Cádiz

«Esta es la vida que hemos conocido»

Manuel trabaja en su huerta de El Palmar. En esta época del año tiene sembrado berenjenas, patatas, sandías, pimientos y tomates

Manuel con su tractor recogiendo patatas en El Palmar antonio vázquez
Jesús Mejías

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«Esperarse a que cojamos las patatas con el tractor, para que veáis como salen». Viernes, 12.00 horas del mediodía, El Palmar (Vejer). Manuel trabaja en el campo, el sol aprieta, es una jornada más habitual de junio o julio que de mayo. «Hemos empezado a las siete de la mañana como todos los días», señala. «Lo primero que hemos hecho ha sido entrar en el invernadero que ves ahí grande para coger los tomates de las matas antes de que haga más calor, porque ahí dentro ahora puede hacer más de 45 grados».

Manuel tiene sembrado junto a unos compañeros berenjenas, patatas, sandías, pimientos y tomates. «Las patatas que tienes ahí ya están naciendo y las vamos a coger, antes sacamos otras siete u ocho cajas». En el caso de la sandía «aún es pronto, ahora mismo están naciendo y hasta finales de junio o principios de julio no las cogeremos». Las cebollas «ya en breve las vamos a sacar». Manuel se agacha y coge saca una cebolla de la tierra, «aún no está grande grande, pero ya tiene mi mujer para la ensalada (risas)».

En esta huerta en El Palmar el silencio solo se rompe por el ruido de los tractores que trabajan en el arado de la tierra y en sacar las patatas del suelo. «Esto es un trabajo muy duro», comenta Manuela, prima de Manuel. «A mí me hace gracia la gente que dice que los agricultores viven muy bien, estos chiquillos se meten aquí todos los días desde las ocho de la mañana o antes y no terminan hasta cerca de las diez de la noche».

«Esta es la vida que nosotros hemos conocido, desde pequeños hemos trabajado siempre en el campo, desde que tenía ocho o nueve años empezaba a ayudar a mi padre con mis hermanos, y esta es la vida que nos gusta, es muy duro, y yo entiendo que a mis hijos no les guste, y es normal que cada vez haya menos gente que quiera trabajar en el campo, pero en mi casa nunca ha faltado un plato de comida».

Manuel saca con el tractor «unos cien kilos de patatas en cada línea, y ahí tenemos otra». Todos estos tubérculos serán vendidos a la cooperativa Las Virtudes, en Conil, para su posterior venta al público.

«Este año ha llovido más en Semana Santa y se nota, mira qué bonitas están esas flores que tienes ahí, hace un año estaba todo esto seco», señala Manuel. «Con las lluvias de estas semanas las sandías este año van a estar fresquísimas y van a salir muy grandes, cuando llueve menos no tienen tanto color rojo y están más secas», apunta.

Mañana «volveré otra vez, y al día siguiente también. Aquí no se para, hay días en los que hay más trabajo y días en los que hay menos, pero si no estamos sembrando, estamos recogiendo, y si no, fumigamos, pero en el campo siempre se trabaja».

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