TRIBUNALES
El ADN en un jersey y la grabación de unas cámaras, claves para condenar a un asesino que mató a su tía en Jerez
El Tribunal Supremo sentencia en firme al acusado a 18 años de cárcel: «Ella no tuvo oportunidad de defenderse»
Barriada de San Telmo de Jerez.
El Tribunal Supremo ha ratificado la pena impuesta a un hombre que resultó condenado por la Audiencia de Cádiz y por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) de haber asesinado a su tía en 2019 para robarle joyas, todo ello tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular. La pena que se le ha impuesto ha sido finalmente la de 18 años de prisión una vez que en instancia se anuló la posibilidad de aplicarle la agravante de parentesco.
El suceso se remonta a abril de 2019. En la barriada de San Telmo de Jerez la Policía hallaba el cuerpo sin vida de T.P. en su vivienda. Era una mujer de 76 años que vivía sola. Los vecinos habían alertado de que no contestaba. En la casa los agentes encontraron el cadáver de la víctima y rápidamente determinaron que se había tratado de un homicidio. Estaba tendida en el suelo del salón con un pañuelo en la boca. A los pocos días se detuvo al sobrino de la mujer, T.P., de unos 40 años, como principal sospechoso del crimen.
El acusado fue juzgado y un jurado popular lo consideró culpable al dar como probado que «abordó a su tía por detrás y le tapó fuertemente la boca y la nariz provocando su muerte». Según indicaron, se había constatado que entre las 15.00 horas del día 22 de abril de 2019 y las 15.00 horas del día 23 de abril de 2019, el acusado, estuvo con la mujer en su domicilio.
También certificaron que momentos después el procesado vendió varias joyas y alhajas de la víctima en tres establecimientos de compro-oro de Jerez. Así por ejemplo un anillo por 265 euros, una pulsera por 750 otros artículos y monedas por 1.090 euros. Todos estos objetos fueron recuperados por la Policía y se pudo probar que eran propiedad de la mujer y que los había vendido el sospechoso.
Así se determinó que con el fin de robarle, «el acusado quiso matar intencionadamente a su tía y sabía que tapándole fuertemente la boca y la nariz podía alcanzar su fin». Lo hizo con sus manos y con ayuda de un trapo lo que, según determinaron los forenses, provocó una muerte por asfixia mecánica provocada por la sofocación externa.
«El acusado se aprovechó de su condición física y de su edad para atacar a su tía, así como de la confianza que tenía con la víctima y al abordarla actuó de forma súbita e inesperada, de modo que ella no tuvo oportunidad de defensa».
La defensa de T. P. recurrió primero ante el TSJA la anulación del agravante de parentesco, que fue admitido y le rebajó la condena de 22 a 18 años, y después en casación ante el Supremo. Alegó que se había condenado a su representado con indicios ya que, como aseguraban, éste no había estado en la casa de la víctima ese día.
Pero el Supremo ha validado todos los hechos dados como probados en la Audiencia de Cádiz tras el veredicto del jurado. Para ello cita varias pruebas. Una de las más importantes es el visionado que se hizo de las cámaras de seguridad de un banco y en las que se veía como la víctima portaba las joyas que fueron robadas por el asesino y que él mismo confesó haber vendido. Según manifestó se las había quitado antes pero la data de las citadas imágenes correspondía a una fecha posterior a ese primer hurto que ella llegó hasta a denunciar. Por tanto, no se le dio validez a dicho testimonio. Además otra de las hijas de la mujer también reconoció dichas joyas que fueron recuperadas como las que portaba su madre.
Y además resultó también determinante que en el puño derecho del jersey de punto de color rosa que llevaba puesto la víctima cuando fue encontrada muerta hubiera una mezcla de perfiles genéticos compatibles con los del acusado.
Además, el jurado determinó por mayoría que nadie forzó la puerta de la entrada de la casa y que la fallecida no tuvo la oportunidad de defenderse debido a la diferencia de edad y física con su agresor y a la que atacó por la espalda.
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