Música
«Espero dar lo máximo, con el corazón en la mano, en JaZZahara»
El baterista Ramón López actúa este sábado en un ciclo que cumple su cuarta edición
Arranca la cuarta edición de Jazz Zahara en el Palacio de Pilas
La IV edición del Festival JAZZahara arranca este viernes de nuevo con unas propuestas muy interesantes. Hasta este próximo domingo Zahara de los Atunes alberga lo mejor del jazz del panorama nacional e internacional. El Patio de la Palmera del Palacio de las Pilas, será una vez más el escenario sobre el que pasarán estos artistas que deslumbrarán a los asistentes. Entre ellos este sábado estará el baterista alicantino Ramón López que estrena en JAZZahara su proyecto Trilogue con el clarinetista Louis Sclavis y el violinista Dominique Pifarely, dos músicos franceses referentes del jazz contemporáneo. López, que lleva afincado en París más de media vida llega con muchas ganas a Cádiz. Nombrado por el Gobierno francés «Caballero de las Artes y las Letras», este completo artista comenta alguna de las cuestiones relacionadas con su carrera y trayectoria.
-¿Es su primera vez en JaZZahara?
-Sí es la primera vez. Como usted sabe, yo soy alicantino, pero vivo en París desde hace 40 años. Feliz de volver a tocar en Andalucía y de poder tocar en un joven y precioso festival con un proyecto de Jazz Moderno acompañado por dos Maestros.
-¿Qué espera de esta cita?
-La experiencia me ha enseñado a «no esperar algo» en particular de los festivales y de los encuentros musicales. Por supuesto, como alicantino exilado que soy, el sur de España es para mí una fuente de luz y de inspiración que echo a faltar todos los días y venir a tocar a JaZZahara es una emoción muy particular.
Pero sinceramente, lo que los músicos esperamos cada vez que tenemos la oportunidad de subir a un escenario es dar lo máximo, con el corazón en la mano. Que haya una buena escucha y una buena conexión con el público. Y eso lo haremos en JaZZahara.
Para esta ocasión he reunido un trio con clarinete bajo, violín y batería. El clarinetista Louis Sclavis y el violinista Dominique Pifarely son dos músicos franceses de renombre internacional. No tocaremos estándares de jazz, sino más bien de composiciones de «jazz moderno» compuestas por nosotros tres y una buena parte del desarrollo temático está dedicado a la improvisación. Una manera íntima de contar una historia con la música y una oportunidad rara de vernos a los tres reunidos en un escenario, ya que cada uno de nosotros es líder de varias orquestas y será un momento único de encuentro.
-¿Qué le parecen iniciativas como esta para ayudar a la difusión de un género como el Jazz?
-Me parecen imprescindibles y más por los tiempos que corren de cultura mediocre, de formatización artística y de falta de curiosidad. Me refiero a poder aportar al público una música en directo en la que pueden descubrir los creadores actuales de esta música en vivo. Hay actualmente miles de jóvenes músicos en cada país del mundo entusiasmados por esta cultura, trabajando sin descanso por su pasión. Y por supuesto abren las puertas a un público curioso que se interese y pueda ir descubriendo el maravilloso mundo musical del Jazz.
-Tiene una dilatada trayectoria musical como percusionista, como compositor… ¿Cómo piensa ha evolucionado esta industria a lo largo de los años?
Desde siempre he estado involucrado en la música sobre todo la percusión y en especial la batería. He tenido la suerte de poder grabar más de un centenar de discos y actuar en todo el mundo con músicos excelentes, la realidad superó mi sueño de niño en mi habitación… pero como usted dice, el mundo del jazz evoluciona a una velocidad increíble.
Industria y Jazz son dos palabras que no consigo reunir… es cierto que las facilidades técnicas para grabar y distribuir la música, el gran número de escuelas, clubes, festivales... hace accesible todo este universo musical a todo el mundo y desde todo el mundo.
La ventaja es el poder descubrir todo tipo de músicas, pero también tener una «industria» saturada de producciones y músicos, la misma saturación de información que en otros campos de la sociedad actual. En el mundo del Jazz, solamente las voces personales, creativas pueden seguir avanzando. Pero eso es el Jazz. Esa es la raíz del Jazz.
-¿Cree que se está recuperando la música en directo?
Creo que sí. La gente está encantada cuando asiste a un concierto. Cómo les llegan las emociones, cómo sienten el sonido, la música, el contacto con los artistas. Yo tengo en cada concierto siento a un público feliz. Para mí es muy emocionante. Ojalá el ciclo de encerrarse en uno mismo con pantallas y redes sociales se esté agotando y volvamos a salir a oír, compartir, descubrir...
-¿Es la percusión la base de toda composición musical y a la vez quizás el baterista el que pasa más desapercibido?
Comprendo lo que quieres decir respecto a la importancia del ritmo en la musica (y por supuesto en el jazz) pero la base de toda composición musical es infinita… Por supuesto el ritmo, que es lo que reúne todas las tradiciones musicales del mundo, pero una composición también puede estar basada sobre una «técnica», una armonía u otro tipo de inspiración.
En relación a lo que dices de que el batería tal vez sea el que pasa más desapercibido, quien podría pensarlo oyendo a las orquesta de Jazz con baterías como Papa Jo Jones, Max Roach, Tony Williams, Elvin Jones, Paul Motian, Jack DeJohnette… Supongo que te refieres a una disposición en el escenario en la que el batería suele estar detrás de los solistas (en la mayoría de los casos, una elección acústica). Créeme, no será nuestro caso en el concierto de JaZZahara. Nuestra música alcanzará su plenitud si conseguimos estar los tres en un mismo plano de escucha y de creatividad.
-¿Qué le motivó a iniciar su carrera musical?
El nacimiento de mi pasión por la música es bastante inusual. Soy hijo y nieto de fotógrafos y no tenía alrededor mío ningún músico en la familia ni ninguna influencia que hubiese podido hacer interesarme por la música. Tengo un recuerdo muy especial y bastante lejano de haber visto siendo adolescente en alguna de las fiestas del colegio un concierto y me quedé hipnotizado con la batería. Impresionante ese enorme instrumento que sonaba tan fuerte, lleno de tambores, de metales que brillaban, tocado por un solo hombre con sus manos y sus pies. Una revelación. Cuando empecé con la música hace ya casi 40 años, empecé por las cosas que escuchábamos con los amigos en ese momento. Tocando algunos temas de rock bastante sencillos, las canciones pop del momento, algo que fuese accesible para nuestra técnica y nos permitiese pasar el día entero tocando. Eso era lo que más nos interesaba, disfrutar de la música juntos. El jazz apareció naturalmente con el tiempo. Después del periodo rock, me interesé también en los setenta y ochenta por el jazz-rock, luego hacia el jazz, pero también hacia las músicas tradicionales (particularmente a la música india), la improvisación libre… Cada vez que descubría alguna corriente nueva se me habrían las puertas de otros mundos sonoros. Y ahora todos viven en mí.
-Y algún proyecto musical que quisiera materializar antes de colgar las baquetas... Si es que piensa en ello...
Tengo muchísimos proyectos con músicos del mundo entero, con formaciones que van del dúo a la big band, un abanico de sonidos y de posibilidades infinitos. Cómo voy a colgar las baquetas si solamente estoy empezando ahora a ser músico... ¿y perderme todos esos encuentros, todas esas emociones compartidas con los músicos y el público? Oh no, Nunca dejaré de crear. Además, yo también soy pintor. Entonces hay que sumar todas las nuevas pinturas, los proyectos de exposiciones… Es una manera de vivir.
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