Navidad 2022
En Kenia, Tanzania y Malí, así pasan la Navidad los militares gaditanos desplegados en operaciones
Más de 300 militares de dos unidades de la provincia de Cádiz vivirán estos días lejos de su familias
Los emotivos mensajes de los militares gaditanos desplegados en operaciones
«Se trata de nuestro deber. Cada uno se marca sus propósitos en la vida y eso es lo que nos define. Yo tengo mi propósito como militar, por lo tanto mi deber es estar aquí. No creo que alguien piense que merece la pena en sí perderse los momentos que se pierde al estar aquí, como ver crecer a tu hijo, un embarazo, visitar a sus padres… Pero es nuestro deber y por un momento por duro que parezca, no debes darle mas vueltas y cumplir con él». Así de claro contesta el cabo de Infantería de Marina Miguel Ángel Valenzuela a más de 4.000 kilómetros de su casa, donde su mujer embarazada pasará la Navidad sin él, cuando le preguntamos si merece la pena el sacrificio. Como su historia, las de los miles de militares españoles que pasarán estas fiestas lejos de sus seres queridos, son únicas.
Actualmente hay dos unidades de la provincia de Cádiz desplegadas en misión internacional. La Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina FIMAR EUTM-MALI XXI, compuesta por un centenar de militares del Tercio de Armada, y la fragata 'Santa María', con una dotación de unos 220 hombres y mujeres, desplegada en la operación 'Atalanta' de lucha contra la piratería en el océano Índico. Ambas partieron en noviembre y, mientras que la fragata volverá a la Base Naval de Rota a finales del próximo mes de febrero, los infantes de Marina regresarán a San Fernando en mayo, tras medio año de despliegue.
Malí, comiendo las uvas en el puesto de guardia
Este último contingente, forma parte de la misión de entrenamiento de la Unión Europea en Malí, compuesta por unos 600 militares de diferentes países, y en la que participan un centenar de infantes de Marina del Tercer Batallón de Desembarco Mecanizado, Grupo de Movilidad Anfibia y del Grupo de Apoyo de Servicios de Combate de la Brigada de Infantería de Marina 'Tercio de Armada' de San Fernando. Los gaditanos están desplegados en diferentes acuartelamientos «desde Bamako, la capital, hasta Koulikoro, en el Training Center (KTC), junto con españoles de otras unidades», explican desde Mali.
La Navidad la pasarán, como no puede ser de otro modo, trabajando. Pero en las cenas de Nochebuena y de Nochevieja se reunirán para celebrarlas juntos, al tiempo que realizarán videollamadas con sus familiares y seres queridos, para «sentirlos cerca». Además, en el acuartelamiento se organizan estos días diferentes actividades, como una carrera de San Silvestre. A alguno de estos infantes de Marina le tocará ver las campanadas y recibir al 2023 desde su puesto de guardia. Pero todos sacarán «para compartir con sus compañeros, su segunda familia en estas tierras, el fiambre que llevan guardando un tiempo para esta ocasión especial o que sus familiares han podido enviarles en la última paquetería».
«Estar lejos de casa nunca es sencillo, pero gracias a los medios de los que disponemos hoy día, podemos sentirnos cerca de nuestra gente. Además, afortunadamente estamos aquí un grupo con una gran calidad humana, y nos apoyamos mutuamente», afirma el teniente Francisco Borja Rodríguez Muñoz, jefe de sección de la Task Force Bamako. Para este isleño de 33 años es su primera misión, «una experiencia enriquecedora e irrepetible que jamás hubiese podido vivir de no ser por la Infantería de Marina», asegura.
