8- M. entrevista
Fiscal de Violencia de Género en Cádiz: «Muchas de las mujeres que no denuncian no es por miedo a su agresor sino porque no se les crea»
Lorena Montero, fiscal delegada de esta especialidad en la provincia desde hace más de veinte años, ve «muy preocupante» que numerosas víctimas sigan sin identificar la violencia no física, la psicológica, como violencia machista
En 2024 se incrementaron las denuncias en la provincia. La fiscal alerta de la carencia de medios en los juzgados y en los equipos de apoyo. Además incide en la necesidad de más órganos especializados
Días como el recién celebrado 8-M o 25-N son días en los que se repiten multitud de mensajes, se oyen muchas proclamas, hay manifestaciones, se dan datos, declaraciones, y en los que se habla sobre la mujer y lo que le ocurre, lo que sigue pasando y lo que se ha avanzado o hay que mejorar. Y aunque esto tenga su lugar, hay muchos días y momentos más. De ello sabe muy bien Lorena Montero, la fiscal delegada de Violencia de Género en la provincia de Cádiz desde el año 2001. Más de dos décadas en las que ha atesorado sobrada experiencia y conocimiento y, sobre todo, en las que ha sido testigo directo de esa realidad diaria, del trabajo que se hace en la justicia y otros sectores implicados, y la lucha que ello conlleva. Habla claro, es directa, no rehuye nada, y afronta su labor con el firme compromiso de su oficio, con absoluta pericia y convicción. «Se ha hecho mucho pero todavía queda mucho por hacer», confiesa.
- Están realizando las memorias de las fiscalías de 2024, ¿cuál es el balance, ha habido más denuncias de violencia de género en la provincia?
- Según la Memoria de la Unidad de Violencia sobre la Mujer de 2024, el año pasado en la provincia hubo 6.215 denuncias, un incremento sobre los dos anteriores ya que en 2023 las ciframos en 5.618 denuncias y en 2022, en 5.767. Es verdad que a nivel nacional y con la base de los datos de la macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, se indica que en toda España solo se denuncia un 21 por ciento de la violencia que sufren las mujeres, aunque los últimos estudios dicen que puede llegar hasta un 28. Teniendo en cuenta esa comparación global, la cifra es baja aún ya que hay una violencia oculta de un 70 por ciento, lo que evidencia que todavía las mujeres son reticentes a denunciar. En cuanto a las razones de esa desconfianza, lo más llamativo es que un diez por ciento de esas víctimas piense que no se les va a creer en su entorno social, que se les acuse de manipuladoras, de utilitaristas. También hay un 30 por ciento de mujeres que siguen sin identificar como violencia machista aquella que no es violencia física, lo que es muy preocupante. Hay índices que nos indican que muchas mujeres no denuncian por temor a no ser creídas y, también, por la falta de identificación de esa violencia psicológica.
- De estos casos sólo una minoría acude a denunciar de por motu propio directamente al juzgado, ¿no?
- Bueno, según los datos de la memoria de este año, sólo 31 mujeres acudieron a denunciar directamente al juzgado, sí, frente a las 64 del año anterior, pero esa cifra puede resultar confusa. Realmente los juzgados de guardia no admiten denuncias directas. Lo que interesa es que vía atestado han sido 4.905 denuncias, Policía y Guardia Civil, que han actuado porque 4.253 mujeres acudieron a las comisarías y los cuarteles o por llamada telefónica o por haber solicitado su intervención. También ha aumentado el nivel de intervenciones policiales. Los agentes han sido más diligentes y han actuado más sobre esta violencia. Las llamadas y denuncias de servicios asistenciales también subieron de 655 a 1.250 en 2024, por lo que hay una implicación mucho mayor del ciudadano y de otros organismos.
- Es fiscal delegada de Violencia Familiar desde el año 2001, más tarde Violencia de Género... acumula una gran experiencia y es un referente en la lucha contra esta lacra. ¿Cómo ha visto la evolución de su especialidad en este tiempo?
