Tío PEPE FESTIVAL

Jerez fue la 'Dancing Queen' del sábado noche

El grupo Arrival From Sweden ha interpretado las mejores canciones de ABBA en el Tío Pepe Festival

Arrival from Sweden actuando en el Tío Pepe Festival J.Z

Juan Zaldívar

Jerez

El ocaso culminó en el horizonte de Jerez de la Frontera. La farolas sustituyeron la labor del sol. La fecha se disponía a culminar, menos para aquellos que tuvieran velada de Tío Pepe Festival. Hoy tocaba un show de recuerdos, clásicos inmortales y revivir el éxtasis de una música que ya no se hace.

El sábado 3 de agosto, Arrival From Sweden, el grupo que interpreta un show con las mejores canciones de ABBA, ha querido pasearse por las Bodegas González Byass, casa del Tío Pepe Festival. La noche jerezana se tiñó de nostalgia setentera y ochentera, de una época de focos, brillo y purpurina.

Marcadas las 22:15 en los relojes, empezó a sonar en el recinto el ruido de unas hélices de helicóptero, llegaban lentamente. Comenzó a sonar la guitarra y retumbaron en la piel de los miembros del público los primeros acordes de 'Voulez-vous'. Comenzó el concierto.

La velada jerezana fue testigo del revivir de la música de un grupo que cambió la industria, del renacimiento del arte de un icono de la cultura pop, de la luz y el color de una música producto inexplicablemente de los descendientes de los caudillos vikingos de Suecia. Reencarnadas en un grupo de compatriotas, las notas de las canciones de ABBA se sintieron igual que en 1980, y eso no es peccata minuta. La valentía sobraba, sobre todo para que las suecas se arrancaran a cantar 'Fernando' en español admitiendo antes que manejan un español escueto por no decir nulo.

El show animaba a cualquiera, rígidos acompañantes de volvieron bailongos cuando sonaba 'Waterloo'; se animaban a cantar cuando cuando sonaba 'SOS'; o pegaban brincos, uno tras otro, cuando irrumpían los ritmos de 'Honey, Honey'. El espectáculo se prestó y se portó con los asistentes como si de una máquina del tiempo se tratase. Tanto baile, tanto cachondeo que a más de uno con una edad le costaba andar para llegar al coche y necesitaban sentarse «a disfrutar del aire» como se les oía decir a algunos.

Los suecos no estuvieron exentos de grandes momentos: a ritmo de un piano desenfrenado el escenario y el público se desmelenó con 'Money, Money, Money'; se llegó a cotas vocales impensables en 'The Winner takes it all'; y desataron una fiesta en la gran, icónica y celebrada 'Mamma Mía'.

El ambiente fue una prueba más de la universalidad, legado y transversalidad generacional de la música de los suecos. El público, rozando el lleno, fue un mosaico de distintos estilismos, edades, generaciones y seguro que de formas de ser. Algo hay, eso está claro, para que canciones como 'Gimme! Gimme! Gimme!' desate por igual al engominado y al greñoso. Agnetha Fältskog, Björn Ulvaeus, Benny Andersson y Frida Lyngstad estarán orgullosos del legado musical que han dejado.

Al final, Arrival From Sweden, consiguieron crear la experiencia ABBA de una manera genial. El desfile de melenas rubias, ropajes chocantes, dorados, brillos, túnicas, faldas y ropas blancas como la nieve de la Laponia sueca. Fingieron la típica de «nos vamos ya» cuando faltaba una de las más icónicas, así que entre clamores y gritos, volvieron para finiquitar la fiesta con 'Dancing Queen' y así finiquitar el viaje en el tiempo.

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