La alegría en la cara de los niños malienses
«Esta oportunidad de ser parte de un contingente desplegado en otro país, es para lo que un militar se prepara todos los días y pocas veces se tiene la suerte de llevarlo a cabo. Teniendo el apoyo de la familia ese sacrificio se hace más llevadero. Además, siento orgullo cuando veo que estamos ayudando a la gente aquí, y ver la cara de alegría de los niños me trae buenos recuerdos de los míos», dice el cabo Iván Cruz Braza, cuya función en Malí es la de auxiliar del suboficial jefe de su pelotón y, entre sus labores está la de operador de radio cuando salen a patrullar. Es también la primera misión en el exterior para este gaditano de 33 años y la afronta con «ilusión y ganas».
Al igual que su compañera, la cabo primero Mónica Cosmea Pérez, integrada en la Plana Mayor de Mando del Grupo Táctico Force Protection 'Lauria', donde se encarga de la gestión y administración de personal. «En estas fechas tan señaladas es lógico acordarse de nuestros seres queridos y del ambiente navideño que se respira en España. Sin embargo, es un orgullo poder representar a mi país más allá de nuestras fronteras y ejercer mi deber como militar en las fechas y la situación en las que el mando así lo requiera», afirma sin dudarlo esta ovetense de 47 años, que resalta la «exigente preparación previa al despliegue», de la que se siente «orgullosa», así como el «compañerismo existente en zona de operaciones».
«Somos conscientes de que en cualquier momento debemos estar al servicio de España allá donde seamos requeridos», resalta el sargento primero Alberto Sánchez Puerta que cumplió los 36 años el pasado 4 de diciembre en zona de operaciones y para el que es también su primer despliegue. Este gaditano, que se encarga de logística en el Elemento de Apoyo Nacional para la misión EUTM-Mali, pone de relieve la labor de la familia y los seres queridos, «el apoyo que ellos nos proporcionan nos otorga la estabilidad necesaria para el mejor cumplimiento de nuestra misión», asegura.
El sargento Álvaro Santa-Eufemia Maeto-Sidrón lleva ya en su mochila dos despliegues internacionales, formando parte de las Agrupaciones Permanentes de la OTAN, pero esta vez la Navidad lejos de casa será diferente. «Tengo un hijo de dos años y son fechas señaladas en el calendario. Aún así, el deber me llama como profesional. El saber que mi familia está bien es suficiente para poder cumplir la misión de manera exitosa. Es tiempo de apoyarse en los compañeros y vivir una Navidad de la mejor forma posible alejados de nuestros seres queridos», declara a este periódico.
El sacrificio merece la pena. «El tener la oportunidad de formar parte de un contingente que despliega en zona de operaciones es uno de los mayores retos a los que se puede enfrentar un miembro de las Fuerzas Armadas. El espíritu de sacrificio es uno de pilares sobre los que se sostiene un militar», sentencia.
«Cosas simples, como duchar a tu hijo, es lo que se echa de menos»
Lo que más va a echar de menos en estas fechas es, por supuesto, a su hijo y a su mujer, y «cerrar de nuevo un año rodeado de los míos». Al 2023 le pide «salud y felicidad». «Cosas tan simples como duchar a tu hijo en casa, el abrazo de tu pareja tras un día de trabajo, o el beso de unos padres deseándote siempre lo mejor, son las cosas que más se echan de menos aquí», asegura el sargento primero Sánchez Puerta. En la mente de la cabo primero Cosmea, estas fiestas estarán su familia y los paisajes de Cádiz. Y en la del cabo Cruz, su pareja «a la que extraño mucho y es un pilar fundamental en mi vida». Al igual que el teniente Rodríguez Muñoz, que rememora los ratos de «sofá, peli y sushi» con ella y las comidas de los domingos en casa de sus padres. Mientras que en la del cabo Valenzuela, sevillano y que se enfrenta a su primer despliegue, está su mujer «y ver cómo va evolucionando el embarazo, acompañarla en este momento tan especial», al tiempo que echa de menos «los fines de semana en que nos juntamos con mi hermano en casa de mis padres, y a toda la familia en general».
