Los gaditanos, divididos ante el nuevo plan antitabaco que prohibiría fumar en las terrazas

El nuevo gobierno quiere reducir los espacios sin humo en España. Así lo aseguraba recientemente la ministra de Sanidad, Mónica García, quien afirmaba que una de las primeras medidas del Ejecutivo será será «sacar del cajón el plan integral antitabaco» encargado meses atrás al Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), pero que no llegó a salir adelante por el adelanto electoral y las elecciones celebradas el pasado 23 de julio.

El Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025 contemplaba la prohibición de fumar en las playas, en el coche, en las terrazas de los locales de restauración, la regulación de los cigarrillos electrónicos y la implementación de más impuestos al tabaco. Mónica García apuntaba a que el objetivo es «ampliar espacios sin humos».

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No sería la primera vez que en España se prohibiese fumar en las terrazas de los bares y restaurantes, ya que fue una de las medidas extraordinarias acordadas durante la pandemia de la COVID-19.

Este plan antitabaco fue puesto en marcha a finales del año 2021 por el ex ministro de Sanidad, Salvador Illa, y en el horizonte había una fecha para su entrada en vigor, el año 2025. No obstante, el Plan de Integral de Prevención y Control lleva tres años en el cajón del ministerio, y parece que será ahora cuando pueda salir adelante. Una medida que genera cierta controversia y que divide a la sociedad en dos, en los fumadores que están en contra de esta serie de medidas, y aquellas personas que no fuman y que lo ven con buenos ojos.

Esta medida, la de prohibir fumar en las terrazas, afectará a los clientes, pero sobre todo a los hosteleros. Antonio de María, presidente de la Federación de Hostelería de Cádiz (HORECA), señala que «la medida es un absurdo» ya que «consideramos que las terrazas están al aire libre, con la normativa que tiene de dos paramentos libres, y es una zona para fumadores».

«Creo que todos los ciudadanos deben tener opciones en su día a día», y «en los bares ya se prohibió en su interior y se actualizó en las terrazas y que se permitió siempre y cuando hubiera dos paramentos libres. Esto se está respetando y se está cumpliendo bien, y de hecho se convive sin ningún tipo de problemas porque hay zonas dentro de las terrazas en la que se ponen los fumadores, otras zonas en las que no se ponen los fumadores y ellos mismos se reparten y si hay alguien fumando se va a otro sitio y punto, pero no sabemos a que se debe esta nueva andanada, creo que es más un problema de intolerancia», destaca.

Asegura que «ya nos afectó en los interiores y luego se vio mucho más machacado con el COVID porque en los interiores cayó mucho la demanda y se acabaron las copas después de comer, se acabaron los postres... en fin porque el fumador no podía fumar y tenía que salir fuera y si estaba en una reunión de trabajo o algo no podía romper para ir a fumar, eso es contraproducente económicamente y profesionalmente».

En palabras del presidente de HORECA «creemos más en el equilibrio de la oferta y la demanda y los establecimientos hoy día tienen equilibrada esa oferta. En interiores no se fuma y en exteriores sí se fuma y hay que decir que no todos los establecimientos tienen terraza de exterior, con lo cual de alguna manera la clientela va seleccionando y la clientela va eligiendo ir a la terraza que es donde te dejan fumar«.

En su opinión el Gobierno «tendría que hacer un buen estudio» porque «yo llevo escuchando desde antes de que se iniciara la prohibición del tabaco, que el tabaco es perjudicial para la salud... daban unas cifras que a día de hoy se mantienen. Dudo que todo lo que se haya hecho no sirva para nada, creo que hay mucho de alarmismo y de estudio poco, y al ser un tema económico y de libertades ciudadanas, creo que el Estado debería hacer un estudio en condiciones y poniendo en una balanza ambas cosas».

