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CEAin, un camino hacia la autonomía
CEAin proporciona servicios de asesoramiento jurídico, apoyo psicológico, clases de español, entre otros, para favorecer la integración social de las personas migrantes de los diferentes programas
La línea principal de trabajo es la de asesorar y acompañar a los jóvenes procedentes del sistema de protección de menores

La clase está a punto de terminar. «Si alguien tiene alguna duda, que levante la mano», propone Karen, la profesora de asesoramiento jurídico de CEAin Jerez, el centro de acogida a inmigrantes. Enfrente, una veintena de adultos llegada mayoritariamente de Senegal y Gambia escuchan atentamente durante las dos horas que ha durado la clase. Ellos forman parte del Programa de Protección Internacional. Hoy, Karen les ha explicado el procedimiento de las solicitudes de asilo y la tarjeta roja que recibirán pasados los seis meses de iniciar el trámite si no se ha resuelto la solicitud y con la que podrán trabajar.
El proceso hasta regularizar su situación no es fácil y las dudas alrededor de él surgen irremediablemente. Es por eso que el asesoramiento en materia de extranjería que imparte Karen se hace imprescindible. Ella compagina su trabajo como abogada penitenciaria con las clases en CEAin. «Esto es muy gratificante y la respuesta de los chicos es muy buena: siempre preguntan y participan. Son muy buenos y agradecidos. Ellos siempre me dicen: 'bendiciones para ti y para tu familia'. Te dan las gracias tanto y de esa manera porque es lo único que tienen«. Aunque no está sola: la ayuda de Mané es vital. Ella se encarga de traducir del español a wolof u viceversa, la lengua más hablada en Senegal y Gambia, para que todos puedan seguir la explicación de un tema tan confuso y complicado de entender.
La clase ha terminado. Los chicos recogen sus pertenencias y cambian de aula, donde les espera Ruth, la profesora de español. En ese mismo aula se sentarán los jóvenes del programa dirigido a solventar el problema con el que se enfrentan los menores inmigrantes no acompañados cuando salen del centro de protección al cumplir los 18 años y todavía no tienen regularizada la situación ni independencia.
«Son chavales que han estado en centros tutelados de la Junta de Andalucía o de otras comunidades autónomas con los que se hace un trabajo enfocado hacia la autonomía, que no es fácil, porque no es fácil para nadie», explica Francisco Morales, presidente de la entidad. Actualmente, 48 jóvenes forman parte del programa; en 2023, 46 consiguieron un contrato laboral.
Una vez solventada la autorización de residencia y de trabajo, la asociación ayuda a la integración laboral de estos jóvenes por medio de cursos de formación y prácticas en empresas colaboradoras de diferentes sectores. Una oportunidad que nadie quiere dejar pasar. «Tienen que aprovechar muy bien la oportunidad: el 99% la aprovecha al máximo. Son una lección de vida para muchos jóvenes de su misma edad«, afirma.
Si se trata de alcanzar una convivencia adecuada y una inclusión, hay que hacer un trabajo con la sociedad de acogida. «Para nosotros es tan importante trabajar con las personas inmigrantes como con los vecinos y vecinas de toda la vida de aquí». La integración en la ciudad tiene luces y sombras. «Hay gente que empatiza, que ayuda y que tiene una interacción normal con ellos. Y con otras personas, por el contrario, pues ves el efecto de la manipulación en las redes y de las noticias falsas. Entonces, se hacen eco de estas barbaridades que se dicen, de que poco más o menos que estos chavales están siendo privilegiados, eso no es así de ninguna manera«, sostiene.
Francisco Morales destaca un aspecto importante de las migraciones. «Hay que entenderlas, no solamente desde el punto de vista del individuo que migra, sino del proyecto migratorio, las expectativas que se han depositado, en este caso en un joven, por parte de la familia. Es una responsabilidad que tienen sobre sus hombros». El proceso por el que pasa un refugiado es complicado, pero hay momentos felices. «Lo que nos motiva a seguir adelante es cuando vemos que esas personas salen del programa, han pasado muchas dificultades y ya son autónomos, trabajan, están contribuyendo, son vecinos y vecinas de aquí de Jerez«, concluye