Sociedad
«El grupo de mayor riesgo para las enfermedades de la piel son los adolescentes por tener una actitud hacia el bronceado»
Maite Fernández, trabaja como Facultativo Especialista de Área de Dermatología y Venereología en Hospital Puerta de Mar y San Carlos, señala que en los adolescentes «predomina la actitud hacia el bronceado»
En Cádiz, el verano trae consigo altas temperaturas que pueden llegar a ser extremadamente calurosas. El sol brilla intensamente sobre la provincia, creando un ambiente perfecto para disfrutar de la playa y las actividades al aire libre. Es habitual ver en las playas gaditanas a personas tomando el sol y dándose un baño desde el marzo hasta prácticamente octubre. Sin embargo, este clima cálido también puede tener efectos negativos en la piel de sus habitantes.
Las altas temperaturas y la exposición prolongada al sol pueden aumentar el riesgo de padecer enfermedades de la piel, como quemaduras solares, insolación, golpes de calor y otros problemas dermatológicos. Es por ello que los expertos sanitarios destacan la importancia de protegerse adecuadamente durante los meses de verano, utilizando protector solar, ropa ligera y sombreros o gorras para evitar daños en la piel.
Además, la humedad característica de la provincia de Cádiz puede contribuir a la proliferación de hongos y bacterias en la piel, lo que puede dar lugar a infecciones cutáneas. Es fundamental mantener una buena higiene y secar bien la piel después de bañarse para prevenir este tipo de afecciones. Para disfrutar del verano en Cádiz de forma segura, es importante tomar medidas preventivas y cuidar la piel adecuadamente. Mantenerse hidratado, evitar la exposición prolongada al sol en las horas de mayor intensidad y proteger la piel con cremas solares de amplio espectro son algunas de las recomendaciones básicas para prevenir enfermedades de la piel durante esta época del año.
Riesgo de padecer cáncer de piel
Maite Fernández es licenciada en Medicina por la Universidad de Cádiz, trabajó como Médico Interno Residente de Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología en Hospital Costa del Sol de Marbella, actualmente trabaja como Facultativo Especialista de Área de Dermatología y Venereología en Hospital Puerta de Mar y San Carlos, cuenta con un doctorado en la Universidad de Granada, es especialista en el cáncer de piel y lleva una consulta con pacientes con melanoma. Habla para LA VOZ sobre los riesgos que suponen tomar el sol sin protección y da algunas recomendaciones para disfrutar del verano en la provincia de Cádiz mientras cuidamos de nuestra piel.
Alerta en primer lugar que los riesgos «de una exposición prolongada al sol y sin la protección a la radiación ultravioleta» son la posible aparición de «quemaduras solares, envejecimiento prematuro de la piel con la formación de arrugas y manchas, cataratas y otros trastornos de la vista e inhibición del sistema inmunitario», aunque «lo más importante es el riesgo de desarrollar cáncer de piel».
En su opinión, la sociedad «sí» está concienciada sobre los peligros que puede suponer esa exposición prolongada al sol y «tenemos información y métodos para protegernos».
«El grupo de mayor riesgo son los adolescentes. Hay mucha información sobre los riesgos del sol, pero predomina la actitud hacia el bronceado sobre todo en este grupo de edad«, asegura.
Los grupos de riesgo de poder sufrir cualquier enfermedad de la piel son aquellas personas «con antecedentes personales de cáncer de piel, personas con múltiples nevus o lunares, personas que hayan tenido quemaduras solares en infancia y adolescencia ya que la piel tiene memoria, personas de piel blanca, ojos azules o verdes, rubia y pelirroja», así como «los trabajadores y deportistas de exteriores, las personas con ciertas enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso sistémico, personas que tengan ciertos padecimientos hereditarios que aumentan su riesgo de cáncer de piel, como el xeroderma pigmentoso síndrome de Gorlin». Otros grupos de riesgos serían las personas que padecen «una afección médica que debilita su sistema inmunitario, aquellas personas que hayan recibido un trasplante de órgano, y aquellas personas que toman medicamentos que debilitan o suprimen su sistema inmunitario o que causen que su piel sea más sensible a la luz solar».