La 'Santa María', en los puertos de Mombasa y Dar es-Salam
Al otro lado del continente africano, desplegada en la operación 'Atalanta', luchando contra la piratería, vigilando los tráficos ilícitos y protegiendo los barcos del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas frente a las costas de Somalia y el Golfo de Adén, en el océano Índico, está la fragata 'Santa María'. Su dotación está formada por unas 220 personas, de las que 109 han nacido en la provincia de Cádiz. A bordo de la fragata se encuentra, además, un equipo sanitario de médicos y enfermeros con capacidad de efectuar intervenciones en la mar, un Equipo Operativo de Seguridad de Infantería de Marina, las dotaciones del helicóptero y del sistema no tripulado 'Scan Eagle' embarcados, así como el personal del Estado Mayor del mando de la fuerza EUNAVFOR Atalanta.
Pasarán la Navidad en el puerto de Mombasa (Kenia), allí tendrán cena especial de Nochebuena con villancicos y productos típicos de estas fiestas. «En Nochevieja, si la misión lo permite, estaremos atracados en el puerto de Dar es-Salam (Tanzania) donde no faltarán las tradicionales uvas del nuevo año», señalan a este periódico desde la 'Santa María', cuya dotación tiene «ganas de celebrar la Navidad y el Año Nuevo 2023». Así, el barco está completamente decorado con «pequeños adornos navideños que alegran la rutina de nuestro trabajo durante la misión y nos recuerdan las fechas en las que estamos».
Además de las cenas, subrayan, «se suelen organizar actividades lúdicas para toda la dotación como la celebración un bingo benéfico, ver una película en cubierta, organizar una carrera solidaria, u otras actividades de ocio que permitan el descanso y la celebración de estos días».
Cuentan emocionados que han sentido «gran alegría» al recibir «las cartas de apoyo de niños y niñas de colegios de Bailén (Jaén). Después de leerlas, las hemos colgado en nuestro tablón de anuncios durante estos días». Además, en estos días llegan unos particulares Reyes Magos, convertidos en paquetes que los seres queridos de los hombres y mujeres que componen la dotación de la fragata les mandan desde territorio nacional y que llegan a los «puertos de escala mediante sistema de estafeta postal y vuelos logísticos».
«Pasar la Navidad fuera de casa es completamente diferente, aunque a bordo nos sentimos muy cerca de nuestras casas a pesar de estar a más de 6000 kilómetros. Esto se debe a que pasar juntos tantas horas en un espacio tan pequeño hace que la dotación se convierta en nuestra segunda familia», cuenta el alférez de navío Alejandro de Gandarillas Carrara, oficial de operaciones y de guardia en puente en la 'Santa María'. No es la primera vez que este madrileño de 23 años pasa estas fiestas lejos de su casa, ya le ocurrió en 2019, durante su crucero de instrucción a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. «El hecho de pasar tanto tiempo fuera de casa, y sobre todo en fechas tan señaladas, nos permite valorar todo lo que tenemos. Asimismo, nos da la oportunidad de vivir experiencias, conocer países y culturas que no hubiese conocido nunca», declara.
«Todos nos apoyamos y somos una pequeña familia. Además, sé que estoy realizando una buena labor por una buena causa en la Operación 'Atalanta', para proteger a los barcos del Programa Mundial de Alimentos y contribuir a la represión de la piratería y robo a mano armada frente a las costas de Somalia», explica a este periódico la cabo Esperanza Ferreras Martínez. A sus 35 años, esta sevillana tiene en su mochila unas cuantas misiones. «He participado en tres operaciones 'Atalanta', como en la que nos encontramos, en los años 2011, 2019, 2020. Además, en la operación 'Sophia' en los años 2017-2018, de una duración de unos cinco aproximadamente cada una. Esta última misión 'Sophia', fue para mí personalmente la más bonita, emocionante, dura y difícil sentimentalmente a la vez que he vivido. Se desarrollaba por las aguas del mar Mediterráneo y su misión principal es la lucha contra el tráfico ilegal de personas», recuerda.