- Veo una evolución enorme. Primero, por la visualización de esta problemática que se ha producido no sólo en Cádiz sino a nivel nacional y, además en el hecho de que se perciba que no sólo es violencia la física, sino que también lo son otros comportamientos de índole más psicológicos y perversos. El aumento de las denuncias es un indicativo de que estamos haciendo algo positivo en cuanto a esa visualización. Por otro lado, ha habido un avance legislativo importante que cada vez deja menos margen de actuación al agresor. Cada vez respondemos mejor, somos más proactivos, y tratamos de dejar menos espacio a que el agresor pueda hacer daño a la víctima y a sus hijos. Por tanto, la evolución ha sido enormemente positiva aunque hay que seguir, por supuesto que sí. Desde el año 2001 que yo empecé con toda esta materia hasta ahora realmente la evolución es muy favorable, sin embargo no podemos quedarnos en un terreno de confort porque sigue habiendo muchas cosas que hay que mejorar y también hacer un reflexión sobre lo que ha funcionado o lo que no y lo que no se ha aplicado correctamente.
- Aún así desde la Fiscalía que coordina aseguran que hace falta un refuerzo en los equipos psicosociales
- Sí, los que se usan en los juzgados de violencia de la mujer, están ubicados en la unidades de valoración integral de los institutos de medicina legal. Es un poco triste porque según un informe de febrero de 2025 hay una carencia de medios importantísima. Sólo tienen un equipo para toda la provincia: tres médicos forenses, una psicóloga y dos trabajadores sociales ¡para toda la provincia!, ¡eso es una locura, horroroso, no llegan!. Tenemos un colapso de un año en pendencia de informes y estos sirven para diagnosticar las situaciones de violencia que sufren las víctimas y también determinar las medidas para esa mujer y los menores.
- ¿Y cuáles son los efectos de esa carencia?
- Pues esa tardanza provoca consecuencias clarísimas. Como el cansancio judicial. Los jueces no están acordando estas periciales porque sus procesos se ralentizan y se vencen los plazos; además a la víctima la perdemos porque no puede estar pendiente de un procedimiento tanto tiempo y a la vez se la está estigmatizando como víctima permanentemente sin poder iniciar su terapia o curación porque tiene que revivir de nuevo todo esto durante tanto tiempo. También es una pérdida de prueba brutal porque hay que demostrar el maltrato psicológico con estos informes... en resumen, esto lo que provoca es que una justicia que no es rápida es una justicia ineficaz. Es algo sobre lo que hay que incidir, la delegación está pendiente de reforzar los equipos pero es una situación que se mantiene desde hace muchos años. Estas unidades se crearon como un apoyo imprescindible y no se está dando este servicio.
«Lo que empezaron siendo juicios rápidos ya no lo son porque están colapsados. Eso provoca que las víctimas se echen atrás»
- Otro déficit que vienen denunciando es la falta de juzgados especializados con jueces, fiscales y demás órganos expertos en la materia. Salvo en Jerez, Algeciras y Cádiz son los juzgados comunes los que asumen estos asuntos junto a todos los demás....
- Sí, para explicar lo que pasa siempre pongo de ejemplo el juzgado mixto 4 de Chiclana que tiene competencias sobre violencia sobre la mujer, y además ahora con la reforma también sobre todos los delitos sexuales, matrimonio forzado, trata... además de robos, estafas, todos los asuntos... encima lleva la competencia de toda la Janda... una comarca entera... ¿cómo puede alguien demandar que un juzgado en esa situación resuelva de modo adecuado? Eso no es lo que nos dijeron con la ley 1/2004 de medidas de protección... no es la finalidad que se persigue, no protege a la mujer.
Juzgados sin especializar y retrasos
- ¿Para cuándo entonces se está señalando esos juicios?
- En el juzgado de lo penal se está señalando para diciembre. Lo que empezaron siendo juicios rápidos ya no son rápidos porque están colapsados. En la demarcación de Cádiz por ejemplo se está tardando muchos meses. Y así, ese juicio rápido que no lo es al final provoca que la víctima se eche atrás, lo más común en estos casos; además de que esté en riesgo y de que crea que no tiene una respuesta judicial, sienta que la prueba se diluye y que el agresor puede seguir actuando sobre ella de alguna manera. Además en muchas causas el agresor se vea beneficiado por una atenuación y eso es por culpa del sistema.
- ¿Qué lectura hace de la violencia de género en la juventud, sobre todo por el impacto de las redes sociales?
