Esta es la mítica venta de carretera en la que tienes que parar si vas de Cádiz a Zahara de los Atunes
Existe un restaurante de carretera famoso por su lomo en manteca, tostadas gigantes y largas colas de espera para entrar
El camino hacia las playas de Zahara de los Atunes, especialmente en pleno verano, no solo ofrece paisajes impresionantes, sino también una parada obligatoria para los amantes de la buena comida: la Venta Pinto. Situada en la Barca de Vejer, este emblemático restaurante es mucho más que una simple venta de carretera; es una auténtica institución gastronómica para quienes van a la costa gaditana.
Tostadas gigantes y bocadillos de lomo en manteca
Si hay algo que hace que los viajeros se desvíen de su ruta o soporten la espera para entrar, son las enormes tostadas y el lomo en manteca que sirven en la Venta Pinto. Las tostadas, que casi desbordan el plato, son legendarias por su tamaño y por la variedad de combinaciones que ofrecen. Desde la clásica manteca colorá hasta el más puro aceite de oliva virgen extra.
Pero si hay un plato que destaca por encima de todos es, sin duda, el lomo en manteca. Este manjar, que se ha convertido en el emblema de la casa, se elabora siguiendo la receta tradicional, conservando todo el sabor y la jugosidad que lo han hecho famoso. La carne, tierna y bien adobada, se cocina lentamente en manteca de cerdo, absorbiendo todos los matices de las especias que la acompañan. Servido en un buen trozo de pan o como acompañamiento de las tostadas, el lomo en manteca es el motivo principal por el que muchos hacen de la Venta Pinto una parada obligatoria en su viaje hacia la costa.
Venta Pinto, en Vejer de la Frontera
Ubicada en la Carretera Nacional 340, a la altura de Vejer de la Frontera, la Venta Pinto es un lugar que, con los años, se ha ganado un puesto de honor en la memoria de los que frecuentan la ruta hacia Zahara de los Atunes. Su localización estratégica, en el kilómetro 41 de la A-223, lo convierte en un punto de referencia para quienes buscan un alto en el camino antes de llegar a su destino final.
El encanto de la Venta Pinto radica en su ambiente acogedor y tradicional. Al entrar, uno se encuentra con un entorno que evoca las ventas de antaño, con paredes de azulejos y un mostrador repleto de productos típicos de la zona. Pero lo que realmente distingue a este lugar son las colas de espera, a menudo largas, que se forman en la puerta, una señal inequívoca de la fama que precede a su cocina. No hay dudas de que es mejor madrugar para tener un sitio sin tener que esperar.