Cultura
Txani Rodríguez: «Los Alcornocales son parte de mi infancia y es un paisaje que es para mí una forma de abrazo»
La escritora y periodista, ganadora del Premio Euskadi de Literatura, habla de 'La seca' su último novela que está ambientado en Cádiz y que retrata el oficio ancestral de los corcheros
Los Alcornocales, un paraje húmedo, cambiante y fascinante, es el escenario que Txani Rodríguez (Llodio, 1977) ha elegido para desarrollar 'La seca', la última novela de la escritora alavesa publicada por la editorial Seix Barral.
Este Parque Natural, que se extiende durante decenas de kilómetros entre Cádiz y Málaga, es la masa forestal más importante del sur de Europa. Un espacio protegido compuesto por un denso alcornocal, que también alberga quejigos, helechos y otras especies como el acebuche, el roble andaluz, el laurel o la hiedra. En las laderas, aparece el matorral mediterráneo, con jaras, brezos, torviscos y majuelos. La fauna es rica y variada con aves rapaces, mirlos, currucas, ciervos, ginetas y tejones entre otras muchas especies.
Se trata de una zona muy alejada de la imagen de playas y dunas que acude al imaginario colectivo cuando se habla de la provincia de Cádiz. El Parque Natural es un entorno cuajado de riachuelos, arroyos y embalses que se caracteriza por la humedad que se agarra a los bosques que se cubren de niebla cuando las nubes no consiguen atravesar la sierra.
«Esta novela habitó siempre en mí. Desde niña me ha impresionado mucho el paisaje del Parque Natural de Los Alcornocales, la saca de la corcha, la compleja realidad del mundo rural... 'La seca' no es un relato autobiográfico pero sí que está muy cerca de mí porque mi abuelo, mi padre durante una temporada, mis primos, sobrinos y amigos son corcheros», reconoce. Y es que este entorno provoca en la escritora alavesa un sentimiento atávico de pertenencia. «Conozco Algeciras, Jimena, Medina, Gibraltar, Alcalá de Los Gazules, Grazalema, Ubrique... vamos, toda la zona. Yo sé que en tal localidad vive un primo mío, que en tal otra hacen una torta de aceite que me gusta mucho. Sé que una prima ha abierto una peluquería en Los Barrios y he recorrido el cañón de las Buitreras o la charca de Las Pepas. Tengo una información familiar que me consuela mucho y este paisaje es para mí una forma de abrazo».
Txani Rodríguez nació a más de 1.000 kilómetros de Cádiz pero su ADN enraiza en el Parque Natural; Estación de Gaucín, puerta de entrada desde Málaga a Los Alcornocales, es la localidad natal de la madre de la escritora. Su padre, fallecido en 2009, nació en Jimena de la Frontera, uno de los casi veinte municipios gaditanos que se enmarcan dentro un territorio de más de 170.000 hectáreas dominados por la presencia imponente de los alcornoques, un árbol que se convierte en un personaje más de la novela y que debe enfrentar 'la seca', una enfermedad que conduce a la muerte cuando el árbol se contagia de un hongo que pudre las raíces e impide que el agua y los nutrientes lleguen al árbol.
La escritora hace un inciso para rememorar los viajes que hacía de niña desde Llodio a Cádiz escuchando carnavales. «Mi padre ponía las cintas de casete en el coche y las escuchábamos durante horas. Así me aficioné. Desde que El Love sacó 'Los puretas del Caribe' sigo todo en Concurso por internet en Onda Cádiz y aunque no he estado en el Falla, he visto al Bizcocho en el Teatro Campos de Bilbao».
Dependencia y soledad
'La Seca' narra la transformación de Nuria, una mujer nacida en Llodio que decide viajar con su madre hasta un pequeño pueblo del Campo de Gibraltar para pasar las vacaciones de verano. La protagonista de la novela arrastra una relación de dependencia con su madre, de la que ha estado cuidando durante los últimos meses porque ha tenido un problema de salud y se ha roto una pierna. De repente, Nuria se descubre ejerciendo de cuidadora, diciendo las mismas frases y actuando como antaño hacía su madre. Entonces siente el vértigo opresivo de asumir un rol autoimpuesto y añora una libertad que supone ya no va a poder disfrutar. «A veces los hijos creen que sus madres dependen mucho de ellos y luego no es tanto así. Esto es los que le sucede a la protagonista de 'La seca' cuando se da cuenta de que, en realidad, ella es la que más dependía de la madre».
La escritora retrata a una protagonista incómoda con la que inicialmente es complicado empatizar. «Al principio del verano Nuria está frustrada y un poco ansiosa. Es un personaje que tiene una entrada difícil, porque no es un personaje simpático de primeras» pero... a medida que el relato y la trama avanza, el lector va conociendo las motivaciones y la intrahistoria de la protagonista hay un acercamiento que puede llegar incluso a una identificación.
