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El asesino de la mujer a la que descuartizó y tiró a un pozo en Jerez confesó cuando se vio sin salida: «No la voy a dejar en mi casa, ¿no?»
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Miguel M. ha sido condenado finalmente a 25 años de prisión por asesinar y desmembrar a Buran F., la ciudadana iraní a la que mató con extrema violencia
El jubilado de 78 años vivía con una muñeca hinchable hiperrealista y ya había estado en prisión por acabar con la vida de otra persona en Almería
La mujer hallada en un pozo de Jerez es una iraní desaparecida en julio
Miguel M., el jubilado de 78 años que fue detenido por matar, descuartizar y tirar a un pozo a una mujer en un descampado a las afueras de Jerez, no tardó demasiado en confesar. Pero no fue de primeras, antes se tuvo que ver acorralado por la Policía. Eso fue en agosto de 2023. Él había asesinado a mazazos y de una puñalada semanas antes a Buran Forouzan, una ciudadana iraní de 64 años, que se había mudado a la localidad jerezana para intentar buscarse la vida. Y en su nuevo camino se cruzó con su ejecutor. Había sido tiempo antes cuando lo conoció en un parque de la ciudad y de vez en cuando tenían relaciones íntimas. Al menos eso fue lo que dijo Miguel cuando lo 'cazaron' pero nada de lo que había hecho y ya escondía bajo tierra.
Sin embargo la investigación apuntó pronto hacia él. De hecho fue un crimen que tardó en resolverse poco, algo más de un mes. Su dudosa versión y su pasado violento -con otro asesinato ya justiciado- lo pusieron bien enfocado en la lupa policial. Sin embargo no había rastro de Buran y sin su cuerpo no se podía probar que sí la había matado. ¿Dónde estaba?, ¿qué le había hecho?
Tras su detención, Miguel contó su versión, sin mucha excusa, y en diciembre se celebró el juicio con jurado contra él. Un tribunal popular que tuvo clara su culpabilidad por unanimidad. Entre otras cosas porque el propio criminal demostró esa frialdad sin tapujos frente a ellos: «Lo volvería a hacer. Si volviese a nacer, la volvería a matar... El cielo está en la cárcel; allí estoy por lo que estoy y no por una violación porque a mí no se me amenaza», afirmó.
Ahora, tras el veredicto de culpabilidad la Sección Octava de la Audiencia de Cádiz lo ha condenado a 25 años y cinco meses al considerarlo autor de un delito de asesinato con alevosía, tal y como solicitaba el Ministerio Público. Es decir, lo hizo con intención de haber acabado con la vida de la víctima, sin dejarla defenderse (por la espalda) y ocultándolo después. Además, se ha tenido en cuenta su reincidencia ya que a finales de los 90 mató a un inmigrante en Almería con el que discutió en un bar. Pasó 22 años en la cárcel, entre 1997 y 2019, y además, intentó acabar dos veces con la vida de su exmujer.
Sin embargo, en Picadueña Baja, en la zona sur de Jerez, donde se había comprado una casita con los 50.000 euros que ahorró en prisión, lo tenían por un señor jubilado, seco y quizá algo raro pero no se imaginaban todo lo demás. Como que fuera capaz no solo de matar a alguien, sino también de descuartizar, por lo que también se le ha condenado.
Pues bien, la sentencia reproduce los hechos señalados en el escrito de calificación fiscal que fue elevado a definitivo y también al que se adherieron todas las partes. Durante la vista sólo se produjo la declaración del autor, su confesión, y no se practicaron más pruebas por lo que todas estas conclusiones se daban ya como acreditadas. También durante la instrucción y la recreación del crimen en la que participó el acusado frente a la jueza ya había dejado todo muy claro.
Entre otras cuestiones la magistrada le llegó a preguntar por qué había llevado y tirado al pozo a la víctima. Un Miguel como atónito contestaba sin más: «Hombre, no lo iba a dejar en mi casa… » «¿Y no le vio ningún vecino meter las bolsas en el maletero del coche?», se le cuestionó. «¿Quién va a sospechar que un viejo lleva ahí metido un cuerpo?».
La sentencia y el cerco
Y atando cabos en la investigación se pudo concluir, según el fallo, que el 6 de julio de 2023 Miguel y Buran quedaron para mantener relaciones sexuales. Iba a ser «a cambio de 50 euros». Sin embargo, y según la versión del asesino, Buran le pidió 500 y le amenazó con acusarlo de violación si no se los daba. Fue entonces cuando le dijo que fuera a la terraza si quería fumar y estando allí la atacó por la espalda. Primero le dio tres mazazos en la cabeza y, luego, pensando que seguía viva, le acuchilló cerca del corazón.
Una vez muerta, descuartizó su cuerpo en cuatro partes y lo metió en bolsas de basura, que trasladó hasta un pozo seco a las afueras del núcleo urbano de Jerez, donde las tiró.
Pasaron los días y la alerta sobre la desaparición de Buran crecía y preocupaba. Su hermana insistía en que le había dicho que había quedado con un hombre y que la llamaría después. Por otro lado, el propio Miguel contó que le había dejado por el Hipercor tras haber tenido relaciones pero que no sabía nada más de ella. Agentes de la UDEV de la Policía Nacional revisaron una y otra vez aquel día y aquellas horas las cámaras en las localizaciones de esta coartada pero la mujer nunca apareció.
El cerco se estrechó sobre Miguel al que se sometió a un intenso seguimiento. De esta forma y además de haber contrastado la geolocalización de su móvil y la de la víctima se le continuó la pista en todo momento. Hasta que el 26 de agosto firmó su definitivo final cuando fue sorprendido tirando más piedras, más escombros, al pozo del Cortijo de Ducha donde había escondido el cadáver. Quería ocultar más aún las bolsas.
Al día siguiente, los agentes se presentaban en la casa del asesino. Él ya sabía por qué iban. Aparentemente tranquilo les abrió la puerta y les dijo que había alguien en su cama. Lo que encontraron los policías fue una muñeca hinchable 'hiperrealista' con la que, al parecer, dormía cada día este individuo. Ya en la azotea los agentes hallaron restos de sangre y también la machota, el cuchillo y una sierra.
Contra esta sentencia cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
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