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Así es un ganadero de toros bravos en el siglo XXI
Juan Pedro Domecq Bohórquez, ganadero de Casa de los Toreros
![Así es un ganadero de toros bravos en el siglo XXI](https://s1.abcstatics.com/lavozdigital/www/multimedia/provincia/2022/07/18/jp-domecq2-RwuuCyEAGZS3cae0uwEI35J-1240x768@abc.jpg)
Juan Pedro Domecq Bohórquez es un joven jerezano que estudió administración y dirección de empresas en CUNEF, Madrid pero que por circunstancias de la vida se vio obligado a volver a su tierra natal donde comenzó a ayudar a su padre en la gestión de las labores del campo y actualmente es ganadero de toros bravos.
En la finca Martelilla pasta la ganadería Casa de los Toreros de divisa verde y blanca. Juan Pedro es el responsable de gestionarla y llevarla junto con la asesoría de su padre, un gran conocedor ya que como nos cuenta el joven, ellos siempre han sido ganaderos de bravo, desde los inicios «Nací cuando la ganadería Marqués de Domecq estaba en su esplendor, entonces en manos de mi abuelo. Desde que éramos prácticamente unos niños y donde mi padre nos trasmitió el amor por el toro haciendo de ello un modo de vida, era parte de nuestro hábitat».
Antes de tener el hierro de Casa de los Toreros en solitario, Juan Pedro Domecq López de Carrizosa, padre de nuestro protagonista contaba junto con su hermano Gonzalo con la ganadería de Martelilla, 50% de lo que en su día fue Marqués de Domecq, aunque un tiempo después, este ganado fue eliminado. No transcurrió ni un año sin tener toros en el campo cuando Juan llegó a un acuerdo con Fermín Bohórquez para quedarse con la mitad de la ganadería Fuente Rey, de sangre Santiago Domecq pura. La otra mitad él decidió que debía volver con Santi, y así fue el comienzo de un proyecto duro pero ilusionante, que muchos incluso se atrevieron a cuestionar por lo complicado que está este sector.
El campo es lugar de trabajo de Juan, además, allí es donde ha pasado toda su vida, sus mejores recuerdos los tiene ahí. Su niñez, su adolescencia y su camino a la madurez la ha pasado en ese entorno que tan feliz le hace. Le da paz, pero a la vez mucha responsabilidad, porque como nos dice, el campo no entiende de vacaciones, los toros tienen que comer y beber todos los días por lo que hay que estar pendientes de que no les falte nunca nada. «Es sin duda un trabajo de entrega y vocación pero que cuando las cosas salen bien termina siendo muy agradecido», nos dice el joven.
![Juan Pedro, de verde a la derecha](https://s2.abcstatics.com/lavozdigital/www/multimedia/provincia/2022/07/18/jp-domecq-U02472284270cRh-624x350@abc.jpeg)
La finca donde se encuentra la ganadería, Martelilla, es un lugar histórico. Ha sido la cuna de muchas figuras, aficionados, tapias y ganaderos en los tiempos de Marqués de Domecq. Además de largas jornadas hablando del maravilloso mundo del toreo. Ahora, son muchas de las primeras figuras del toreo las que siguen dejándose ver por la plaza de tientas que lleva ahí desde los comienzos. No es raro ver a el Juli o a José Tomás por allí, aunque los últimos toreros que estuvieron tentando, fue el pasado viernes, los primos Rivera, Canales y Cayetano, de cara a la preparación del festival que se celebró el sábado en Vejer en homenaje a la mítica familia taurina y donde los novillos eran de Casa de los Toreros. Fue un rotundo éxito donde los cuatro toreros lograron el rabo.
Juan Pedrito, como le llaman sus amigos más cercanos, recuerda que cuando era pequeño gran parte de sus veranos lo pasaba en Martelilla con sus primos, donde la imaginación casi siempre tirando a gamberradas sanas, no tenía límites. «Por la mañana nos gustaba dar paseos a caballo y ya cuando hacía más calor solíamos pasar horas y horas en la piscina donde nos encantaba hacer barbacoas. Recuerdo que en un verano mis primos tenían una aupair irlandesa para que aprendieran inglés, y entre todos las teníamos loca pero nunca se quejó por ello e incluso el día que se tuvo que volver a su país lo hizo llorando de la pena. Solíamos ser unos seis o siete los que vivíamos allí, éramos traviesos, pero siempre con buen fondo. Por las tardes solíamos jugar al fútbol o íbamos a coger lagartijas para después gastar con ellas alguna broma a los mayores», cuenta divertido.
