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¿Por qué son tan apreciadas las holoturias o carajos de mar de Cádiz?
holoturias
La proliferación de su captura está relacionada con la cocina
La Policía Local de Cádiz ha intervenido esta semana 75 kilos de holoturias que habían sido cogidas en la playa de La Caleta y que fueron devueltas al mar tras la pertinente denuncia a los dos individuos que habían llevado a cabo la captura.
Este tipo de intervenciones policiales son recurrentes en los últimos años, ya que algunas personas se arriesgan a conseguir este equinoderno que prolifera en la costa gaditana y que, tal y como explica el catedrático del Instituto de Investigación Marina de la Universidad de Cádiz Juan Lucas Cervera, son muy apreciadas en las comunidades asiáticas.
«Este tipo de holoturia que hay en Cádiz, el conocido como carajo de mar, no tiene ningún interés en esta zona de Andalucía. Pero sí que son muy valoradas en la cocina de muchos países de Asia, como pueden ser China o Tailandia», expone. Además se le atribuyen propiedades afrodisiacas.
También aparece en algunas cocinas mediterráneas: «En Cataluña y en Baleares se sirve lo que se conoce como espardeña, que es un tipo de holoturia. También en zonas de Italia». Su uso está muy cotizado en la alta gastronomía, siendo considerado un alimento de potentísimo sabor a mar.
Algunas especies concretas de holoturia contienen sustancias que pueden ser interesantes en el campo de la farmacología y están siendo estudiadas para posibles aplicaciones como tratamientos contra el cáncer. Cervera explica que en el proyecto BioCaleta, en el que estudiaban la diversidad del ecosistema gaditano, descubrieron hasta cuatro clases distintas de holoturias, pero se muestra convencido de que deben ser más.
Pese a las aprehensiones, este animal marino no cuenta con una figura de protección como sucede con las ortiguillas, las navajas o los erizos: «No son una especie protegida, está en una suerte de limbo. Lo que pasa es que teóricamente no se puede sacar ninguna especia del mar sin tener un permiso».
En cualquier caso, se trata de un ser indispensable para el ecosistema: «Hacen de depurada de la arena y el fango. Se comen la materia orgánica del sustrato blando y el material inerte lo expulsan, tal y como hacen las lombrices de tierra».
Para Cervera, la protección de estos animales ayudaría a rebajar su captura: «El furtivismo continuaría, pero se frenaría un poco porque las sanciones serían más severas». Aunque cree que esta regulación especial depende en gran medida de si se trata de una especie en extinción, y la holoturia no corre ese peligro, también lo considera una cuestión de empatía: «Se tiende a ser más empático con animales que son más parecidos a nosotros como el panda o el lince».
Aunque el carajo de mar se relaciona siempre con La Caleta, en esta playa no hay más que en otras, pero la orografía juega a su favor: «Es una zona de roca muy grande, impresionante, amplio, plano y de muy fácil acceso. Y con muchos recovecos que facilitan la captura cuando baja la marea», sentencia Cervera.