13 años del hundimiento del vapor
¿Por qué no se retira el Vaporcito del Paseo Fluvial por el Guadalete?
Su alto grado de protección es el gran motivo por el que nadie se atreve a tocar un barco que está a punto de desmoronarse
Trece años del hundimiento de 'El Vaporcito', el cadáver marino a orillas del Guadalete
¿Qué se puede hacer para salvar el vaporcito? Ahora mismo, recupera el Adriano III tal y como lo han conocido tantas generaciones es una misión imposible. Resulta mucho más caro, difícil y hasta absurdo reformarlo que armar uno nuevo. Además, con la incorporación de la línea de catamaranes como principal medio de transporte marítimo en la Bahía, sumado a las innovaciones tecnológicas, el retorno del Vaporcito sólo se puede contemplar como iniciativa turística. Y no por esas.
El gran objetivo ha de ser retirarlo del Paseo Fluvial y guarecerlo en otro lugar, a salvo de las inclemencias del tiempo. Amén del destrozo paisajístico, de la sensación de ruina y orfandad que desprende a todo aquel que discurra por este lugar, se ha convertido en un peligro porque es de muy fácil acceso para todos, incluido niños, y en cualquier momento se puede derrumbar.
La principal traba para el 'desalojo' es curiosamente su alto nivel de protección. La embarcación lleva siendo Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2001, 10 años antes de su hundimiento, cuando navegaba pinturero por las aguas de la Bahía y le daban besitos las olas del mar. Y esto supone el mayor impedimento para cualquier avance para la nave una vez se ha visto que la restauración es quimera o anhelo irreal.
La catalogación de BIC protege jurídicamente al Adriano III de cualquier desperfecto realizado por terceros, según el Código Penal en su artículo 323: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años o multa de doce a veinticuatro meses el que cause daños en bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental, o en yacimientos arqueológicos, terrestres o subacuáticos».
Por lo que teniendo en cuenta la suma fragilidad del barco, sería fantasioso pensar que si se moviera de ahí no se iba a desmoronar como un castillo de naipes en un huracán, convirtiendo al encargado de su traslado en autor de un delito contra el patrimonio histórico con una posible pena de cárcel. Lo que está detrás de la completa inacción de todas las partes. Hasta que no sea descatalogado como BIC no habrá solución posible dentro de los límites reales, ya sea traslado o demolición absoluta.
Tras consultar con la Junta de Andalucía, sus responsables aseguran que han estado buscando archivos y expedientes y no se tiene constancia de que haya llegado, por parte de la asociación del Vaporcito, de ningún expediente, documento o solicitud formal que pidan la descatalogación del Vaporcito como BIC, aportando los motivos. Y si no se puede, no se puede actuar
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