Quienes conocen a Juan nos cuentan que de sus primos con los que solía hacer vida en el campo era el mayor, por lo que siempre estaba liderando el grupo para poner a ejecutar sus planes a los mas jóvenes. «Cuando a lo mejor no estábamos todos para jugar un partido de fútbol, a él le gustaba tirar penaltis, pero claro nunca se ponía de portero y conseguía convencerte. O, por ejemplo, le encantaban las damas, siempre iba con el tablero y las fichas buscando que alguien jugase con él, pero tu tenías que ser las negras, porque con las blancas se empezaban y eran sus normas. Rara vez alguien ya fuese mayor o pequeño conseguía ganarle», nos cuenta su prima.
Parte de sus veranos se van al campo, pero siendo niños, esta época da para mucho y también recuerda nuestro protagonista las temporadas que pasaba en distintas playas de la provincia. «Cuando mi hermana y yo éramos pequeños solíamos ir a Cabo Roche que era muy divertido para esa edad, pero ya en nuestra adolescencia empezamos a pasar temporadas en Vistahermosa donde el plan era otro, ir con las bicicletas de un lado a otro, a las barbacoas de los amigos, Según fuimos creciendo empezábamos a salir, primero por el Centro Comercial y después por el centro de El Puerto. Ahora, aunque no pase esas estancias allí me encanta escaparme algún día suelto a comer e ir a tomar una copa con amigos a Playa Canalla. Pero sin duda, si hay un plan que me encanta fuera del campo es el de irnos en grupo a Zahara a comer y disfrutar de una buena sobremesa en Antonio o el Campero, aunque teniendo la suerte de vivir aquí todo el año prefiero visitar esos lugares fuera de temporada alta porque ahora se pone imposible», ha asegurado.
La temporada veraniega en la provincia deja muchas celebraciones taurinas y es raro no encontrarse con Juan Pedro en la mayoría de ellas. Tenemos la feria del Puerto donde incluso va a lidiar una novillada que le hace especial ilusión por los recuerdos familiares que tiene en esa plaza con las triunfales tardes que vivió allí en tiempos de Marqués de Domecq. A Sanlúcar no falla y es que esa previa en la zona de Bajo de Guía vale la pena. Nos cuenta el ganadero que echa de menos esas noches taurinas de rejones en la plaza del El Puerto donde las gradas se llenaban de jóvenes con sus neveritas, y es que hacían la previa a una noche de fiesta en ese emblemático lugar disfrutando de un ambiente maravilloso.
Sin buscarlo ni quererlo Juan Pedrito se ha convertido en un influencer digital del mundo taurino bajo el nombre de @domecqbohorquez y cuenta con dieciocho mil seguidores. «Un día estaba con mi amigo Sergio Navarro y me dijo que tenía que comunicar el día a día de lo que hacíamos en el campo igual que se lo enseñábamos a alguien que venía de visita, pero hacerlo a través de contenido multimedia y que Instagram era una herramienta maravillosa para ello. Entonces poco a poco fui dedicándole tiempo para transmitir esos mensajes. Se fue creando una comunidad y una expectación que incluso me sorprendió. Ahora lo veo como algo necesario en los tiempos que vivimos para dar la oportunidad de que aquellos que no conocen la verdadera vida del toro bravo más allá de la plaza, la puedan vivir a través de los videos y las explicaciones que les damos», manifiesta.
Juan Pedro es una persona que trata de vivir la vida con los valores que le han transmitido en su casa, que nos son otros que ser buena persona y tratar de no molestar o hacer daño al que le rodea. Es un relaciones públicas nato, ya que conoce a gente en todas partes y puede tener una conversación extendida con cualquiera, además de dar a cada uno la respuesta que quiere recibir. Su pasión es el campo, pero siempre en familia, el principal motor de su vida. Si le preguntas por una vaca o un toro te puede decir perfectamente su árbol genealógico de memoria y si le hablas de números te hace la cuenta en su cabeza en cuestión de segundos. De niño era fan del Chiquito de la Calzada, se pasaba el día contando chistes, no paraba de maquinar planes para sus primos, pero él, siempre desde la barrera y es que es desde donde le gusta ver y vivir. Un joven ganadero que se ha ganado a pulso el cariño de su entorno por su sencillez y su humor. Suerte, vista y al toro en este bonito proyecto que has creado.