Ejerce de peluquera de la fragata y trabaja en la oficina de detall, que engloba toda la parte administrativa y de gestión de personal del buque. Cuando le preguntamos cómo se lleva pasar la Navidad fuera de casa, tiene el corazón dividido. «Por un lado bien porque me gusta mi profesión y me enorgullece la labor que estoy realizando, pero por otro lado se hace duro el estar lejos de mi hija y mi familia, sobre todo en esta época en la que aprovechamos para reunirnos toda la familia, ya que vivimos en diferentes localidades. No poder estar el día de Reyes y poder ver a mi hija abrir los regalos es algo que me entristece. Para contrarrestar un poco esta situación, me apoyo en mis compañeros que están en la misma situación que yo», dice emocionada. Echa mucho de menos a la pequeña, «el no estar físicamente a diario con ella y no poder estar a su lado cuando me necesita, se hace duro y aún más siendo tan pequeña, aunque me quedo muy tranquila sabiendo que se queda en las mejores manos con mi madre».
Pero tiene claro que todo esto merece la pena «porque estoy trabajando y haciendo algo que me gusta, por eso me metí en las Fuerzas Armadas, y como toda profesión, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Además, sé que estoy realizando una buena labor por una buena causa en la operación 'Atalanta', para proteger a los barcos del Programa Mundial de Alimentos y contribuir a la represión de la piratería y robo a mano armada frente a las costas de Somalia».
Tampoco es la primera vez que pasa la Navidad fuera de casa el cabo primero Francisco Vicente Moreno Alonso. Este isleño de 48 años tiene en su hoja de servicio la participación en la navegación del Adriático (bloqueo a la antigua Yugoslavia), en dos ocasiones; en la Fuerza Naval Permanente en el Mediterráneo, 'Active Endeavour' y 'Sea Guardian' otras dos, así como en las operaciones 'Sophia' y la 'Atalanta' en cuatro ocasiones. «Después de tantas misiones desempeñadas uno puede pensar que está acostumbrado, pero lo cierto es que en estas fiestas especiales de reuniones familiares uno echa de menos a los suyos cuando se encuentra fuera de casa», dice este militar, que en la 'Santa María' es auxiliar de contramaestre, patrón de aeronaves y embarcaciones y pañolero.
Tiene claro que lo que más echa de menos es a su familia, «mi esposa, mis dos hijos, mis hermanos, mi madre y a mi suegra». Y al plantearle si merece la pena el sacrificio de estar lejos de casa responde que «llega un momento en que uno ya no se plantea si merece la pena o no, sino más bien tiene asumido lo que la unidad demanda y la labor que se realiza. Lo considero más el trabajo que he elegido y una forma de vida más que un sacrificio. Sin embargo, si hay algún sacrificio verdadero es el de nuestras familias, que en estas fechas no nos tienen en casa».
Al igual que sus compañeros, la sargento Silvia Alba Porras, de 24 años, tiene en su corazón a los suyos. Para esta gaditana, mecánica de la fragata, es su primera misión, «Era algo que siempre quise hacer desde que era pequeña, y fue uno de los motivos que me llevaron a unirme a la Armada. La oportunidad de poder ayudar a los más necesitados en territorio africano y poder evitar posibles ataques piratas hicieron que diera el paso para realizar esta misión», declara. «El estar lejos de nuestras familias y amigos es duro, pero gracias a los compañeros con los que se forma una nueva familia, se hace todo más ameno», cuenta. Al tiempo que hace mención a las cartas de apoyo de los niños y niñas de Bailén que han recibido «deseándonos una Feliz Navidad y agradeciéndonos nuestra labor». Esas cartas, cuidadosamente colocadas en el tablón de anuncios, que miran cada día los militares de la fragata 'Santa María', dice la sargento, «nos recuerdan por qué estamos aquí y nos dan más fuerza aún».