Regulador, la calidad y el control sanitario de las uvas es óptimo. La mezcla de las abundantes lluvias en los meses previos al verano y que la temperatura no haya experimentado grandes olas de calor como en otros años, favorece que la maduración de la fruta se dé en perfectas condiciones.

Además, las plagas a las que suelen enfrentarse los viñedos no han causado estragos en esta temporada. Sí que se han registrado más casos de oídio, un tipo de polilla, y de mosquito verde en la zona de Sanlúcar, lo que podría afectar mínimamente a las cantidades cosechadas a orillas del Guadalquivir. Pero a nivel general los viticultores han podido capear esta circunstancia gracias al exhaustivo cuidado que brindan a la uva, habiendo sido un año positivo en ese sentido.

Una vez que se vayan recolectando las cosechas, tocará dar los primeros pasos, lo que será el germen de la obtención del vino. Primeramente con los pies de cuba, que se lleva a cabo con las primeras uvas maduras y que tiene como objetivo iniciar una primera fermentación que acelere los procesos que experimentará el jugo de la uva. Del mismo modo, se realiza la molturación de la uva, que consiste en presionar y partir la piel de la uva para que libere buena parte del mosto que será el cuerpo de los futuros vinos finos, manzanilla en el caso de Sanlúcar.

Desconvocada la huelga

La amenaza de huelga estaba muy presente para el inicio de esta vendimia porque los sindicatos denunciaban que a los trabajadores que habían pasado a tener un contrato fijo-discontinuo no se les reconocía la antigüedad.

Finalmente, la patronal Asevi-Asaja ha alcanzado un acuerdo con el que los temporeros que trabajen a tiempo completo durante todo el año cobrarán un complemento de 350 euros a partir del 1 de enero de 2025, que pasará a ser de 375 el siguiente año. Los que trabajen menos tiempo percibirán la parte proporcional de esta cuantía. De esta forma, pasará a ser un complemento y desaparecerá el concepto de antigüedad.

El secretario general de Asaja en la provincia, Luis Ramírez, ha valorado como positiva la entente alcanzada «pese a que ya teníamos un acuerdo económico cerrado desde junio de 2023 y pese a que la antigüedad no estaba contemplada en el convenio de Viticultura», valorando que la vendimia se podrá llevar a cabo con normalidad.

Menos temporeros a Francia

También durante este mes se desplazan trabajadores gaditanos para faenar en la vendimia francesa, aunque según ha podido constatar este periódico, cada vez son menos los que lo hacen, en cifras muy lejanas a las que se manejaron en el pasado.

La Federación de Industria de Comisiones Obreras asegura que con la vendimia francesa se produce el «mayor flujo migratorio laboral en nuestro país con más de 15.000 desplazamientos». Casi tres cuartas partes son andaluces, unos 11.000, mayoritariamente provenientes de las provincias de Granada y Jaén.

El salario mínimo este año para los temporeros es de 11,65 euros brutos la hora, 9,23 netos. La jornada laboral contempla un máximo de 44 horas semanales en Francia, por lo que la estimación de ingresos para quienes acuden al país galo a vendimiar está en la horquilla de los 1.800 y 2.300 euros al mes.

La mejora en sectores como el de la construcción han hecho que vecinos de localidades serranas como Alcalá del Valle, con amplia tradición en la vendimia francesa, opten por trabajar en la obra en otros puntos de la provincia o de la Costa del Sol, evitando de esta forma tener que poner tierra de por medio con el resto de su familia.

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