MÚSICA
Resurrección de Queen en Jerez de la Frontera
El grupo tributo God Save The Queen ha sido parte de la cartelera del Tío Pepe Festival con un show que levantó pasiones y nostalgias
El espectáculo God Save The Queen ha querido formar parte de la edición 2024 del Tío Pepe Festival, y como consecuencia, de las noches veraniegas de Jerez de la Frontera. Alrededor de las 22:15 de las noches, el grupo tributo conformado por argentinos arrancó a ritmo de rock ochentero para revolucionar a todos los fans de Queen en la sala.
Pablo Padín (voz), Francisco Calgaro (guitarra), Matías Albornoz (batería) y Ezequiel Tibaldo (bajo) no quisieron dejar partitura de los británicos sin tocar. A través de focos, luces de colores, humaredas y un gran ambiente, la Bodega de Las Copas de González Byass ha sido escenario de un espectáculo en plena ebullición musical.
El ambiente se ha convertido en una celebración del pasado, una reivindicación de lo ido, una conjura por la resurrección de una música que, realmente, nunca falleció. Y lo curioso de la inmortalidad, es que tiene todas las edades, como el público de dicho concierto.
El ambiente fiestero pasó por las pieles de todos los presentes, se manifestó como sudor, aplausos, coros y saltos. Un show que regala la estampa de todos esos que nacieron, se criaron y sintieron una música sabiendo que nunca podrían disfrutarla en directo, un anhelo imposible, un deseo difícil de completar. Hasta la llegada de una banda tributo capaz de hacer reverberar en los fans de una banda el espejismo, la ilusión o fantasía en lo más profundo de su ser durante 25 años. El grupo supo crear un rejuvenecimiento espiritual en muchos de sus aficionados, que saltaban y vivían una efímera juventud hasta la medianoche, donde las canas no tenían lugar ni el cansancio fastidioso de la edad.
El concierto acabó siendo un sueño en sus aficionados, de 'Under Pressure' a 'Another One Bites The Dust; de 'Love of My Life' a 'Crazy Little Thing Called Love'; de rozar el éxtasis en una increíble interpretación de 'Bohemian Rhapsody', que desencadenó en una gran ovación; o momentos muy pasionales entre el público con 'We Are The Champions'.
Gran ovación, Pablo Padín con manto y corona y dijeron adiós, o eso creyeron muchos asistentes, ya que los artistas decidieron que aún había hueco para otras dos canciones. Esos pobres que salieron tuvieron que bailar a las afueras del recinto. Acabó el show finalmente con alegría y algo de ironía, con 'Show Must Go On' y un 'Don´t Stop Me Now', colgando el telón con la energía supina que mostraron durante las dos horas de espectáculo. Aplausos, ovaciones, reverencias y que «Dios salve a la reina».
Hace 33 años del fallecimiento de Farrokh Bulsara, o como lo conocemos todos, Freddie Mercury. El adiós prematuro de un mito de la música dio pie al nacimiento de una banda que imita con gracia y alegría los pasos de él y los suyos. Como tratando de ser un espejo reflejado cuatro décadas después, un tímido regreso al pasado musical, cultural y estético de una manera respetuosa, romántica y profundamente sensible, porque en esa actuación no solo hay música, hay seguir cada detalle, cada movimiento, cada giro de cuello. Todo para crear una hermosa quimera que vale de experiencia mágica para muchos aficionados. Quizá Pablo Padín no es Freddie, pero te dejas llevar por él, por la ilusión y la ensoñación de ver materializarse en directo una música que no pensabas disfrutar. No es Queen, nunca lo serán, pero es un recordatorio de que el profundo amor e idolatría es capaz de regalarnos una manera de sentir la música como algo de eterna imitación, como un viaje temporal o como un baile de épocas al que todos siempre estarán invitados. Si alguien te puede engañar diciéndote que estás viendo Queen, ese alguien es muy bueno.