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Cuando jugar ya no es divertido: se dispara en Cádiz la ludopatía on line entre los jóvenes

Colectivos de ayuda y terapeutas reciben cada vez más a chicos adictos al juego. «Las tecnologías son la nueva droga del siglo XXI y no se le está dando a sus riesgos la importancia que tienen»

Crecen los casos de violencia, hurtos en casa y fracaso escolar relacionado con esta dependencia

N. frade

M. Almagro

«He visto a gente que ha tenido que poner en venta su casa para poder afrontar la deuda que su hijo había generado con el juego, con las apuestas. Es muy preocupante lo que está pasando». Lo dice Alejandro Gutiérrez, experto terapeuta, técnico profesional en intervención social sobre drogodependencias y especializado en el tratamiento de adicciones. No trata de alarmar sino ser claro y trasmitir lo que para él y su equipo ya es una realidad. Lo que ven en el día a día de su trabajo.

Este profesional que dirige dos clínicas especializadas en el tratamiento de adicciones en la provincia, Novo Vitae y Antolex, ambas en Chiclana, cuenta que cada vez están recibiendo en sus centros a mas jóvenes enganchados a las nuevas tecnologías, menores en muchos casos que han perdido el control sobre sí mismos cuando, móvil en mano, se quedan absortos ante la pantalla y empiezan a jugar o relacionarse de manera compulsiva. «Está claro. Las tecnologías mal utilizadas son la nueva droga del siglo XXI y no se le está dando la importancia que tiene entre los adultos».

Lo confirman las cifras de los últimos estudios que se han hecho al respecto. Como un informe realizado por el Gobierno que asegura que un 10,3 por ciento de adolescentes entre 14 y 18 años realizan apuestas en internet. Según los mismos datos (relativos a 2021) en el último año se ha registrado un aumento del 57% de nuevos jugadores. Y ello a pesar de que se supone que solo pueden acceder a estas plataformas y participar en ellas mayores de edad. Sin embargo, y como ha detectado la Policía, los jóvenes utilizan diversas estratagemas para poder apostar dinero real como utilizar el DNI o las tarjetas de crédito de algún familiar o conocido adulto.

«La ludopatía habitual sigue pero en estos casos se ha transformado en on line. Ha subido un 20 ó 25 por ciento y las ruletas o las apuestas reinan. Es un dinero rápido. Se creen que a través del juego pueden vivir y comprarse todos esos caprichos caros que quieren pero no se dan cuenta que al final terminan hundiéndose», advierte el terapeuta.

Y esta adicción funciona o se comporta como la de la cocaína o cualquier otra sustancia estupefaciente. «En el momento que tienen cualquier problema buscan el móvil. Tener la pantalla en la mano, ese luminoso, les da tranquilidad... es un placebo. Es un hábito que en cierta manera se les ha inculcado desde jóvenes, son nativos de esas tecnologías y mal usadas son todo un peligro que se multiplica por esta continua y fácil accesibilidad. En los mayores ocurre también pero con menor incidencia y repercusión».

Como explica, a sus terapias que son diversas y presenciales, individuales, grupales y también on line, están acudiendo usuarios desde los 16 años. «Vienen cuando ya se detecta de forma clarísima. Cuando ellos o sus familias ven que han perdido el control. Se vuelven agresivos, entran en la ira, tienen fracaso escolar, malas actitudes, descontrol, aislamiento, frustración... pierden el sentido de la vida, solo piensan en hacerse fotos, en jugar, algo que empezó con dos horas al día termina ocupando todo su día, sin control ni horario alguno».

Narcos 'legales'

Este hecho, el que la disponibilidad y la adicción vayan completamente de la mano, no pasa desapercibido para las casas de apuestas y las plataformas que buscan su propio beneficio. «En ese mercado hay verdaderos narcos legales, saben cómo captarlos. Y hay muchísima oferta. Ya pueden apostar desde que traje va a sacar Cristina Pedroche hasta resultados de fútbol o cualquier otro deporte, quienes marcan, minuto... de todo». De ahí que la continuidad y el no parar suponga un verdadero problema. «Se entrampan y creen que si siguen y ganan van a salir de ese agujero pero es peor», continúa el experto.

Es así como este tipo de centros han ido recibiendo cada vez más a chicos que han caído en esta ludopatía. «Nosotros llevamos abiertos cuatro años. Antes, todos nuestros pacientes llegaban con problemas con la cocaína, el alcohol, las anfetaminas... y ahora muchos lo hacen por el juego. Un diez o quince por ciento son chicos».

Y es que, y tal y como explican desde Antolex, la adicción a las nuevas tecnologías actúa en el cerebro como cualquier otra adicción con sustancia, modifica la actitud del paciente igualmente llevándole a las mismas circunstancias que las demás adicciones. Además incluye la misma sintomatología que una dependencia química, incluyendo la tolerancia y el síndrome de abstinencia, entre otros.

¿Y qué se puede hacer para no caer? Pues el terapeuta cree clave que los padres sean conscientes de los riesgos que existen y que el acceso a las tecnologías no se normalice sin darle la debida importancia. «Sería conveniente que ese uso habitual y acceso sin control alguno no se diera hasta los 14 ó 15 años, hasta que el niño no haya fraguado sus hábitos en la vida, comunicándose y relacionándose de forma natural. Las tecnologías y el avance son una maravilla pero hay que saber usarlas».

El papel de los padres «fundamental»

Esta misma percepción, del avance y el crecimiento de la ludopatía on line entre los jóvenes, la están teniendo en Proyecto Hombre, uno de los colectivos más reconocidos y que dan amparo desde hace años a personas con diversas adicciones y a sus familias. «Claro que nos preocupa el aumento o abuso de las llamadas TRIPS o nuevas tecnologías en los últimos tiempos», comienza Luis Bononato, presidente de la asociación.

«El uso de las redes sociales es imparable y ya se han visto cuestiones delictivas derivadas de este hábito. Nos preocupa especialmente en el caso de menores y adolescentes, sobre todo en los juegos y apuestas on line», insiste. De ahí que considere «fundamental» el papel de los padres. «No hacen seguimiento del uso que sus hijos hacen de los móviles y tampoco a veces ponen remedio cuando hay casos evidentes de ludopatías».

En este sentido, el presidente de Proyecto Hombre, entiende la dificultad en poner límites. «Es muy difícil de controlar porque cogen los móviles en casa o de cualquier adulto. Cada vez hay más casos y la publicidad, aunque esté regulada, sigue llegando».

Ocurre por ejemplo en las apuestas deportivas donde, como denuncia Bononato, casas de apuestas forman parte de patrocinios de grandes equipos de fútbol o se insertan de manera habitual en las publicidades de las retransmisiones. «Todo eso juega en contra, nunca mejor dicho».

En este sentido desde Proyecto Hombre entienden que es necesario poner el acento en la educación como mejor método de prevención. «Los padres deben de asumir la responsabilidad de control, ese es un factor de protección claro. No puede ser que se le dé un móvil o una tablet a un niño desde muy chico para que te deje en paz. Es un indicativo de que no hay diálogo, de que se huye así del conflicto con facilidad y de imponer la autoridad y que sepan aprender de la frustración. Todo ello va generando un hábito del que después es más complicado salir».

Por ello insiste en que es «clave» dar un mensaje claro y no infravalorar lo que luego puede suponer una adicción severa. Y para demostrarlo vuelve a servir un dato. Mientras que en cuestiones de sustancias reciben entre un 15 ó 20 por ciento de mujeres como pacientes, en el caso de menores se borra la distinción de sexos y el problema ya se iguala en todo. Es decir, su penetración o poder de dependencia es mayor y no descarta ni por género ni por nada.

Y así, y como cuenta el presidente de este colectivo de ayuda, conscientes de este peligro y necesidad, han lanzado varios talleres y programas específicos sobre la ludopatía y la adicción a las nuevas tecnologías entre los más jóvenes. «Son los que más nos piden desde los colegios. Además también aumenta la demanda sobre los que se imparte acerca de gestión de emociones, baja autoestima, frustración, situaciones conflictivas...».

Porque precisamente es cuando ocurren esos episodios, cuando hay conductas violentas o también robos en casa cuando «se toma en serio». «Es necesario y urgente que haya una mayor implicación y compromiso por parte de todos estos frentes. Si no, cada vez habrá más casos».

Un pérdida de control en cinco años

Según estudios elaborados por expertos como por ejemplo en campañas recientes de la Diputación de Cádiz, hoy se conoce con bastante precisión el proceso que sigue un jugador patológico desde su inicio en el hábito hasta que pierde el control sobre él. Como explican, dicho proceso suele suceder de manera muy similar en todos los jugadores.

Y es justo en la adolescencia cuando se inicia en la mayoría de los casos. Los expertos hablan de un período de cinco años desde que esa persona se inicia en el juego (en cualquiera de sus variantes) hasta que sufre la dependencia y el descontrol. Pero este período puede ser más corto, como puede ocurrir con los menores y su mayor vulnerabilidad en la voluntad. Y peor aún si unas primeras y generosas ganancias en estos inicios aceleran dicha adicción.

 

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