Premios La Voz 2024
Juvencio Maeztu: «El optimismo es algo con lo que crecí en Cádiz»
El directivo gaditano es reconocido a nivel global por su forma de ejercer el liderazgo poniendo en el centro a las personas
Juvencio Maeztu, vicepresidente mundial de Ikea, es uno de los galardonados en los Premios LA VOZ 2024. Se trata de un directivo con gran bagaje a nivel internacional, que ha destacado por poner en valor el factor humano de quienes componen las empresas, sin importar el cargo que ejerzan.
-¿Qué aporta IKEA a una provincia como Cádiz?
-La visión de IKEA de crear un mejor día a día para la gente es aún más relevante en los tiempos en que vivimos. Contribuimos a mejorar la vida en el hogar gracias a nuestro amplio surtido de productos a precios asequibles para que la mayoría de las personas en Cádiz puedan tener una solución de precio bajo para sus necesidades y sueños.
Contamos con 350 personas que trabajan en nuestra tienda de Jerez y en el punto de recogida que tenemos en Algeciras. Pero también tenemos un objetivo claro en la región en términos de impacto positivo en las personas y el planeta. En este sentido, recientemente, la tienda IKEA en Jerez, por ejemplo, se reunió con el Ayuntamiento jerezano para profundizar su colaboración en materia de formación y empleabilidad.
Para nosotros, en IKEA es fundamental tener un impacto positivo en las comunidades donde estamos presentes y apoyar el crecimiento de Cádiz y Andalucía.
-¿Qué diferencia a IKEA de otras grandes empresas a nivel mundial?
-Tenemos una visión única y lideramos con el ejemplo, guiados por nuestra sólida cultura y valores. La forma en que medimos nuestro desempeño no es sólo financiera, sino que tenemos en cuenta la forma en que creamos valor en cuatro dimensiones:
1. Mejores hogares para nuestros clientes con nuestra amplia oferta de productos a precios reducidos.
2. Un planeta mejor para todos, con nuestro compromiso de alcanzar las cero emisiones netas para 2050. Somos propietarios de 45 parques eólicos y 12 parques solares, y producimos más energía renovable que la que consumimos. Hemos reducido desde 2016 nuestra huella climática en un 24,3% en términos absolutos y estamos cumpliendo con nuestro compromiso de reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero en toda la cadena de valor del Grupo Ingka antes del año fiscal 2030.
3. Una vida mejor para las personas, con nuestras buenas prácticas en igualdad de género, diversidad, inclusión, salarios justos, igualdad salarial de género y nuestro alto nivel de requisitos en prácticas sociales y ambientales con nuestros proveedores (denominado IWAY).
4. Ser una mejor empresa para asegurarnos nuestro futuro a largo plazo. Nuestra tasa impositiva normalizada fue del 28 % el año pasado y publicamos un informe fiscal cada año.
Somos propiedad de una fundación, por lo que el 85 % de los ingresos netos se reinvierte en la empresa para apoyar a los clientes y compañeros de trabajo y el 15% se paga como dividendo al único propietario de la empresa, el propietario de la Fundación Stichting INGKA, que tiene el propósito solidario de proporcionar financiación a la Fundación IKEA. Ni un solo euro acaba en el bolsillo de ningún accionista privado.
Nos guiamos por una cultura y unos valores sólidos. IKEA ha crecido con el tiempo, pero al mantener estos valores especiales, mantenemos nuestra singularidad. La visión de IKEA, crear un mejor día a día para la mayoría de personas, está siempre en el centro de nuestro pensamiento mientras nos esforzamos por ser mejores diariamente.
-¿Cuáles son los compromisos de su empresa con la sociedad?
-Como mencioné antes, contribuimos en cuatro dimensiones. Si ponemos el foco en España, por ejemplo, en la primera dimensión, centrada en los consumidores, hemos invertido 100 millones de euros en reducciones de precios en unos 2.200 productos para que muchas personas puedan tener acceso a una vida mejor en el hogar. En materia de sostenibilidad, el 91,42% de la energía consumida es de origen renovable y el 40,23% de las entregas de última milla son realizadas por vehículos de cero emisiones. Además, hemos conseguido reducir en un 61% el desperdicio alimentario. Respecto a nuestras acciones dirigidas a crear un impacto positivo en la comunidad, en España, durante el pasado año fiscal, se han llevado a cabo 41 iniciativas diferentes, impactando en 2.295 beneficiarios que han visto mejorada su empleabilidad y/o su acceso al hogar. Con nuestro Plan Allen, por ejemplo, hemos invertido 10 millones de euros hasta 2025 con el objetivo de contribuir a la recuperación de la economía y la sociedad española.
