Sucesos | el puerto
El supuesto proxeneta de El Águila vigilaba a las chicas desde su móvil con las cámaras que habían instalado
El detenido y presunto cabecilla, un brasileño que consiguió la nacionalidad española recientemente, llegó a abrir un restaurante en Algeciras con el dinero que ganaba
El chalé ubicado en la localidad portuense era donde más clientela recibían. Se publicitaban y también ofrecían servicios a domicilio
En el exhaustivo registro que los agentes hicieron en la casa de El Águila, en El Puerto, donde entraron a desmantelar una vivienda dedicada a la prostitución hallaron pruebas de todo tipo. Al menos, bastante indicios que podrían resultar determinantes o al menos se tendrán que explicar ante un juez. Y uno de todos ellos fue descubrir detrás de un cuadro una cámara de videovigilancia. Una cámara que grababa a escondidas. Pero no era la única. Desde la puerta de la calle, la cocina, las habitaciones, el porche, e incluso el trastero había cámaras. Un completo sistema de videovigilancia y de micrófonos que podía funcionar las 24 horas del día y que tenía como primer objetivo controlar a las moradoras de esa casa, unas chicas muy jóvenes a las que obligaban a prostituirse.
Y tras esta trama estaban un hombre y una mujer, su pareja. El hombre, un brasileño de mediana edad que recientemente había conseguido la nacionalidad española. La mujer, la que al parecer ejercía de 'madame', también extranjera. Y las víctimas, unas chicas «muy jóvenes», de origen sudamericano, que eran sometidas por estas personas bajo amenazas y coacciones de, entre otras cosas, hacer daño a sus familias.
Sin embargo la Policía Nacional les comenzó a seguir la pista y no les ha sido fácil. Los sospechosos se cuidaban mucho de ser pillados. La 'sede' central de esta supuesta actividad delictiva la tenían en una tranquila y acomodada zona residencial de El Puerto como es El Águila. Un lugar donde no suele haber problemas, algo que quizá les valió de 'tapadera' para mantener activo durante un tiempo considerable este oscuro negocio clandestino.
Sin embargo y aunque habían alquilado otros dos chalés en Algeciras y en Jerez con el mismo fin, este de El Puerto era el que más actividad tenía. Numerosos clientes acudían al domicilio a cualquier hora para pedir los servicios sexuales de las chicas. Clientes de todas edades y de todo tipo de perfiles que pagaban entre 50 y 100 euros. Además se les daba la opción de tener dichas relaciones en esa casa o también llevarse a las víctimas a hoteles, a sus casas o donde consideraran.
Las chicas estaban absolutamente controladas. Casi no salían de la vivienda y si lo hacían era acompañadas por uno de sus presuntos proxenetas para efectuar estos servicios sexuales a domicilio, regresando una vez finalizado directamente a la casa. Según la Policía estaban retenidas.
En el registro los policías encontraron hasta 16 móviles lo que da también pistas del rendimiento que tenían y de la precaución que manejaban para que no se les interceptara al diferenciar los teléfonos que utilizaban para los clientes de cada chica, para atender las llamadas de los sitios donde se publicitaban y también otros, para uso exclusivamente personal. Esos móviles eran además utilizados por los supuestos cabecillas para controlar a las víctimas en todo momento viendo a través de ellos las imágenes que les llegaban desde las cámaras que tenían instaladas.
El presunto cabecilla se trasladó a Algeciras debido a que abrió allí un restaurante con las ganancias obtenidas y fue entonces en el piso que alquiló donde también decidió que se ejerciera la prostitución. Además contaron con la participación de una tercera persona.
En cuanto a estas ganancias, se sospecha que tenían que ser generosas ya que podrían llevar bastante tiempo dirigiendo casas dedicadas a la prostitución y el volumen de clientela que fueron captando era ya bastante alto. Prueba de ello es que eran capaces de mantener el alquiler de un chalé en El Águila que puede rondar o superar los 2.000 euros (en temporada baja), además de otro en Algeciras y otro en Jerez. También se les ha intervenido grandes cantidades de ropa de marcas de alta gama, bolsos, relojes o zapatos y más de 5.000 euros en metálico que se escondía en una de estas viviendas. Por otro lado, los agentes hallaron dos botes de popper, que es una sustancia que está considerada como droga peligrosa y estimulante que causa entre otros aumento del deseo sexual y multitud de profilácticos.
La investigación, que se ha dilatado durante un año y que ha tenido una gran complejidad, ha sido realizada por la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Brigada de Extranjería de la Comisaría de El Puerto. El caso sigue bajo secreto de sumario.
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