Manuela ostenta el Bar los Arcos en Vejer y señala que «al final nos tendremos que adaptar a la ley» y «si se prohíbe fumar en las terrazas, los clientes no podrán hacerlo». Su local cuenta con un salón interior y una terraza ajardinada. «Hasta ahora los fumadores solían pedir mesa en el exterior para poder fumar sin problemas», pero «ahora todo va a tener que cambiar».

«La gente seguirá viniendo a desayunar, comer y cenar», ya que recuerda que «cuando se prohibió fumar dentro también parecía que se acabaría el mundo, todo el mundo protestaba y se llevaba las manos a la cabeza, pero las normas se acatan y al final te acostumbras a ellas».

Elisa trabaja como camarera en Chiclana en un restaurante y en Cádiz en un pub algunos fines de semana mientras estudia el grado de Publicidad y Relaciones Públicas en Jerez. «Estoy segura de que esto va a ser difícil que se cumpla desde el primer día» porque «muchos clientes van a seguir actuando como si nada, los clientes no fumadores se lo pueden llegar a recriminar y a lo mejor hay alguna bronca en los primeros días», pero «a medida que vayan pasando las semanas los fumadores se irán acostumbrando y tendrán que salir directamente del local para poder fumar».

Como era de esperar, esta medida genera división de opiniones. Ignacio nunca ha fumado y «me alegro de cualquier medida que sea en contra del tabaco». «Estoy cansado de estar en cualquier sitio y tener que comerme el humo del otro», señala.

«Yo prohibiría fumar en cualquier espacio público y que quien quiera hacerlo que lo haga en su casa y que llene su casa de humos, pero que a los demás no nos fastidien», afirma, y agrega que «los fumadores son muy egoístas y no veo justo que esté comiendo o tomándome un café en una terraza y haya una persona al lado con el cigarro o el vaper que está de moda, que aunque huela a fresa o melón sigue siendo muy molesto», reconoce.

Para Carlos, fumador «desde que tengo 17 años», es una medida que «no veo del todo mal», aunque puntualiza que «yo como fumador estoy acostumbrado al comer en una terraza a tener que separarme unos metros porque soy el único fumador de mi familia y no quiero que mis dos hijos inhalen el humo», pero «que no pueda fumar en el coche o en la playa lo veo una exageración».

«Es difícil contentar a todos, pero la lógica dice que cada vez se vayan reduciendo los sitios en los que los fumadores podamos fumar», que a largo plazo «pienso que puede ser positivo».

Más contrariada contra esta medida se muestra Esther. «No entiendo como quieren prohibir que fumemos al aire libre», señala. «Veo lógico y razonable que no se pueda fumar dentro de los bares y cualquier sitio cerrado», pero «que yo esté con mis amigas tomando una copa en el paseo marítimo y me tenga que levantar e irme cuatro o cinco metros porque no pueda hacerlo sentada, lo veo una auténtica locura».

«Al final ocurrirá lo de siempre, que las medidas las acatemos cuatro o cinco y que la gente haga lo que le de la gana, porque dime tú a mí como van a controlar que nadie fume en la playa», asegura.

La primera ley restrictiva en España contra el tabaco llegó en marzo de 1988 por la que se prohibía fumar en los hospitales, en los cines, ascensores, centros educativos y salas de teatro, entre otros espacios público. En 1988 también sería el año en el que se prohibiría la publicidad de tabaco en televisión.

En el año 1992 se prohibió el consumo de tabaco en aquellos viajes en avión que tuvieran una duración menor a los 90 minutos y que su origen y destino fuese dentro del territorio nacional, y en 1999 se prohibió en todos los vuelos y autobuses.

No obstante, sería en el año 2005 cuando entrase en vigor la ley antitabaco que más controversia generó en la sociedad española, ya que se prohibía fumar en los centros de trabajo y tampoco en aquellos establecimientos hosteleros como bares y restaurantes que no tuvieran una zona habilitada, y separada del resto para los fumadores, y en 2011 se ampliaría la prohibición de fumar en las puertas de hospitales, parques, bingos y casinos, así como la eliminación total de esta práctica en el interior de restaurantes, bares y discotecas.