Un correcto protector solar
Cuando una persona acude a una farmacia o supermercado a comprar un protector solar suele dudar entre cuál es la mejor opción. En palabras de Maite Fernández «Un buen protector solar debería cubrir las radiaciones de los rayos: UVB (los que producen quemadura solar , inmunosupresión y cáncer de piel), UVA (provocan fotoenvejecimiento y la pigmentación, y también cáncer de piel) e Infrarrojos (suponen una gran parte de la radiación que llega a la piel y producen inflamación y alteración de la dermis profunda). Además, »el fotoprotector debería cubrir también la luz visible, sobre todo en personas con pigmentaciones como melasma y léntigos solares».
El protector solar «siempre va seguido de un número y nos ayuda de manera orientativa a conocer el poder de protección que tiene un fotoprotector frente a la radiación ultravioleta B (UVB), es decir, la responsable de las quemaduras solares».
En Europa, hay 4 grandes categorías: Protección muy alta: SPF 50+, Protección alta: SPF de 30 a 50, Protección media: SPF de 15 a 30 y Protección baja: SPF menor de 15. «Lo recomendable es utilizar productos con un nivel de SPF alto o muy alto (por encima de 30)», afirma.
La crema de protección solar debe aplicarse «generosamente sobre nuestra piel», y «unos quince minutos antes de salir al aire libre». Es recomendable que tenga «un Factor de Protección Sola superior a 30» y volverla a aplicar «cada dos horas, también en los días nublados y después de nadar o sudar».
La experta recomienda el uso de «ropa adecuada, sombrero de ala ancha y gafas de sol, buscar la sombra cuando sea posible, recordando que los rayos ultravioletas son más intensos entre las doce del mediodía y las cuatro de la tarde». Además, «el agua, la nieve y la arena reflejan los rayos dañinos del sol, los cuales pueden aumentar su probabilidad de quemaduras de sol».
Por otro lado, es importante consultar el Índice Ultravioleta, que «ofrece información importante para ayudarle a planificar sus actividades al aire libre y así evitar la exposición excesiva al sol. El Índice UV se emite diariamente por el Servicio Meteorológico Nacional».
El bronceado y los tatuajes
En los últimos años se han puesto de moda los bronceadores solares, sobre todo en la población más joven, que en muchas ocasiones priorizan la estética y la imagen a la salud. «En el caso de querer estar bronceados, porque así nos vemos mejor física o estéticamente, tenemos que saber que existen opciones o formatos saludables que no son precisamente estar horas y horas tomando el sol y poniendo en riesgo nuestra piel, ni mucho menos las cabinas de rayos UVA que nos exponen directamente a un aumento del riesgo de cáncer de piel«.
«Existen numerosas opciones cosméticas: los autobronceadores son una excelente alternativa ya que ofrecen un tono bronceado natural sin los riesgos del sol o las cabinas de rayos UVA. También están disponibles las lociones con color y los polvos bronceadores (que pueden usarse en la cara o en el escote), que pueden añadir un toque de color a su piel«, señala.
Sobre las precauciones que debe tener una persona con tatuajes a la hora de tomar el sol, es importante «no exponerse directamente al sol», y «aplicarse crema de protección solar».
A su vez, «al momento de tomar la decisión de realizarse un tatuaje, es fundamental que la piel esté sana, con un buen estado de humectación y sin erosiones, ni infecciones, curar con apósito o el film de plástico, al retirar el apósito, lavar la zona con agua y jabón, y aplicar cremas cicatrizantes, usar ropa holgada, además de evitar rascarse la zona, no exponerse directamente al sol. Asimismo, es esencial aplicarse crema de protección solar, y siempre hay que asegurarse de que el tatuador sea experimentado, que trabaje en un sitio limpio y que las agujas sean nuevas y estériles».