sociedad

Ingenio más allá de la tapa: grandes inventos de Cádiz que se utilizan y disfrutan en el resto del mundo

En la lista, que podría ser interminable, se dejan fuera cosas como el doble sentido, el bingo en la playa, la economía en las palabras para pasar de chiquillo a illo o las triples negaciones para afirmar del estilo 'no, ni, ná'

La tapa, según se asegura, tuvo su origen en Cádiz LA VOZ

JOSÉ MARÍA VILCHES

CÁDIZ

Un, dos, tres... responda otra vez. Cosas que se han inventado en Cádiz, como por ejemplo, la tanda de penaltis en los partidos de fútbol. La tanda de penaltis en los partidos de fútbol...

La lista de las cosas que tienen su origen en tierra gaditana, tierra de ingenio donde las haya, es digna de un programa de televisión.

Esa lista podría no tener fin si se meten en ella los inventos que no tienen un sello oficial, casos del doble o triple sentido, la economía de las palabras para acabar pasando por ejemplo de chiquillo a illo, triples negaciones para acabar afirmando algo al estilo 'no, ni, ná'...

El bingo en la playa tampoco goza del sello oficial, pero que levante la mano la ciudad que lo instauró. ¿Qué pasa con los filetes empanados, las tortillas y los pimientos fritos como menú de playa? Pues tres cuartos de lo mismo. Para empezar, hay que tener playa para hacer un menú de playa, que quede claro no vaya a ser que otra ciudad andaluza amiga de lo ajeno quiera apropiarse el invento...

Con el sello, o medio sello, hay al menos seis inventos, y no son pocos, que se adjudican a Cádiz. Y por aquí, pues encantados de haberles dado vida para que se utilicen o se disfruten en el resto del mundo...

La tanda de penaltis

Podemos empezar por la tanda de penaltis, que no es moco de pavo. Ya se da por hecho que cuando un partido se eterniza, hay que ponerle fin de alguna manera. Pero antiguamente, hasta que Cádiz ideó la forma de ponerle fin, los minutos de juego se iban sumando unos tras otros. Y una moneda con su cara y su cruz es demasiado injusta.

Todavía no se ha dado el caso de una tanda de penaltis eterna, no hay ninguna activa de un partido. Sólo algún guiño en el mundo del cine con películas como 'El penalti más largo del mundo'.

Se dice que los ingleses inventaron el fútbol, pero la tanda de penaltis se inventó en Cádiz durante la disputa del Trofeo Carranza de 1962.

Hasta ese momento la costumbre era repetir el encuentro si este finalizaba en tablas. Sin embargo, aquella final del torneo que enfrentaba a Zaragoza y a Barcelona iba a suponer un antes y un después en la forma de proceder a deshacer los empates.

Tras acabar el encuentro con empate a cero, un directivo del Cádiz, Rafael Ballester Sierra, propuso ejecutar cinco lanzamientos desde el punto fatídico de forma consecutiva con tal de acortar la duración del torneo y darle una pronta resolución.

La FIFA y la UEFA adoptarían años después este sistema para las eliminatorias en grandes torneos. El primer gran título decidido por los lanzamientos de penaltis fue la Eurocopa de 1976, en la que Checoslovaquia se impuso a Alemania con el famoso penalti de Panenka.

La tapa

La teoría más extendida del invento de la tapa es la que sitúa su origen en la antigua venta que hoy es el restaurante Ventorrillo El Chato. Fue en el siglo XIX, allá por el año 1823. Fernando VII, que solía visitar el mítico establecimiento acompañado de su cohorte, pidió un día a Chano García, alias 'El Chato', quien entonces regentaba la venta, que le pusiera un vaso de vino.

Había muchas moscas y polvo de la carretera, azotando el viento de levante, así que 'El Chato' tapó el vaso con un trozo de queso a modo de tapadera para que no le cayera nada al vino.

El rey cogió el queso y se lo comió, al igual que hicieron todos sus acompañantes, dando origen sin quererlo a la famosa tapa. A partir de entonces el monarca tomó la costumbre de que donde iba pedía su tapa . Y de ahí el nombre.

La primera Constitución

La Constitución de Cádiz, aprobada el 19 de marzo de 1812, festividad de San José, conocida por eso como 'La Pepa', es la primera Constitución propiamente española, ya que el Estatuto de Bayona de 1808 no dejó de ser una 'Carta otorgada' marcada por el sello napoleónico.

