infraestructuras

El Hospital San Juan de Dios de El Puerto como un nuevo centro cultural

El anteproyecto recoge que el espacio albergue una librería, una cámara oscura, una sala para exposiciones y talleres creativos entre otros usos

Presentación del anteproyecto para el hospital J.M

Jesús Mejías

Este jueves se presentaba en la Ermita de Santa Clara de El Puerto de Santa María el anteproyecto para la rehabilitación del Hospital San Juan de Dios, ubicado en la Avenida Micaela Aramburu de Mora, cerrado en 1999, y que ha contado con la presencia de Javier Bello, teniente de alcalde de Presidencia del Ayuntamiento portuense, el arquitecto Ramón Pico y el presidente de la Asociación Betilo, Fernando Jiménez.

Según destacaban desde el equipo de gobierno fue el pasado mes de junio cuando «nos presentamos a la convocatoria de ayudas para la rehabilitación de edificios públicos», y en la que se presentaron tres proyectos, uno para el Mercado de la Concepción y otras dos enfocadas en en el hospital, ya que cada proyecto tiene un límite económico y se ha tenido que dividir en dos para poder contemplar toda la reforma necesaria.

El principal requisito del proyecto, y que estaría financiado por los Fondos Next Generation, sería la reducción en un 30% del consumo de energía primera no renovable. Tendría un coste total de 5.187.287 euros, de los cuáles 2.862.567 euros irían destinados a la primera fase y otros 2.324.719 euros para la segunda, aunque el Consistorio tendría que aportar un porcentaje importante de la rehabilitación del inmueble.

De la primera fase, con un periodo de ejecución inferior a los dos años, en torno a los 20-21 meses, tendría un coste para el Ayuntamiento de 1.187.965 millones de euros ya que la financiación pública sería de 2.275.741,47 euros. Por otro lado, en relación a la segunda fase, El Puerto de Santa Maria tendría que costear 1.208.854 euros debido a que las ayudas alcanzarían los 1.604.056 euros y tendrían un periodo de ejecución algo superior al año, sobre los 14 meses aproximadamente.

Fernando Jiménez destacaba que el objetivo no es otro que «salvar el patrimonio que estaba en peligro», y este anteproyecto «era la primera acción que teníamos que llevar a cabo».

Tras una primera visita al hospital «nos llevamos una sorpresa desagradable porque vimos el estado en el que se encontraba», y «nos reafirmamos en que esa campaña era necesaria y que debíamos actuar con urgencia».

Destacaba que «en la esquina norte hubo un desplome de los forjados por el mal estado, entendemos, de las vigas de madera», y ahora mismo «está en estado de ruina».

«Si eso pasa en un edificio de un particular se habrían requerido los instrumentos necesarios para repararlo», argumentaba.

Desde la Asociación Betilo destacan que «no podíamos pedir la rehabilitación del hospital para nada», por lo que «llegamos a la conclusión de que el Hospital podría acoger un centro ciudadano polivalente y cultural, un centro que ayude a rehabilitar el centro del pueblo».

Jiménez presentó algunas de las propuestas que han pensando desde Betilo para el Hospital y que contemplaría un espacio interactivo, una cámara oscura, una tienda, una librería, una sala para exposiciones culturales, actos culturales de pequeño formato, talleres creativos en torno al patrimonio, un espacio dedicado a una biblioteca de creación y un laboratorio de tecnología y cultural digital, aunque «es una propuesta abierta y que se puede completar con otros usos».

Por último, quería dejar claro que «debemos ser conscientes de que es un anteproyecto que reúne todos los requisitos a nivel energético, pero nada está garantizado».

Las dos fases del proyecto

El arquitecto Ramón Pico desgranó cómo serían los trabajos durante las dos fases en el Hospital San Juan de Dios. La primera «consiste en la consolidación estructural del edificio y de la envolvente, la fachada y la cubierta», que en sus palabras «es lo más necesario debido al estado de ruina que tiene, y además de esto se plantea el acondicionamiento funcional de la planta baja y de la interplanta».

«Esto nos permitía resolver el problema de estabilidad del edificio y por otro lado su articulación humana porque queríamos que el edificio conectara ambos lados de la ciudad».

A su vez, «esta fase incorpora un sistema de cubiertas con estructura metálica y chapas fotovoltaicas que so las que crean un nuevo nivel cubierto en la planta alta».

Por otro lado, en la segunda fase «lo que se hace es activar la primera planta y de la cubierta».

«Con esos materiales envolventes que incorporamos, con la pérgola fotovoltaica y la estructura metálica lo que conseguimos es que pasamos de un edificio de categoría E a un edificio de categoría A en cuanto a eficiencia, y obtenemos un 76% de ahorro energético en la primera fase y un 93% en la segunda, todo ello sin alterar su margen exterior».

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