sanidad
Guerra por la estética en las clínicas de Cádiz
cuidados estéticos
Antonio Juliá, presidente de la Sociedad Española de Enfermería Dermoestética, denuncia amenazas y coacciones por parte de algunos médicos
Los cuidados estéticos han desatado una guerra sin cuartel entre los enfermeros y médicos de toda España. Así lo ha denunciado el gaditano Antonio Juliá, presidente de la Sociedad Española de Enfermería Dermoestética, que ha puesto de manifiesto las amenazas que están recibiendo a diario los profesionales del sector por parte de los facultativos que se dedican a la estética.
«En redes sociales puedes ver comentarios constantes que hacen alusión al intrusismo de los enfermeros pero sin ninguna base jurídica. Incluso por parte de los laboratorios han decidido no vendernos algunos productos porque están amenazados por los colectivos médicos. Es un intento de hacernos daños porque no tienen otra manera de hacerlo. No hay ninguna sentencia contra un enfermero por usar productos sanitarios», apunta el fundador de Clínica Integral, situada en la capital gaditana.
Juliá está inmerso en un proceso estatal para conseguir regularizar la profesión a través de una proposición no de Ley en el Congreso de los Diputados y así poner fin a lo que considera «un boicot» por parte de los médicos estéticos a los enfermeros.
«La estética da dinero y por eso se meten. Eso sí, para pinchar vacunas o curar una úlcera no hay inconvenientes»
Antonio Juliá
En este sentido, pone de manifiesto la diferencia entre producto sanitario y medicamento para poder comprender la lucha de intereses que se produce en el sector. «No es lo mismo un producto sanitario que un medicamento. Los primeros pueden ser administrados por los enfermeros libremente pero en el caso de los medicamentos, estos necesitan de una preinscripción médica, como ocurre con el botox, por ejemplo», explica el también docente y director del Master de Enfermería estética de Nurson.
Sin embargo, Juliá, asegura que desde los sectores de la medicina insisten en coartar la actividad de los enfermeros en aquellos casos en los que está recogido por la legislación.
El propio órgano colegial de Enfermería emitía una aclaración al respecto, aludiendo a una nota informativa publicada por la Agencia Nacional del Medicamento y Productos sanitarios del Ministerio de Sanidad, donde indicaba rextualmente: «Los productos que se aplican mediante inyección, aguja u otro sistema de aplicación... que se utilizan con finalidad plástica, reconstructiva y estética entre otras indicaciones para corregir arrugas, pliegues y otros defectos de la piel, para aumento de pómulos y labios...se consideran productos sanitarios».
A pesar de ello, esta aclaración no ha sosegado a los profesionales médicos, que siguen reclamando a través de sus órganos colegiales, las competencias sobre este tipo de cuidados.
«La estética da dinero y por eso se meten. Eso sí, para pinchar vacunas, para coser una herida en un pie o para curar una úlcera no ponen inconvenientes, pero para rellenar un labio sí», critica el experto, que también denuncia el acoso al que están siendo sometido por parte de algunas empresas privadas y laboratorios. «Nos impiden incluso apuntarnos en cursos para seguir formándonos en la materia. Anuncian que son para profesionales sanitarios pero cuando les dices que eres enfermero, te dicen que no te puedes apuntar», asevera, a la vez que denuncia las numerosas inspecciones que sufren los centros a consecuencia de las denuncias de los médicos. «Eso sí, vienen pero no nos pueden hacer nada porque no tienen base jurídica. No hay ni una sóla denuncia contra un enfermero por hacer lo que hacemos y si la hubiera, yo sería el primero en recibirla», asegura Juliá.