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Kiko el Cabra y los cinco tripulantes, de «asesinos» a colaboradores y libres en el caso de Barbate
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La justicia reconoce la cooperación de estos primeros detenidos decretando su libertad en una sentencia firme que ha tardado en emitirse meses
Los procesados aportaron vídeos y algunos datos para la investigación que dio con Karim El Baqqali, el piloto que, como ha confesado, llevaba la narcolancha que realmente arrolló a los agentes
Los primeros detenidos por la narcolancha que arrolló a dos guardias civiles en Barbate se libran de ir a prisión
«Si llega a estar la 'goma' perfecta me voy antes». Así se pronunciaba Kiko El Cabra ante la jueza en una de sus primeras declaraciones tras ser detenido y señalado como el máximo implicado en la muerte de dos guardias civiles arrollados por una semirrígida. Una declaración que se tomó en febrero, después de que este lanchero linense fuera arrestado junto a otros cinco tripulantes más acusados de ser los que embistieron y causaron la muerte de los agentes aquel 9 de febrero en el puerto de Barbate.
El Cabra y el resto insistía en su inocencia. «¿Cómo voy a hacer yo eso? ¿Cómo me voy a meter en ese lío tan gordo?», les decía también a quienes le habían apresado. Mientras que sí admitían su presencia en el muelle. «La nuestra (por la lancha) no iba bien, no iba bien», y por eso se «refugiaron» en Barbate. «Hasta que pasó lo que pasó ya me tuve que salir obligado», relataba ante la jueza. «Los mecánicos se querían bajar y los llevé hasta Sotogrande porque en La Línea ya había mucha policía».
Y así fue una de estas primeras declaraciones. Coincidentes con las que hicieron el resto de implicados, José Antonio, Jairo, David, Israel, Mustapha, y Kiko, los tripulantes que habían ido en la lancha desde Sanlúcar obedeciendo al dueño de la embarcación, junto a los mecánicos que llegaron posteriormente hasta el muelle barbateño para solucionarles un problema en los motores. Todos ellos fueron los primeros detenidos y señalados. Los que ocupaban la semirrígida de cuatro motores y dos antenas que luego se comprobó que no fue la del violento abordaje.
Antecedentes y riesgo de fuga
La trayectoria de uno de los implicados, Kiko El Cabra, al que le constaban antecedentes por diversos delitos y el ser conocido en la zona como piloto de este tipo de embarcaciones, también aumentó la presión sobre ellos. Y además, que no se les concediera la libertad al creer que existía riesgo de fuga. Desde la Audiencia de Cádiz se consideró sobre los recursos presentados por sus abogados que el hecho de que conocieran el mundo de tráfico de drogas y los transportes en narcolanchas les podía servir para escapar en cualquier momento hacia el otro continente.
Continuaba la instrucción y todos los implicados se mantuvieron en el mismo relato desde que fueron arrestados. Asegurando que estuvieron allí pero que ellos 'no habían sido'. De ahí que, por su propia colaboración además de otras imágenes que se obtuvieron, el caso diera un giro de 180 grados. No era esta gente de La Línea y Sanlúcar, sino unos marroquíes, un tal Karim.
Desde sus defensas se insistió también en entregar dos vídeos que estos primeros detenidos habían grabado desde la lancha que ocupaban. Esas imágenes les exculpaban de estar en la planeadora que acosó y colisionó contra la zódiac de los guardias civiles- si ellos habían grabado, no podían ser-. Y aportaron más datos sobre las características de la semirrígida y a qué organización podía pertenecer.
Comenzó entonces a salir el nombre del clan Pus Pus, Gabarde y el posible piloto que iba a los mandos. La identificación y el seguimiento de esta planeadora, algunos vestigios encontrados, aportaban el resto de información para poder ir a por ellos. Una cuestión que ejerció alguna presión también sobre los únicos acusados hasta el momento. «Decir un nombre es muy peligroso en este mundo», aseguran fuentes de la investigación. Sin embargo, lo dieron o, al menos, apuntaron en la dirección correcta.
Sabedores de ello y preocupados del 'riesgo' que corrían, les apremiaba salir de la cárcel y esquivar posibles ajustes. Poder estar más 'seguros'. Así que su colaboración fue en el mismo camino. Además se enfrentaban a penas muy altas: doble asesinato y cuatro asesinatos intentados, atentado, lesiones... Cuando, si, por el contrario, se creía sus versiones y se encontraba a los verdaderos presuntos autores, ellos serían ya procesados por contrabando (por ir y utilizar una narcolancha) y otro delito de organización criminal ya que eran varios integrantes con un mismo cometido delictivo.
Así cuando la UCO y la Comandancia de Cádiz siguieron con sus gestiones y su trabajo dando con el piloto Karim El Baqqali y, recientemente con otros dos tripulantes, Mohamed Laachiri y Yassine El Morabet, que se habían ocultado en Marruecos, la idea de ser condenados pero manteniendo la libertad tomó fuerza.
Karim El Baqqali era detenido en septiembre tras entregarse en Barbate, sin embargo, ya antes, en agosto y tras el giro que había tomado la investigación Kiko el Cabra y el resto habían salido de prisión preventiva. Ante estas nuevas indicaciones que arrojaban las pesquisas, en julio la Fiscalía Antidroga había emitido un informe para no oponerse a que estos inculpados fueran puestos en libertad provisional. Se llegaba así a un principio de acuerdo de conformidad que ha desembocado finalmente en una sentencia bastante favorable para estos encartados, teniendo en cuenta a lo que se podían enfrentar.
El fallo, aunque es condenatorio, les aplica los atenuantes de colaboración y admisión del delito de contrabando, por lo que han podido optar a una pena mínima y la suspensión de esa privación de libertad. Y así lo indica: «Los seis acusados, desde su primera declaración han reconocido la comisión de los delitos y además han ofrecido los datos que conocían de otra embarcación de alta velocidad que se encontraba esa noche en el puerto de Barbate».