Playas de CÁDIZ
El aumento de la temperatura del agua favorece la proliferación de medusas en las playas de Cádiz
«El control de la pesca, los vertidos en los ríos y las emisiones de gases de efecto invernadero podrían frenar su incremento», explica Juan Lucas Cervera catedrático de Zoología del departamento de Biología de la UCA
Aparecen carabelas portuguesas en La Barrosa
Las poblaciones de medusas se hacen notar en las playas durante el verano. El crecimiento de estos organismos es «exponencial» y cada vez su ciclo biológico se acelera por diferentes factores. La provincia de Cádiz no está exenta de la presencia de diferentes especies de medusas y de carabelas portuguesas en sus costas. A principios de julio, una decena de carabelas portuguesas fueron recogidas de la orilla de La Barrosa por los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Chiclana.
En los meses de verano, la aparición de las diferentes especies de medusas y carabelas portuguesas, autóctonas del litoral gaditano, ha sido puntual, por lo que no ha provocado el cierre de ninguna playa de la provincia hasta el momento; aunque «desde hace una serie de años, el calentamiento global ha provocado que los ciclos biológicos de estos organismos estén cambiando». «La temperatura del agua ha subido y eso favorece más que los pólipos de las medusas se transformen», explica Juan Lucas Cervera, catedrático de Zoología del departamento de Biología de la UCA, quien expresa que «ya en todos los veranos, desde primavera hasta septiembre, las condiciones son cada vez más favorables para que haya un boom -proliferación de medusas que llegan a formar grandes concentraciones en un lugar concreto en un mismo momento- de estos organismos».
Es importante mencionar que las carabelas portuguesas no son «verdaderas medusas». «Cuando hablamos de medusa, estamos hablando de un individuo; cuando lo hacemos de una carabela portuguesa, lo hacemos de una colonia flotante de individuos».
Sin embargo, además del cambio climático, hay otros condicionantes que influyen en la proliferación de medusas. «También tenemos una sobrepesca que elimina a sus depredadores del medio», afirma el catedrático. Las prácticas de capturas indiscriminadas han provocado la disminución del número de depredadores naturales de las medusas, como son los atunes. Además, el descenso de las poblaciones de otras especies de peces que, al igual que las medusas, se alimentan de plancton provoca el desarrollo de estos organismos.
Los vertidos contaminantes de los ríos y de los mares también influyen en el crecimiento de estas especies. «Una cosa que es muy importante es el aporte de sustancias orgánicas, de nutrientes, residuos, que llegan al mar a través de los ríos. Todo eso es una cantidad de sustancias que lo que provoca es que haya lo que se llama una producción mayor. Es decir, se va a producir un incremento muy grande de microalgas y ese incremento produce que organismos que se alimentan de esas microalgas, pues como tienen mucho, proliferan», explica.
Una serie de factores que, al combinarse, impulsan el aumento de las poblaciones de medusas, que llegan a nuestras costas por la «circulación oceánica», y hacen que la predicción de avistamientos sea «muy complicada». La mano del ser humano que provoca esta proliferación es la misma que podría frenarla. «Se podría controlar más la pesca, los vertidos en los ríos o las emisiones de gases de efecto invernadero para ya no revertir, sino al menos frenar», explica Juan Lucas Cervera.