Feria de Jerez
La tradición española de los coches de caballos se mantiene en la Feria de Jerez gracias a los turistas
Los coches de caballos cada vez tienen menos público y la mayoría de los clientes que consiguen procede del extranjero
Feria de Jerez 2023: novedades, casetas, iluminación, actividades y atracciones
El plano con todas las casetas de la Feria de Jerez 2023
Nada tiene que ver la feria que conocemos hoy día con las primeras ferias que nacieron a mediados del siglo XIX. La feria ha evolucionado con los años y, por supuesto, también han evolucionado todos los elementos que la integran, siendo uno de los más lúdicos y vistosos los coches de caballos.
El alegre sonido de los cascabeles se mezcla con el compás de las pisadas de los animales en las calles del Real, produciendo la mirada de todo el público presente. Llaman la atención y son muy conocidos, pero ya no lo son por la función que cumplían años atrás, cuando simplemente eran un medio de transporte para ir del campo a una Feria que era de ganado.
Al igual que cuando le preguntas a un extranjero sobre España siempre pensará en sol, playa y gastronomía, cuando le preguntas sobre la Feria, ya sea de Sevilla, de Jerez o de Málaga, pensará en los coches de caballos como uno de los grandes atractivos. Esto sucede fuera de las fronteras, mientras que dentro, los españoles, pensamos en los coches de caballos como una tradición, una atracción para guiris, ricos o maltrato animal.
Los cocheros calculan actualmente que cerca del 90% de las personas que se montan en los coches de caballos para disfrutar de un paseo proceden del extranjero. Ahí se ve la evolución en los últimos años. Algunos cocheros achacan este dato a la crisis económica que imposibilita a los vecinos de las diferentes localidades que celebran ferias a montarse en los carruajes, ya que “lógicamente prefieren gastarse el poco dinero que tienen en comer y disfrutar de un rebujito fresquito en alguna de las casetas”. Otros opinan que se debe a la atracción que sienten los turistas por disfrutar de cosas que no tienen en su tierra y no han visto antes. Y los últimos piensan que el público local no hace uso de los coches de caballo por el aumento del pensamiento animalista. “Ahora todo el mundo se centra en el sufrimiento del animal y a algunos les da pena montarse”.
Respecto al maltrato animal los cocheros defienden que “los caballos se han usado siempre como animal de trabajo. Siempre han estado vinculados a labores en el campo, al transporte de mercancías y, como sucede en la feria, al transporte de personas”. Sí es verdad que, año tras año, se mejoran las instalaciones del Real para dar mejores servicios a los caballos. Fuentes, lugares de sombra, zonas de descanso y mucho más es lo que tienen en su poder los cocheros para llevar a los animales. “El cochero que trae un caballo a la feria para que muera y no cuidarlo ni pensar en él, o no es cochero o nunca ha tenido un caballo”, defiende uno de estos empresarios molesto por las críticas que reciben de maltrato animal.
En cierta parte es lógico que los vecinos del Real no monten en coche de caballo. Un paseo a pleno sol, cuando hacen 32 grados, sin un lugar donde refrescarnos, no tiene que ser bueno ni para los caballos ni para las personas que se montan. “Por algo vemos tantos guiris quemados que parecen que se han puesto a la plancha”, comenta un cochero.
Algunos cocheros reivindican cambios en las leyes. Quieren mejorar su situación y con ella, la de los caballos. Actualmente los coches de caballos tienen permitido caminar sobre el albero del Real de 13:00 a 19:00 en la Feria de Jerez, horarios de pleno sol. “Deberían dejarnos venir cuando el sol caiga un poco. Con el fresquito del atardecer la gente se anima más a subir en un coche de caballos, además hay más ambiente”, comentan.
Junto a la decadencia de público en los coches de caballo nos encontramos una contradicción: “Antes había mucha demanda y poca oferta, ahora hay mucha oferta y poca demanda”. Ser cochero no es fácil, tiene mucho gasto relacionado con el cuidado de los animales, y el aumento de la oferta hace que vean reducidos sus beneficios. Otro factor a tener en cuenta es que los cocheros ahora tienen precios fijos, por lo que “el cliente local lo sabe y sin embargo al extranjero pueden subirle 10 o 15 euros el precio sin que lo sepa”.
Tampoco es extraño ver como los propios coches o sus ayudantes están en medio de la calle y a pleno grito llamando la atención de las personas, prácticamente suplicando que alguien monte en su cochera para poder recuperar los 200 euros como mínimo que cuesta entrar con el coche de caballos por la puerta del Real.
Los propios turistas que se montan en los coches de caballo dicen hacerlo por ser “la novedad”. “Esto es muy diferente a nuestro país, no tenemos ferias ni tampoco carruajes de caballo. Al ser una tradición española queremos probarla, queremos vivir”, comenta un turista recién bajado de un carruaje.
Está claro, cada vez menos gente se monta en los coches de caballo, y ahora lo que nos queda por ver es si la evolución provocará que dentro de unos cuantos años desaparezca esta tradición.