'Domenech de Varo': Exhuman en Canarias los cinco cadáveres que podrían ser los de los marineros gaditanos

María Almagro

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03/10/2024
Actualizado a las 20:23h.

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A las 10.15 horas de la mañana de este jueves se abría la esperanza. La que tienen las familias de los cinco marineros gaditanos que murieron hace ahora 51 años en un naufragio frente a las costas de Canarias. Allí sus seres queridos se quedaron para siempre. De los doce pescadores que iban en el arrastrero portuense 'Domenech de Varo' solo volvieron a tierra dos de ellos. Otros tres fallecieron y se identificaron, dos nunca se encontraron y otros cinco fueron enterrados sin que sus familiares fueran informados de ello. En lápidas sin nombre.

Por ello, y desde que hace un año que lo saben. Que saben que estos marineros desaparecidos pueden estar en los nichos 70, 72, 73, 75 y 76 del cementerio de San Román no han parado hasta que un juez les ha dado la autorización para exhumar esos restos. De esta forma, una comitiva formada por dos familiares, médicos forenses y técnicos del Ayuntamiento de Arrecife han participado en la extracción de media decena de cuerpos.

«Ha sido un día duro... claro... pero necesario», contaba a este periódico José Manuel Pose, hijo de uno de los patrones fallecidos en la tragedia. «Ahora queda el reconocimiento y las pruebas y ya sabremos todo». Y todo es si su padre es uno de ellos. O si es el de otro. O hermanos, o tíos, o abuelos... devolverles los que el mar y una administración callada les arrebató. «Por fin ha llegado la hora después de cincuenta años de desconocimiento de estos enterramientos. Ya con todas las autorizaciones judiciales hemos logrado llegar al día de hoy, para poder obtener las muestras, contrastar los ADN e identificar a nuestros queridos familiares».

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Fueron doce los marineros gaditanos, originarios de Cádiz capital, Barbate, El Puerto y Sanlúcar que embarcaron en el 'Domenech de Varo'. Cuando se dirigían hacia el caladero, aquel 6 de febrero de 1973 en la costa del arrecife canario de Mala un fallo de motor y un terrible temporal de viento les llevó a pique. Encallaban en la costa en torno a la una de la madrugada.

El patrón Vicente Pérez (uno de los supervivientes) pudo arrojar la lancha salvavidas pero lo alcanzó una ola que lo tiró junto a la balsa y limpió por completo la cubierta arrojando a su paso a los pescadores. No pudo llegar hasta ellos. Sobrevivió junto a José Manga, uno de los peones que pudo llegar a la costa a nado.

A partir del día siguiente se encontraron algunos de los cadáveres, otros fueron arrastrados hasta la orilla. Y poco más. En horas acabó la historia. El tiempo se paró y nadie avisó de nada

Ahora, los dientes o las falanges que pueden conservarse en mejor estado servirán al laboratorio para cotejar con ADN e identificar plenamente a sus seres queridos. Una vez que se complete este proceso, medio siglo después, podrán cerrar una herida que nunca pudieron cerrar.