La Constitución se aprobó en el marco de la Guerra de la Independencia (1808 a 1814) y fue la respuesta del pueblo español a las intenciones invasoras de Napoleón Bonaparte que, aprovechando los problemas dinásticos entre Carlos IV y Fernando VII, aspiraba a constituir en España una monarquía satélite del Imperio, como ya había hecho con Holanda, Alemania e Italia, destronando a los Borbones y coronando a su hermano José Bonaparte.

La Constitución de Cádiz de 1812 provocó limitar el poder de la monarquía, la abolición del feudalismo, la igualdad entre peninsulares y americanos y finalizó la Inquisición española.

La Lotería de Navidad

El primer sorteo de la Lotería de Navidad se celebró en Cádiz, donde desde principios de 1812 quedó instaurada la conocida como 'Lotería Moderna', una primera denominación de la actual Lotería Nacional que obtuvo para diferenciarse de la 'Lotería Primitiva' que se jugaba desde el año 1763.

El nuevo sorteo nació por iniciativa del por entonces Ministro del Consejo y Cámara de Indias, Ciriaco González Carvajal, que ideó «un medio para aumentar los ingresos del Estado sin quebranto de los contribuyentes» en plena Guerra de la Independencia. La propuesta recibió una gran acogida y fue aprobaba sin votos en contra por las Cortes de Cádiz.

Así, el 4 de marzo de 1812, justo 15 días antes de la proclamación de la primera Constitución de la historia de España, se celebró el primer sorteo en la capital gaditana. Ya en diciembre, el día 18, se celebró el duodécimo sorteo del año con un gran entusiasmo y sentir popular por la proximidad a las fechas navideñas. Nacía así el mito del Sorteo de Navidad.

En su comienzo, la Lotería Moderna se jugaba solo en Cádiz y San Fernando, por lo que los gaditanos fueron los primeros agraciados con 'El Gordo'. Por aquel entonces el precio del billete era de 40 reales. Y todavía no se dividían en décimos como ahora, sino en cuartos de billete que costaban, por tanto, 10 reales. El premio era de 8.000 pesos fuertes.

Con los meses la lotería se fue extendiendo por el resto de España a la vez que se iban retirando las tropas napoleónicas.

La tortilla francesa

Lo recordábamos en este periódico hace unos días: la tortilla francesa no es francesa, sino gaditana.

Se cuenta que durante 1810, las ciudades de Cádiz y San Fernando estaban siendo asediadas por el ejército francés en plena invasión francesa, un asedio que aisló a las dos ciudades y que provocó escasez de alimentos y recursos.

Esto obligó a los gaditanos a tener que elaborar comidas más básicas para poder comer y una de estas improvisaciones, alfo de lo que históricamente se ha sabido muchos por estos lares, fue la tortilla elaborada únicamente con huevos.

Los huevos no escaseaban debido a que era algo común tener gallinas en casa. Y de ahí que la receta o el plato pasara a llamarse de ahí en adelante como tortilla a la francesa o tortilla francesa. El nombre tuvo tanta repercusión que pasó a ser conocido así a nivel internacional.

El submarino

Nacido el 1 de junio de 1851 en la ciudad española de Cartagena, Isaac Peral se convirtió, en 1888, en el inventor del primer submarino propulsado con baterías. Estuvo durante un periodo destinado a Cádiz, en la nueva Escuela Naval de Ampliación de Estudios de la Armada, donde encontró el tiempo necesario para planificar la construcción de un submarino, un invento que revolucionó la navegación bajo el mar.

El primer submarino de la historia fue botado por Isaac Peral en el arsenal de La Carraca, San Fernando, el 8 de septiembre del año 1888. El novedoso invento supuso una revolución en su época: funcionaba con propulsión eléctrica, tenía periscopio, tubo lanzatorpedos y servomotor para mantener la estabilidad. Hoy pocos recuerdan este hito histórico gestado en tierras gaditanas, en San Fernando.

Peral recibió un primer presupuesto de 5.000 pesetas y se ocupó personalmente de viajar al extranjero para adquirir los materiales necesarios para su fabricación y que no encontraba en España: aparatos ópticos en París, accesorios y torpedos en Berlín, acumuladores en Bruselas, y aceros, motores eléctricos, hélices y tubos lanzatorpedos en Londres.

El proyecto estaba clasificado como de alto secreto militar por parte del ministro de Marina, pero, de forma inverosímil, fue descubierto por otros países que, en defensa de sus propios intereses –y con la inestimable ayuda de la exasperante burocracia española– lograron retrasar e incluso a boicotear el proyecto hasta en cuatro ocasiones.

Por fin, el 8 de septiembre de 1888, con una eslora de 21 metros, el submarino de Isaac Peral fue botado en La Carraca.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación