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Así se vive la Feria de Jerez desde una silla de ruedas: «es la Feria del Caballo... y yo voy en carruaje»
Luippi explica, con mucho humor, su experiencia paseando en silla de ruedas por el parque González Hontoria
La Feria del Jerez vista «desde otro prisma» y con mucho humor. Luippi, un joven Instagrammer relata su experiencia paseando por el parque González-Hontoria y disfrutando de las casetas y el ambiente de la Feria del Caballo: «Yo también voy en carruaje«, exclama guasón al ver unos equinos.
Luippi explica a pie de calle (o quizás a pie de rueda, que diría divertido) cómo se vive la feria desde una silla de ruedas. El joven, con movilidad reducida, quiere poner en el foco la accesibilidad del recinto y utiliza como arma para realizar la denuncia su incomparable sentido del humor.
Arranca valorando positivamente el control de acceso y aparcamiento para las personas de movilidad reducida. «Lo mejor de todo, he podido aparcar en la Feria», apunta para a continuación lanzar una pequeña pulla a la Feria de Sevilla: «Aquí la mayoría de las casetas son públicas, así que si vienes de fuera como yo, también tienes tu sitio».
Un punto negativo son los adoquines de algunas zonas del parque González Hontoria pero nuestro protagonista las evita moviéndose por la parte de albero. «Las casetas están a ras de suelo y si hay un pequeño desnivel ponen una rampa. Así que estupendo«, valora.
Luippi prosigue con su examen «de accesibilidad» a la Feria de Jerez entrando en las casetas donde se encuentra en su salsa y charla y comparte con todos. Incluso desconocidos. «¡Te sigo en Tiktok!», le exclama una mujer. Entre los asistentes hay quien le reconoce le pide una foto. Luippi reconoce que «hoy estoy gracioso».
El joven reportero inspecciona también los baños públicos, que están adaptados pero que tienen una rampa bastante pronunciada. Suena la música y Luippi invita a sus seguidores a acompañarlo a bailar sevillanas o reggaetón para después dirigir su silla hacia la zona de cacharritos y la noria... donde un bordillo le frena pero no le quita la sonrisa.
Finalmente, toca regresar a casa y lo hará en autobús que está adaptado pero que podría tener más visibles sus horarios.
«Invitadme a vuestra feria y voy», lanza desafiante antes de despedirse con un chascarrillo: «mis promesas se mantienen en pie, no como yo».