- Pues que es un tema muy preocupante pero no sólo entre los jóvenes sino en toda la sociedad. Todas las redes sociales -que tienen una gran cantidad de beneficios- han provocado en paralelo esa realidad perversa que es que determinados mensajes de sectores negacionistas se hagan virales y se asuman como ciertos por los más jóvenes, normalmente por razones de madurez o falta de crítica. Eso provoca que haya mensajes que se extienden sobre que no existe la violencia de género como tal a pesar de que desde el 2006 más de dos millones de mujeres han denunciado. Se está asumiendo que es un engaño, que se utiliza por unas locas feministas, que realmente provocan un gasto del Estado, etc etc.. Además hay una transmisión de pornografía o un tipo de relaciones sexuales de mucha violencia, no son relaciones normales al uso, y se asumen como patrones normales que absorben estos sectores más jóvenes. Los expertos dicen que niños de 10 años acceden a páginas de sexualidad alterada, ficticia que provoca alteraciones en sus relaciones.
Por otro lado, hay otro tipo de discurso generacional en el que no se reconocen ellos como sujetos o actores de esa violencia de género. Vemos así conductas como el sometimiento, el control de los móviles... unas conductas que ven como si fueran de amor: 'si haces esto es que me quieres más...' Existe un retroceso preocupante porque realmente no es propio de una sociedad avanzada, con padres y madres más modernos y que piensen así.
«Por las redes sociales hay conductas como el sometimiento, el control o la violencia sexual que se están asentando como normales»
- Y ¿qué se hace con eso?... porque son modelos de comunicación e interacción que ya están completamente instaurados, que forman parte de sus vidas, de sus relaciones... es complicado quitarles el móvil ya...
- Sí... yo no soy partidaria de la prohibición. Debemos aprender de lo que sucede y creo que falta educación en los propios adultos. Hemos utilizado de una forma negligente las redes sociales y los servicios de los plataformas. Igual que nos han dado avances y mejoras, no hemos sido conscientes de que con ello también estábamos corriendo riesgos. Y los que no nos hemos leído esa letra pequeña hemos sido nosotros. No tenemos el mismo discurso con nuestros hijos que tenían nuestros padres. Hemos delegado muchas de esas cuestiones a su propia decisión y lógicamente han tenido un acceso más descontrolado. No se han medido las consecuencias.
Por ejemplo, su forma de relacionarse ahora de colgar sus fotos o decir continuamente donde están o qué hacen está bien cuando el entorno está bien y es bueno, pero cuando el grupo le quiere causar daño ese daño es mucho mayor... con una presión y extensión incalculable. Son actores pero también pueden ser víctimas y hay que intentar controlarlo. Pero no todo es culpa de ellos. Si una sociedad no apuesta por sus jóvenes está avocada a la desintegración. Hay que incidir en políticas educativas pero también formativas, implicarles en las consecuencias. Yo pienso que muchas veces estigmatizamos a los jóvenes en ese sentido pero hay mucho sesgo poblacional de mayores de 18 años que reproducen igual o peor estos modelos.
La igualdad, un «derecho fundamental no un capricho»
- Se acaba de celebrar el 8M, ¿cree que esas reivindicaciones sobre los derechos de la mujer siguen siendo necesarias, han ido cambiando?, ¿en qué sentido?
- Todavía por desgracia es necesario que tengamos un 8-M y un 25-N porque, realmente cada vez somos más sutiles en darnos cuenta que realmente la sociedad no es igualitaria. Pero no solo la española sino que es algo global. Las mujeres junto a los hombres tenemos que defender que la igualdad es una cuestión de derechos fundamentales, no es un capricho. Pienso que es un día que tiene que existir como conmemoración porque llamar a esto celebración no lo es, es un día de reflexión, de pensar en nuestras predecesoras, mujeres que lucharon muchísimo por obtener derechos que hoy no somos conscientes de cómo los tenemos.
Por otro lado es importante por tener memoria sobre la situación de la que venimos y hacer una reflexión sobre la situación que queremos tener. Y cada vez nos damos cuenta que hay determinadas cuestiones que no se han solucionado: no estamos en un nivel de paridad en el trabajo, seguimos siendo las cuidadoras en nuestros hogares y ello nos impide muchas veces de manera voluntaria optar a mejoras profesionales. Son muchas las reivindicaciones que siguen siendo necesarias... por eso son días importantes, emblemáticos para las mujeres y hay que aprovecharlos para no sentirnos solas, visualizando toda esa realidad.
-¿Qué mensaje deja por este 8-M?
- El mensaje debe ser que hay que seguir, continuar, vamos por muy buen camino, hay que intentar ser optimistas y siempre... seguir. Ese es mi mensaje.
Teléfono de atención a las víctimas de violencia de género: 016