-Quienes le conocen dicen que es un directivo atípico. ¿Por qué?
-He intentado ser siempre el mismo, independientemente del trabajo que haya realizado o de los puestos que haya alcanzado en la empresa. Es importante ser sincero y auténtico, ya que necesito ser fiel a mí mismo. He tenido el privilegio de trabajar en varios países, aprendiendo de muchas personas diferentes y creciendo como persona y como líder. Tomar una taza de té con Saif (la persona que recoge los carritos de los clientes en la tienda IKEA de Wembley) cuando vivía en Londres, o estar sentado en el suelo de la humilde casa de Anu en Bangalore cuando vivía en la India: no se trata sólo de tener un interés real por las personas, sino de contar con una enorme fuente de inspiración para aprender y hacer un mejor trabajo.
Necesitamos separar el rol y la persona. El rol no puede apoderarse de la persona, sino que, al contrario, la persona es el núcleo para un verdadero liderazgo.
-¿En qué lugar se encuentra el factor humano en una multinacional?
-Me uní a IKEA por su visión, cultura y valores. Cuando reclutamos, buscamos los valores de las personas antes que su experiencia. Suelo decir que la contratación es la actividad más importante de la empresa. Mucho más que cualquier estrategia.
Los valores son nuestra brújula moral para tomar decisiones, crear valor para los clientes, para las personas, para el planeta y para el largo plazo. Las empresas y las personas deben ir de la mano. Muy a menudo digo esta frase que lo define muy bien: «Ser un buen negocio es un buen negocio».
-IKEA da gran importancia a la asequibilidad. ¿Cómo se logra esto?
-El precio bajo es parte de nuestro ADN, estamos del lado de la mayoría de personas, ya que todas tienen necesidades, sueños y frustraciones para tener una vida mejor en casa. Para poder ser una empresa de bajo precio debes ser una empresa de bajo coste. Y lo hacemos siendo un minorista orientado hacia la producción, optimizando los costes operativos, invirtiendo en tecnología, invirtiendo en la reutilización de nuestras tiendas y capacitando a nuestros compañeros de trabajo.
Pero el precio bajo no es suficiente. Cómo lo conseguimos es lo que marca la diferencia. Estamos muy orgullosos de que los precios bajos en IKEA tengan un gran significado, lo que denominamos diseño democrático. Todo producto debe tener un buen diseño, buena funcionalidad, buena calidad, buena sostenibilidad y un precio bajo. Y lo hacemos trabajando con las más altas exigencias en nuestra cadena de suministro, reduciendo nuestra huella climática, con salarios justos, garantizando la igualdad salarial de género y apoyando a la sociedad de muchas maneras.
Esto no es tarea fácil y requiere mucha determinación para convertir los dilemas en oportunidades. Nuestra motivación, ayudar a la mayoría de las personas, es muy inspiradora. Eso nos da un enorme nivel de energía para seguir mejorando.
-¿Qué influencia tiene a nivel profesional su origen gaditano?
-Alguien dijo que tu vida tiene sentido cuando miras hacia atrás y conectas todos los puntos. Dando respuesta a esta pregunta me doy cuenta de algunos de esos puntos. Cádiz ha sido una puerta abierta al mundo desde que fue fundada hace 3.000 años por los fenicios. Mi apetito por explorar y aprender del mundo me ha inspirado los 32 años que llevo viviendo fuera de Cádiz. Mi pasión por los barcos viene desde mi infancia en esta ciudad. Y la vela ha sido una de las mejores escuelas de liderazgo que he tenido. Me ha brindado el espíritu de equipo y la resiliencia que tanto se necesita en el mundo actual. El optimismo es algo con lo que crecí en Cádiz y tener una visión positiva del futuro es más necesario que nunca. Mi educación ha dado forma a mi brújula moral, que aprendí de mi infancia y de mi familia, y me apoya firmemente a la hora de tomar decisiones. Cádiz es una parte muy importante para mí.