Este apego excesivo entronca con el miedo a la soledad, un sentimiento que tiene una presencia constante en la obra de la ganadora del Premio Euskadi de Literatura por 'Los últimos románticos', una novela ambientada en el mundo de las fábricas y su desmantelamiento que se ha estrenado el 15 de noviembre en los cines. La película está dirigida por David Pérez Sañudo y protagonizada por Miren Gaztañaga.
Arrieros y corcheros
Lo habitual es que el grueso de la saca del corcho se realice en los meses de verano: junio, julio y agosto principalmente aunque estas fechas fluctúan «dependiendo si ha sido una temporada de lluvia o de sequía. Es un oficio ancestral y es muy estacional».
Las tareas tradicionales del descorche no han variado gran cosa pero ya no se trabaja de sol a sol ni las cuadrillas pasan 15 días viviendo en el monte. «Antaño las cuadrillas se internaban en el bosque y volvían cada quince días para una lo que se llamaba 'la vestía', que era cuando se duchaban y aprovechaban para estar un poco con la familia», ilustra la autora de libros como la autora de 'Agosto' y 'Si quieres, puedes quedarte aquí'.
El trabajo sigue siendo igual de duro y requiere la misma pericia y habilidad de antaño porque «si el hachero se pasa al lanzar el hacha, le hace daño al árbol». «Actualmente se usan unas escaleras metálicas y también se han incorporado las mujeres a la faena, sobre todo al trabajo del peso», apunta Txani Rodríguez para a continuación referir que cuando estuvo conviviendo con los corcheros (a la autora de gusta moverse por terrenos conocidos a la hora de situar a sus personajes) coincidió con una trabajadora de Jimena llamada Ainara que precisamente se ocupaba de esta tarea. En 'La seca', uno de los personajes es Ainara (que, curiosamente, significa golondrina en vasco).
Otro de los oficios ancestrales que Txani conoce bien es el de arriero, un trabajo donde los mulos son fundamentales porque son capaces de transportar los enormes fardos, de unos 120 kilos de corcho, mientras recorren las sinuosas y escarpadas veredas de Los Alcornocales. Cabe señalar que la reproducción del corcho requiere en esta zona un mínimo de nueve años en condiciones meteorológicas normales por lo que las zonas de extracción se dividen en 9 porciones (trazones), de tal forma que cada año se descorcha una porción para que el corcho del primer trazón tenga tiempo a reproducirse cuando al noveno año vuelva a comenzar el ciclo.
Preservación o cambio
'La Seca' también reflexiona sobre la imposibilidad de mantener el paisaje invariable porque el entorno cambia y evoluciona a lo largo del tiempo por la acción de los agentes naturales y también del hombre. La novela plantea la disyuntiva entre preservar el entorno, en este caso Los Alcornocales, o plegarse a intereses más prácticos porque «al final, la gente que vive en el medio rural también tiene que vivir y tiene que salir adelante».
La escritora saca a colación las nuevas plantaciones de aguacates que se están asentando en la zona pese a ser un cultivo tropical y que requiere mucha agua. «Las políticas agrarias cortoplacistas no son una solución. El agua va a ser vital y es un tema de confrontación y de debate debe estar sobre la mesa», afirma rotunda revelando su preocupación sobre cómo se puede compatibilizar el interés económico, la necesidad de la gente de trabajar y la preservación del medio.
'La seca' está marcada por el personaje de Nuria y por las relaciones personales que establece con su madre. Tiene mucho de ficción y no es una novela autobiográfica pero... los guiños de Txani Rodríguez a su entorno, a su infancia y esos paisajes (y personajes) que habitan en ella son incuestionables como también son patentes cuestiones como el paso del tiempo, el cambio climático, la España vaciada o el futuro de la vida en un campo asediado por los desarrollos urbanísticos. Y es que como asegura la autora «necesito conocer muy bien el suelo literario que piso en mis novelas».
Txani Rodríguez
Periodista, guionista y escritora, Txani Rodríguez, nació en Llodio, en 1977 pero siempre defiende orgullosa sus raíces andaluzas. Rodríguez ha ganado el Premio Euskadi de Literatura con 'Los últimos románticos' y ha publicado las novelas 'Lo que será de nosotros' (2008), 'Agosto' (2013) y 'Si quieres, puedes quedarte aquí' (2016).
También ha publicado el libro de relatos 'El corazón de los aviones' (2006) y varios cómics, entre los que destaca 'La carrera del sol' (2008), traducido a varios idiomas.
Forma parte del equipo del programa de Radio Euskadi Pompas de papel, y colabora en varios medios, entre ellos, el suplemento cultural Territorios del diario El Correo.
Es profesora de escritura creativa en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès y en la Asociación Literaria ALEA.
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